El nuevo concierto sanitario de Muface es aún una incógnita. Las aseguradoras (Asisa, Adeslas y DKV) que dan asistencia sanitaria a cerca de 1,5 millones de funcionarios
siguen estudiando los pliegos para decidir si continúan o no en la mutualidad. Mientras, estos documentos, que ya son públicos, desprenden un detalle: se admite la subcontratación. En otras palabras,
las entidades podrán contratar los servicios de terceros.
Asisa, Adeslas y DKV —o las firmas que deseen unirse al concierto de Muface para el bienio 2025-2026— podrán optar por esta opción. Pero
tendrán que notificarlo en el momento en el que envíen sus ofertas para el concierto sanitario. Es decir, antes del 5 de noviembre a las 10.30 de la mañana.
Los pliegos también explican que las “las licitaciones deberán indicar en la oferta la parte del contrato [el tipo de servicio] que tengan previsto subcontratar”. Para ello, las entidades deberán notificar previamente la cuantía del importe que será destinada a estos servicios y el nombre y perfil empresarial de las firmas subcontratadas. Aunque con una peculiaridad: “Los subcontratos y los contratos de suministro tendrán naturaleza privada”.
Las aseguradoras, ante el Muface 2025-2026
Fuentes internas de las negociaciones han confirmado a
Redacción Médica que las tres firmas continúan “estudiando los pliegos”. Además,
sobre este apartado de subcontrataciones, no han querido dar declaraciones. “Nuestra intención es velar por la salud de los pacientes”, han reiterado, sin confirmar ni desmentir que se van a acoger a este punto de los documentos.
Además, como publicó este medio,
aún no hay constancia de que las firmas hayan presentado una contraoferta o que otras entidades hayan enviados sus propias ofertas para la continuidad de Muface.
¿Cómo van las negociaciones?
Asisa, Adeslas y DKV continúan blindadas. Desde la publicación de los pliegos en el Portal de Contratación del Estado el pasado 14 de octubre, las tres entidades se han centrado en estudiar el texto. A la espera de una respuesta firme sobre el futuro de Muface, las aseguradoras han confirmado a este medio que
el Gobierno ha hecho “un gran esfuerzo” en su última propuesta (en la que el aumento de la prima ascendía al 17,2 por ciento, la más alta de su historia).
La crisis financiera de Muface
El futuro de la mutualidad —y, por tanto, el de
la asistencia sanitaria de 1,5 millones de mutualistas– sigue en vilo. Todo depende de la respuesta de las aseguradoras, que
tienen hasta el 5 de noviembre a las 10.30 para presentar sus ofertas.
Esa es la fecha límite que marcará el devenir de Muface, que nació en 1975. Casi 50 años después, su continuidad es una incógnita.
Las negociaciones entre las aseguradoras y el Gobierno comenzaron hace meses. A principios de verano, la dirección general de Muface deslizó la prima que manejaban para el siguiente bienio: un 27 por ciento.
Pero
el acuerdo comenzó a tambalearse a principios de octubre, cuando el Ejecutivo propuso un aumento del 14 por ciento. La cifra, muy por debajo del 40 por ciento que solicitaban las aseguradas, fue rechazada por unanimidad. Además, la sanidad privada acusó al Gobierno de
“pactar el fin deliberado de Muface en los despachos”. La crisis financiera de la mutualidad se puso entonces sobre la mesa.
Pocos días después el Ministerio para la Función Pública [el encargado del concierto sanitario] anunció una nueva oferta para el presupuesto de la mutualidad en 2025-2026: un 17,2 por ciento. El más alto de su historia.
La propuesta fue aprobada en el Consejo de Ministros y
pasó a licitación. Ahora todo depende de la respuesta de las aseguradoras.
Los posibles escenarios
En este momento el futuro de Muface se mueve entre
dos escenarios: su muerte o su supervivencia. En el primero de ellos, las tres aseguradoras rechazan las condiciones del Gobierno y no hay un acuerdo para la continuidad del concierto. Esta es la posibilidad más temida entre la sanidad privada y los sindicatos. “Puede suponer el colapso del sistema sanitario público”, coincidían hace unas semanas las organizaciones sindicales.
El segundo escenario es el más optimista. Muface sobrevive y sigue dando asistencia a cerca de 1,5 millones de funcionarios (a no ser que en enero comience una oleada de permutas,
opción que desde la sanidad privada ya han alejado).
Y los empleados públicos, además, se debaten entre
derivar su historial clínico al sistema sanitario público o pagar un seguro privado.
Ahora todo depende de la decisión de las aseguradoras. Su aceptación o rechazo a las nuevas condiciones del Gobierno para el nuevo bienio del concierto sanitario pueden marcar un antes y un después en la historia de la mutualidad en el país.
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