La Fundación Jiménez Díaz ha celebrado sus
II Jornadas de prevención de la obesidad infantil para promover hábitos saludables entre los más pequeños. Un encuentro donde los profesionales sanitarios han dado la voz de alarma por el aumento de los casos de sobrepeso y obesidad entre los menores en etapa escolar, de 6 a 9 años, donde
el 40,5 por ciento presentan síntomas de estas afecciones según el último estudio Aladino.
A esta situación se añaden los pronósticos de mayor índice de sobrepeso tras la pandemia, que se podrán observar en el próximo estudio Aladino, el primero tras la crisis generada por el Covid-19.
Enmarcadas en la
Estrategia InfaSEN (Infancia con Sentido), el objetivo de las jornadas pasa por dar a conocer las recomendaciones sobre
hábitos saludables para cada grupo de edad y en cada uno de sus pilares (sueño, ejercicio y nutrición).
Es así como, junto al estudio de la obesidad toma especial relevancia las investigaciones en torno al sueño, pues como indica
Teresa Gavela, médico adjunto responsable de la consulta de Obesidad Infantil del Servicio de Pediatría de la Fundación Jiménez Díaz, “es importante dormir un número de horas adecuado (ni mucho ni poco), pero lo más importante es mantener una regularidad en los horarios, sin que existan muchas diferencias de unos días a otros”. Y añade que “sería interesante averiguar el cronotipo de cada paciente y adecuar a sus ritmos circadianos las recomendaciones horarias a las que realizar cada una de las actividades”.
Deporte para combatir la obesidad
Como respuesta a los
altos índices de sobrepeso y obesidad infantil, los expertos sanitarios han puesto el foco en el
deporte y la actividad física. En este sentido,
Nieves Domínguez, pediatra de la Fundación Jiménez Díaz, ha recomendado que, como mínimo, tanto niños como adolescentes
realicen 60 minutos de actividad física, de intensidad moderada o vigorosa, todos o la mayoría de los días de la semana, y que al menos dos de esos días incluyan ejercicios que trabajen la fuerza y la flexibilidad.
Los niños y niñas pueden llevar a cabo el objetivo de los 60 minutos de actividad física con la realización de sus actividades habituales, que incluyen los juegos espontáneos durante los recreos escolares o en las cercanías del hogar, así como desplazarse andando al centro escolar o las actividades programadas como la educación física y los deportes. Los juegos activos que implican actividades de transporte, escalada y lucha contribuirán a desarrollar y mantener la condición física muscular y la flexibilidad.
Domínguez ha hecho hincapié en el papel de los familiares o cuidadores, quienes pueden fomentar que los niños sean físicamente activos actuando como modelos -por ejemplo, involucrándose en actividades familiares-.
En este punto, la pediatra ha incidido en la importancia de que, a nivel psicológico, los niños vean la actividad física como algo divertido e interesante. “Hay que elogiarlos por ser físicamente activos y centrarse en los logros positivos, no en los fracasos”, apunta. Además, hace un llamamiento al entorno escolar para que desde el colegio conozcan el efecto positivo del ejercicio físico y no se utilice la prohibición de dicha actividad (en recreos, horas de juegos libres, etc.), ni tampoco la realización de determinados ejercicios extra como castigo. “Los niños no deben asociar el deporte a algo negativo, es crucial centrarse en la participación y no en la competitividad”, ha subrayado.
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