La Clínica HLA Montpellier ha ampliado su área de
Neurocirugía con la incorporación de un nuevo profesional:
David Pinilla. El especialista, que cuenta con una larga experiencia, habla sobre
diferentes patologías como la del dolor en la columna vertebral, una de las más comunes, además de las patologías craneoencefálicas y la cirugía mínimamente invasiva.
Acaba de incorporarse al equipo médico de la Clínica HLA Montpellier. ¿Qué puede contarnos de su trayectoria?
Ha sido un largo camino hasta aquí. Soy madrileño de nacimiento y formación. Estudié la carrera de
Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid y mi residencia tuvo lugar en el Hospital Gregorio Marañón, un gran centro con un gran equipo. Mi primera experiencia de adjunto fuero
n cinco años en el Servicio de Neurocirugía del Hospital de Albacete, bajo la tutela y enseñanzas de Vicente Calatayud Pérez, una época de gran avance y aprendizaje.
Tras pasar tres años en el Hospital de Elche, compaginando con la
creación del Servicio de Neurocirugía en Denia, decidí que era el momento de darle un empujón a mi carrera y me fui al
Hospital San Michael en Toronto (Canadá) para completar un programa Fellow (superespecialización) en columna compleja, una tremenda experiencia en la que aprendí mucho de la mano de excelentes profesionales y medios.
Al volver a España vine a trabajar al
Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de la mano de Juan Calatayud Pérez, donde sacamos adelante proyectos fantásticos tanto técnicos como docentes. En 2018 se me ofreció la posibilidad de liderar un equipo en uno de los hospitales más prestigiosos de Riyadh, Arabia Saudita, donde he pasado cuatro increíbles años hasta volver de nuevo a Zaragoza con nuevos y emocionantes retos.
Pinilla ha completado su formación con un programa Fellow en el Hospital San Michel en Toronto
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¿Qué espera de su trabajo en este centro hospitalario?
Lo que todos los profesionales deseamos: poder llevar a cabo una labor asistencial que consiga ayudar a resolver problemas a nuestros pacientes. Confío, deseo y haré todo lo que esté en mi mano para que, entre todos los que formamos el equipo en la Clínica, seamos capaces de
sentar las bases y desarrollar un proyecto de crecimiento y consolidación que asegure la mejor atención a nuestra población y coloque a HLA Montpellier a la cabeza de la atención neuroquirúrgica. Obviamente, los pasos han de darse de uno en uno y es una apuesta a medio-largo plazo del que pronto empezaremos a ver los frutos.
Los problemas relacionados con la columna vertebral son muy frecuentes en la población y es uno de los caballos de batalla de su especialidad. ¿Cuáles son las principales patologías a las que se va a enfrentar un neurocirujano?
Efectivamente, el dolor en la columna, especialmente cervical y lumbar, o las compresiones de elementos nerviosos suponen la más abundante y desafiante fuente de problemas que enfrentamos en la consulta de neurocirugía: hernias de disco, compresiones medulares o radiculares, fracturas, estenosis de canal, inestabilidades, tumores, malformaciones… son un reto constante.
El objetivo en su manejo se divide en varios planos de actuación para ir resolviendo la ecuación. Esto es, un primer
escalón de diagnóstico, donde intentaremos buscar el origen de las dolencias del paciente correlacionando sus síntomas con los hallazgos de la imagen. Esta es la fase primordial porque sentará las bases de la indicación de tratamiento. El siguiente escalón será la
selección del tratamiento adecuado, de las muchísimas opciones que hoy día disponemos. Una vez seleccionado qué es lo que tenemos que hacer, aún nos queda elegir el cómo lo vamos a hacer, qué técnica quirúrgica conseguirá resolver el problema de la mejor manera posible.
Háblenos de la cirugía mínimamente invasiva que está irrumpiendo con fuerza en esta especialidad.
Tradicionalmente, los abordajes quirúrgicos a la columna vertebral eran difíciles y la musculatura sufría mucho tras la operación, por lo que la recuperación podía suponer un reto aún mayor que la propia enfermedad. Frecuentemente, se producían secuelas en forma de dolor crónico o necesidad de nuevas intervenciones. Como consecuencia, la cirugía de columna adquiría una mala fama y la reticencia de los pacientes a pasar por el quirófano.
En las últimas dos décadas
se ha producido una revolución al respecto gracias al desarrollo de
técnicas específicas que genéricamente se han denominado Cirugía Mínimamente Invasiva de Columna y que básicamente pretenden conseguir el mismo resultado que las cirugías convencionales, pero con mucho menos trauma quirúrgico y repercusión sobre el resto de estructuras mejorando, por tanto, los tiempos de recuperación, necesidad de medicación y reposo postoperatorio, a la vez que han disminuido las complicaciones quirúrgicas y las cirugías de rescate.
Me refiero a los abordajes alternativos a la columna, abordaje anterior, oblicuo o lateral, la utilización de técnicas microquirúrgicas a la descompresión y la incorporación de retractores cada vez menos agresivos, las técnicas percutáneas de colocación de material protésico o la irrupción cada vez más extendida de procedimientos endoscópicos que consiguen minimizar el trauma quirúrgico a la mínima expresión. Todas estas herramientas nos proporcionan a los cirujanos un abanico de posibilidades para poder elegir la idónea en cada caso que tratamos. Ya lo dice el dicho: si solo tienes un martillo, todos tus problemas los verás como un clavo. Ahora disponemos de toda la caja de herramientas.
"En la columna, la incorporación de robots ha producido una revolución"
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Respecto a las patologías cráneo-cerebrales, ¿cuáles son las más frecuentes y qué riesgos podemos encontrar?
La
patología craneal/cerebral es el otro gran campo de batalla de la Neurocirugía. Nos enfrentamos a patologías agudas como contusiones, traumatismos, hemorragias o infecciones que, tratadas a tiempo y correctamente, pueden reducir significativamente las secuelas y mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes. Pero también tratamos malformaciones vasculares, tumores o patologías funcionales como las Neuralgias faciales, con una grave repercusión en la vida de nuestros pacientes. Y no se nos pueden olvidar nuestros mayores y la patología derivada del envejecimiento que, en ocasiones, podemos tratar y conseguir buenos resultados. Es un campo muy amplio, difícil de resumir en unas líneas en esta entrevista.
¿Cuáles son los últimos avances tecnológicos que se están utilizando en el campo de la Neurocirugía?
Durante los últimos años, la
aplicación de técnicas de Inteligencia Artificial al diagnóstico y la planificación quirúrgica ha supuesto la gran revolución en la Neurocirugía, tanto en patología de raquis como craneal. El uso de navegadores ha optimizado los abordajes craneales al tamaño estrictamente necesario y ha permitido esquivar complicaciones por el mayor control de las estructuras anatómicas durante la intervención.
En la columna, la navegación y la
incorporación de robots ha producido una revolución de tal manera que han conseguido reducir a casi cero algunas de las complicaciones, así como la cantidad de radiación tanto para el paciente como para los miembros del equipo quirúrgico.
La
introducción de endoscopia tanto en cráneo como en columna ha conseguido que determinadas cirugías tremendamente agresivas antaño, hoy en día se realicen con el mínimo daño a las estructuras adyacentes. Además, hemos profundizado mucho en el conociendo anatómico, lo que ha repercutido enormemente en la optimización de las cirugías tradicionales que, por supuesto, siguen siendo una herramienta muy valiosa. Los nuevos microscopios y exoscopios, la digitalización y la incorporación de la inteligencia artificial, los motores quirúrgicos y bisturíes ultrasónicos, nuevos materiales protésicos… Podríamos estar hablando durante horas.
¿Qué condiciones técnicas y humanas se precisan para ser un buen neurocirujano?
Desde el punto de vista humano, no creo que sea diferente para un neurocirujano que para cualquier otro médico.
Debemos saber escuchar, leer entrelíneas y resolver la ecuación, siempre desde la empatía y la comprensión. Lo que podría hacer especial al neurocirujano es que, en ocasiones, nos enfrentamos a circunstancias muy graves que requieren actuaciones rápidas y eficaces con poco margen de tiempo, como podrían ser hemorragias cerebrales agudas, fracturas cervicales con lesión medular… Ahí lo importante es mantener la cabeza fría y actuar con diligencia y honestidad, procurando implicar siempre a todo el equipo y a las familias de los pacientes en la secuencia de acontecimientos.
Si hablamos de técnica, la Neurocirugía es muy demandante, como todas las cirugías deberíamos añadir.
Requiere estudio constante y entrenamiento permanente. Si los deportistas dejan de entrenar, ¿qué les pasa? Pues lo mismo con un cirujano. La búsqueda constante de la excelencia debe ser nuestro objetivo diario: intentar que la siguiente cirugía salga aún mejor que la anterior, y analizar constantemente nuestros procedimientos para ver si podríamos haber hecho algo diferente para optimizar aún más el resultado, incluso si la cirugía fue un éxito. Es una profesión apasionante y hay que saber transmitir esa pasión a nuestro día a día.
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