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HLA Montpellier emplea ondas de choque para lesiones musculoesqueléticas

Este tratamiento de nueva generación y no invasivo, cuenta con especialistas acreditados y ofrece muy buenos resultados

Jorge Cuenca, traumatólogo de HLA Clínica Montpellier.

30 abr 2024. 10.40H
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Las ondas de choque son una terapia efectiva y no invasiva utilizada en Traumatología para tratar diversas patologías como la fascitis plantar, la tendinitis o lesiones musculoesqueléticas. Además, puede usarse en algunos casos de artritis para aliviar el dolor y mejorar la movilidad. También se utilizan en terapia regenerativa para estimular la cicatrización de tejidos. La terapia de ondas de choque consiste en ondas acústicas de alta energía que se transmiten a través de un dispositivo y se aplican directamente sobre la zona afectada del cuerpo estimulando la curación, reduciendo el dolor y mejorando la movilidad en los pacientes. Todo ello bajo las indicaciones adecuadas de profesionales expertos de la salud.

En el caso de la traumatología, las ondas de choque funcionan estimulando la regeneración de tejido y aliviando el dolor en las áreas afectadas. Durante el tratamiento, las ondas de choque se dirigen a la zona lesionada, por ejemplo, un músculo o tendón. La energía de las ondas de choque estimula la reparación de los tejidos gracias al aumento del flujo sanguíneo, que promueve la formación de nuevos vasos sanguíneos y estimulan la actividad celular. Esto ayuda a acelerar la curación de lesiones y a reducir el dolor crónico. Todo este proceso se conoce como terapia de ondas de choque extracorpóreas. “El funcionamiento de las ondas de choque se basa en la generación de pulsos acústicos de alta energía que penetran en los tejidos del cuerpo. Estos pulsos estimulan la regeneración y reparación de los tejidos, promoviendo la producción de nuevos vasos sanguíneos y acelerando el proceso de curación”, explica Jorge Cuenca, traumatólogo de HLA Clínica Montpellier.

Con la finalidad de aplicar la terapia con precisión, el especialista localizará la zona a tratar y aplicará un gel que ayuda a transferir las ondas acústicas de manera eficiente. “Además, este tipo de terapia ayuda a aliviar el dolor crónico al bloquear las señales de dolor y desencadenar la liberación de endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo, además de que ayudan a restaurar la función y la movilidad en pacientes con lesiones crónicas o degenerativas”, señala el especialista.

A diferencia de algunas opciones de tratamiento, como la cirugía o las infiltraciones, las ondas de choque no son invasivas, lo que significa que no requieren incisiones en nuestro cuerpo ni tampoco un tiempo de recuperación prolongado. Suelen ser bien toleradas y además tienen pocos efectos secundarios, lo que las convierte en una opción segura para muchos pacientes. Al ofrecer un alivio del dolor sin la necesidad de medicamentos, las ondas de choque pueden ayudar a reducir la toma de analgésicos y antiinflamatorios.


Tratamiento de la tendinitis


Es importante tener en cuenta que la eficacia de las ondas de choque puede variar según la condición específica y la respuesta individual del paciente, por lo que es importante consultar a un profesional médico para determinar si este tratamiento es adecuado en cada caso. “Las ondas de choque pueden ser útiles en el tratamiento de diversas dolencias, incluyendo diferentes tendinopatías como la tendinitis rotuliana, la tendinitis del manguito rotador o la tendinitis aquílea, entre otras. También se utilizan para tratar la fascitis plantar, una inflamación dolorosa del tejido que recubre la parte inferior del pie o para el espolón calcáneo, un crecimiento óseo en el talón que puede causar dolor al caminar. Esta terapia también sirve para tratar lesiones musculoesqueléticas como las lesiones de tejidos blandos y los puntos gatillo musculares o también para acelerar la recuperación de lesiones deportivas como esguinces, distensiones musculares y fracturas por estrés”, apunta Cuenca.

Según la Sociedad Española de Tratamiento con Ondas de Choque (SETOC), los efectos secundarios son mínimos y de resolución espontánea, como edemas, enrojecimiento y hematomas en la en la zona de aplicación o aumento transitorio del dolor. Así mismo es preciso prestar atención y detectar de manera precoz los síntomas y signos iniciales en caso de que se produjeran, para valorar la detención del tratamiento.

Aunque las ondas de choque son generalmente seguras y bien toleradas, hay algunas contraindicaciones para ciertos pacientes que se ha de tener en cuenta. “Las mujeres embarazadas no deben recibir tratamientos con ondas de choque. Por otro lado, si el paciente tiene una enfermedad tromboembólica activa o una tendencia a la formación de coágulos sanguíneos, también debe evitarse este tratamiento. Lo mismo sucede con los pacientes que padecen trastornos de coagulación. Por último, si la zona a tratar presenta una infección, las ondas de choque pueden empeorar el cuadro”, indica.

Después de una primera sesión, es muy frecuente que el paciente experimente alivio. No obstante, tras un lapso de 2 a 4 horas después de aplicarse el tratamiento, puede experimentar algo de dolor en la zona tratada. Por otro lado, y según las indicaciones que haya dado el especialista, se recomienda no realizar actividad física en la que se vea involucrada la zona tratada durante aproximadamente 48 horas.

Por último, están indicadas entre 3-5 sesiones que se realizan con 3-10 días de diferencia, dependiendo de la tolerancia del paciente, para completar de manera efectiva el tratamiento. El número de sesiones variará dependiendo de la indicación y de la respuesta del tejido.

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