El
miedo al dentista es bastante común. Tanto, que hasta un 15 por ciento de las personas reconocen no ir al especialista por esto. Además, puede tener
diferentes niveles. Cuando este es exagerado se conoce como
odontofobia y se reconoce porque genera
síntomas fisiológicos como temblores o sudor, además de provocar
alteraciones en el sueño o ansiedad ante una revisión o tratamiento.
Según el
Estudio Sanitas de Salud Bucodental 2017, el 14,9 por ciento de los encuestados admite no acudir al dentista por miedo, siendo las
inyecciones en la boca (63,2 por ciento), el
dolor (55,7 por ciento) y la
extracción de dientes (47,7 por ciento) las principales razones que
suscitan miedo y otros
sentimientos desagradables. De hecho más de la mitad de las personas preferirían estar
sedados en determinados tratamientos.
Las
técnicas de sedación consciente son una
buena alternativa para estos casos, aunque “solo cuando la ocasión lo requiere”, afirma
Manuela Escorial, odontóloga de la
Dirección Asistencial de Sanitas Dental. Este método, que ya está disponible en algunas clínicas dentales de Sanitas, induce al paciente un
estado de relajación y tranquilidad durante el tiempo que dura el tratamiento. Debe estar dirigida por un profesional que se encargue de controlar el estado del paciente y adecuar la dosis en función de sus necesidades.
No obstante, explica que siempre
es positivo seguir una serie de pautas de relajación antes de acudir al especialista o durante la propia consulta. Por ejemplo, es bueno que el paciente conozca el motivo que le hace estar intranquilo, comentar estos miedos con el dentista, pedir una cita más próxima para reducir el tiempo para pensar el ratamiento, y estar informado en todos los sentidos.
Durante la consulta
Al inicio de la consulta, también recomiendan al paciente recuerde al odontólogo que tiene miedo. Durante el tratamiento, se puede realizar algún
ejercicio de concentración y respiración, o escuchar música; técnicas que relajan la mente y ayudan a pasar inadvertidos algunos momentos desagradables.
Si después de seguir estos pasos la ansiedad continúa manifestándose antes o durante una consulta odontológica, también se puede recurrir a un
psicólogo que puede dar algunas
técnicas cognitivas que contribuyan a modificar los pensamientos negativos o controlar el malestar.
En cualquier caso, la odontofobia se puede tratar y debe ser tratada. A largo plazo,
el miedo al dentista perjudica la salud bucodental. “No olvidemos que debemos visitar al dentista al menos
dos veces al año aunque no haya ninguna molestia y simplemente como medida de prevención”, concluye la odontóloga, Manuela Escorial.
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