La Organización Mundial de la Salud (
OMS) advierte de que los problemas de
salud mental serán la principal
causa de discapacidad en el mundo en 2030. De hecho, el mismo organismo asegura que una de cada cuatro personas en el mundo sufre o sufrirá un trastorno mental a lo largo de su vida. Ante esta situación,
Redacción Médica celebra un nuevo debate, en colaboración con Ribera, donde abordamos cómo ha afectado el
Covid-19 a la salud de los ciudadanos y a la de los profesionales sanitarios, y cómo las
nuevas tecnologías contribuyen a la mejora de este problema social.
¿Cómo ha afectado a la salud mental el teletrabajo y la reducción de los contactos sociales? ¿Hay diferencias en función de la edad, sexo o situación social?
Tania Menéndez, Digital Transformation Officer de Ribera: El covid ha aumentado los factores de riesgo asociados a la salud mental, como pueden ser la
inseguridad financiera, la
incertidumbre o el
miedo y, a la vez, ha reducido esa
conexión social que nos ayuda a fortalecer ese vínculo, tanto emocional como físico con nuestros compañeros de trabajo. Por lo tanto, el teletrabajo ha aumentado los riesgos que influyen en la salud mental, generando agotamiento, saturación y fatiga. Pero también deja aspectos positivos como la
flexibilidad o la
conciliación.
Belén Vázquez, psicóloga del Hospital Ribera Polusa: Llevamos casi dos años en un contexto de amenaza y esta desconexión social aumenta, incluso, la
probabilidad de sufrir un estrés postraumático. Lo que más les cuesta a las personas gestionar es esa
sensación de falta de control e incertidumbre que genera un
contexto de pandemia: no saber lo que va a pasar ni cuándo va a terminar esta situación. Las reacciones ante esta situación son la
irritabilidad en nuestro día a día, la
ansiedad, las
dificultades para dormir e, incluso, el
shock.
Belén Vázquez: "Hay que desterrar el concepto de fuertes o débiles y profundizar más en el de vulnerabilidad".
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Me atrevería a decir que
no hay ningún grupo social ni ninguna edad a la que no le haya afectado la pandemia. De hecho, hemos notado que ha aumentado la demanda tanto en la consulta de Psiquiatría como la de Psicología.
La salud mental se ha convertido en un tema central en el Congreso. Como sanitarios, ¿se le está dando ahora la importancia que realmente merece?
Mercedes Bermejo Boixareu, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de la Psicología: Los problemas de salud mental ya estaban bastante acentuados antes de la pandemia. Concretamente,
el suicidio era la primera causa de muerte entre la población joven previo a la pandemia. Sin embargo, el Covid-19 ha sido un factor de riesgo y ha incrementado la incertidumbre, el estrés continuado y todas las secuelas psicológicas y emocionales.
La Organización Mundial de la Salud advierte de que, en el año 2030, la primera causa de discapacidad en el mundo serán los problemas relacionados con la salud mental e, incluso, prevé que,
en el año 2050, el 50 por ciento de la población pueda llegar a tener algún tipo de trastorno asociado a la salud mental. Esto es un problema real. Por ello, desde la Psicología consideramos que
ya vamos tarde, porque la pandemia está derivando en muchos problemas de salud mental. Por lo tanto, es fundamental que haya una
conciencia social para poder paliarlo.
Los problemas de salud mental son invisbles pero, igualmente, requieren atención e inversión.
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Rosa María Baños Rivera, catedrática de Psicopatología en la Universidad de Valencia y jefa del Grupo de Investigación LabPsiTec-Valencia: Es muy importante resaltar el concepto de salud en general. Según la OMS, "salud" no es ausencia de enfermedad, sino un estado de completo bienestar físico, psicológico, emocional y social. Por lo tanto, la salud mental siempre ha tenido importancia, el problema es que no se le ha dado. Si algo bueno ha traído la pandemia, ha sido
visibilizar la salud mental, un aspecto que teníamos
totalmente desatendido. Ahora, es uno de los elementos fundamentales a promocionar en la agenda 2030, es decir, es un derecho humano más dentro del derecho de la salud.
La salud mental continúa siendo un tema tabú en la sociedad. ¿Qué consideran que pueden hacer las instituciones para normalizar esta enfermedad?
Manuela García Romero reclama una asignatura de prevención para que los sanitarios cuenten con herramientas ante la incertidumbre y el miedo.
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Manuela García Romero, vicepresidenta de la Fundación para la Protección Social de la
Organización Médica Colegial (Fpsomc): Desde el Consejo General de Colegios de Médicos (Cgcom) hemos puesto en marcha una
campaña contra el estigma para formar e informar sobre cómo atender a un enfermo mental. Un aspecto que, incluso, se puede extender a nosotros mismos, los profesionales sanitarios. Tenemos una carga aún mayor porque cuidamos de la salud de los demás y se nos exige quizás más en ese aspecto que a la población general.
Como profesionales de la Psicología, ¿qué le dirían a una persona que tiene que acudir por primera vez a su consulta? ¿Cuándo es necesario pedir ayuda profesional?
Mercedes Bermejo Boixareu: Hay un
malestar emocional cronificado en el tiempo y es importante poder normalizar el papel del psicólogo, así como reforzar el hecho de pedir ayuda. Yo no sé nada de mis pacientes cuando vienen por primera vez a consulta, pero sí sé una cosa: son valientes, por su capacidad de
pedir ayuda cuando están sufriendo y cambiar.
Vázquez: "Lo que más les cuesta a las personas gestionar es esa sensación de falta de control que genera la pandemia"
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Belén Vázquez: Le diría a ese paciente que, a veces, para sentirse bien primero hay que sentirse mal.
Es importante reposar todo lo que hemos vivido en estos dos años y escuchar esa tristeza, esa ansiedad y esas dificultades. Hay que desterrar ya el concepto de fuertes o débiles y profundizar más en el de vulnerabilidad.
Tenemos que tener la valentía de atrevernos a ser vulnerables.
Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido así y no por ello somos menos. Escuchar esas emociones también nos ayuda a regularnos a nivel emocional. Incluso los psicólogos necesitamos ir a otros psicólogos.
Tenemos que normalizar el ir a terapia.
Las nuevas tecnologías pueden ser una herramienta 'coste-efectiva' ante la escasez de recursos en Psicología.
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Según los expertos, más del 50 por ciento de la población ha mostrado síntomas de estrés emocional derivado de la pandemia (ansiedad, depresión y alteraciones del sueño, etc.) ¿Cómo pueden ayudar las nuevas tecnologías a paliar este problema?
Tania Menéndez: A través de tres conceptos fundamentales: una mayor accesibilidad, una forma de detectar posibles riesgos y un acompañamiento continuo. Es el caso, por ejemplo, de las
terapias cognitivo conductuales. Desde Ribera hemos desarrollado un proyecto en
Atención Primaria por el cual, si el médico sospecha que un paciente empieza a tener problemas de ansiedad o depresión, le facilita el uso de una
aplicación móvil con contenidos psicoeducativos, cuestionarios de seguimiento y ejercicios de relajación, entre otros. Con estos datos el médico puede hacer un mejor seguimiento y saber si el paciente está empeorando y, por lo tanto, necesita ser derivado a la Unidad de Salud Mental.
Y, en cuanto al acompañamiento, muchas veces pasa mucho tiempo entre consulta y consulta y el paciente aún
sigue teniendo ese problema cada día, cada minuto y cada segundo. Estas herramientas digitales, combinadas con la terapia de un psicólogo, ayudan al paciente para que sepa también cómo actuar.
Belén Vázquez: En nuestro hospital utilizamos la herramienta
Serenmind, que es una app que combina las videoconsultas con una terapia cognitivo conductual. Y tras su uso, evidenciamos que
las herramientas digitales son muy útiles y nos ofrece un
feedback muy positivo con los pacientes.
Menéndez: "El uso de herramientas digitales como complemento a la consulta permite un mayor acompañamiento y personalización de la terapia"
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Uno de los principales obstáculos es el acceso a recursos de salud mental en el sistema sanitario. Según Eurostat, España cuenta con 11 psiquiatras por cada 100.000 habitantes. Una cifra por debajo de la media de la Unión Europea, que se sitúa en 18. ¿Cómo puede ayudar la sanidad privada ante este déficit?
Tania Menéndez: Lo importante es
trabajar de forma coordinada y con la mayor continuidad asistencial posible, ya que lo primordial es darle al paciente los recursos que necesita para ayudarle. La sanidad privada puede ofrecer nuevas herramientas y de forma más rápida, complementando a la sanidad pública. De hecho, muchos pacientes acuden a la pública y a la privada a la vez, para cubrir otra serie de necesidades. La ventaja que tiene la sanidad privada es que es capaz de
poner en marcha de forma más rápida nuevos servicios y tecnologías.
Según el último estudio de Satse, seis de cada diez enfermeras reconocen que la pandemia ha empeorado su salud mental. ¿Desde la gestión sanitaria han reforzado los servicios psicológicos o cuentan con alguna terapia para sus propios empleados?
Manuela García Romero: Además de ese, hay otros estudios internacionales que aseguran que
entre el 55 y el 60 por ciento de los profesionales sanitarios en general necesitarán apoyo en salud mental. Nosotros, durante el periodo covid, hemos realizado apoyo psicológico a este personal a través de una red de telesoporte, abriéndose un campo que antes no existía o estaba poco experimentado.
El Cgcom también tiene el
Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime), con 25 años de andadura y un reconocimiento a nivel general por sus resultados contrastables. Se trata de un elemento que está dentro del
plan estratégico de salud mental realizado por el Ministerio de Sanidad y que sirve de apoyo a otro tipo de ayudas como la telemedicina o transformación digital.
Mercedes Bermejo Boixareu recuerda que la atención a la salud es un derecho y, por tanto, debe ser accesible para todos.
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Mercedes Bermejo Boixareu: Desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, durante el confinamiento y a posteriori, pusimos en marcha
diferentes dispositivos de ayuda psicológica telefónica, tanto para profesionales sanitarios como para la población en general. Creemos que es fundamental que haya una
atención especializada a sanitarios porque
España es el país de Europa que más antidepresivos y ansiolíticos consume y, aunque los tratamientos farmacológicos son importantes, también lo es que haya un trabajo psicológico paralelo.
Es importante que se le dé
valor al derecho que tenemos de atención a la salud, incluyendo la salud mental que, muchas veces, no es accesible para todas las personas que lo puedan necesitar. De hecho, ya no solamente es que los servicios públicos estén colapsados, es que los servicios privados de atención psicológica, en su mayoría, también lo están.
Bermejo Boixareu: "Es fundamental una atención especializada a sanitarios tanto farmacológica como psicológica"
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Por ello, es importante que todos los políticos y agentes sociales tomen conciencia de que
hay que dar respuesta a corto plazo a todas estas necesidades de la población y, por supuesto, a los profesionales sanitarios.
Manuela García Romero: Hay un concepto que hay que tener claro y es que
la salud mental necesita un equipo interdisciplinar. Con lo cual, no solamente hay un déficit de psiquiatras, sino también de psicólogos, trabajadores sociales, personal de Enfermería, etc. El resto de herramientas pueden ser aprovechables, pero se necesita capital humano. Y si no hay un conjunto de profesionales que puedan dedicarse a cuidar de la salud mental o una
buena relación entre los diferentes sistemas asistenciales, perdemos mucho en el proceso.
¿Qué pueden aportar las autoridades o los gestores de hospitales para reforzar este servicio psicológico que necesitan los sanitarios?
Rosa María Baños Rivera: "Cada euro que invirtamos en salud mental, será un euro que recibamos multiplicado por mucho en el futuro".
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Rosa María Baños Rivera: Hay una
necesidad de inversión en el ámbito de la salud mental: por cada euro que podamos invertir en este campo, el beneficio se multiplica hasta por 20. Por lo tanto, necesitamos que los tratamientos psicológicos estén a disposición de las personas que lo necesitan. Y en eso, las tecnologías nos pueden ayudar a
romper esa barrera de acceso.
Actualmente, tenemos totalmente asumido una serie de cuidados dentro del ámbito de la salud (como la higiene dental, la salud ginecológica, etc.) y hemos mejorado de una manera impresionante en las últimas décadas respecto a la asistencia a la salud en las condiciones físicas. Pero necesitamos ese impulso para mejorar el campo de la salud mental.
Tania Menéndez: La Psicología no es algo que solo afecta a una persona que tiene ansiedad, sino que
el impacto psicológico está presente en muchas enfermedades. Por ejemplo, en Oncología, podemos trabajar cómo afecta el tratamiento a la salud mental del paciente y en la evolución de su enfermedad. Lo mismo ocurre con pacientes que tienen obesidad, por ejemplo.
Belén Vázquez: En Ribera, en colaboración con el Departamento de Recursos Humanos, hemos propuesto un programa de
EPIs emocionales dirigido a enfermeras y a auxiliares. Este proyecto ofrece
herramientas de relajación, respiración y psicoeducación, porque además de atender a los pacientes, también hay que cuidar los profesionales sanitarios.
García Romero: "Hemos echado de menos ser capaces de manejar el miedo y enfrentarnos a dilemas éticos"
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Rosa María Baños Rivera: Es fundamental invertir en recursos humanos, psicólogos, psiquiatras, personal de Enfermería, trabajadores sociales, etc. Pero también ampliar otras vías. Por ejemplo, en el Reino Unido, donde se ha incrementado de manera tremendamente significativa el acceso a los tratamientos psicológicos, llegaron a la conclusión de que esa no podía ser la única vía. Tenemos que cambiar el modelo de asistencia sanitaria en general, no solo el de Psicología y Psiquiatría. Por eso, las tecnologías, entre otras muchas vías, nos pueden ayudar muchísimo a hacer la
salud mental más coste-efectiva.
Manuela García Romero: En una encuesta que se ha realizado a profesionales médicos, llama la atención que lo que más han echado de menos durante la pandemia ha sido la
capacidad para manejar el miedo. Recordemos que los médicos hemos visto morir a 121 compañeros. Por ello, la prevención es muy importante y debe de estar en el propio estudio del grado universitario, tanto el de Enfermería, como el de Medicina o Psicología.
Porque
como profesionales sanitarios, necesitamos autocuidarnos y es necesario una asignatura.
La pandemia del Covid-19 ha dado visibilidad a la salud mental y a la necesidad de autocuidarnos.
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¿Qué beneficios puede llegar a suponer para el paciente tener todo el material de una terapia disponible 24 horas y todos los días del año?
Rosa María Baños Rivera: Este apoyo psicológico para empezar no existe. Por lo tanto, frente a la nada, cualquier cosa que ofrezcas siempre va a ser una mejora. Ésta podría ser una manera coste-efectiva de ofrecer herramientas de apoyo, que a veces son suficientes y a veces no, y
se pueden complementar con apoyos de psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, etc. La aplicación Serenmind se puede utilizar de dos maneras diferentes. En el tratamiento Oncológico, de una
manera autoguiada y en función de las necesidades del paciente, y otra de forma mixta. Es decir, combinado con asistencia psicológica. Lo fundamental es
tener disponible esa información al ritmo que necesita y en el momento en el que lo necesita.
Tania Menéndez destaca la importancia de contar con asistencia psicológica 24 horas: "Da una sensación de mayor acompañamiento".
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Tania Menéndez: Al final el paciente tiene una
sensación de mayor acompañamiento, aunque el psicólogo no esté las 24 horas. Pero sabe que tiene herramientas con las que trabajar y que, al otro lado, hay un equipo profesional sanitario que está viendo cómo está evolucionando.
En el inicio de la pandemia, Ribera desarolló el programa 'Nos cuidamos', en donde dábamos una serie de herramientas (telefónicas, consultas individuales con el psicólogo, ejercicios in situ en el hospital,
mindfulness, etc.) y una aplicación móvil. Cada uno las iba utilizando conforme las consideraba más necesarias y, al final, los datos concluyeron que
había mejorado su percepción de calidad de vida y que se reducía el nivel de ansiedad y estrés hasta seis puntos. En definitiva, es interesante que las personas tengamos diferentes herramientas, que podamos complementar y que estén guiadas por profesionales sanitarios.
Conclusiones:
Mercedes Bermejo Boixareu: Hablar de salud mental es fundamental. En
el autocuidado de los profesionales sanitarios tenemos que recordar que muchas veces
nuestros pacientes nos cuentan problemas que, a su vez, también nos están pasando a nosotros. Por ello, desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid desarrollamos diferentes
talleres y actividades orientadas a esta parte del autocuidado, desde el reciclaje, la formación, el tiempo libre, ocio, actividad física, etc.
Además, estamos elaborando materiales y poniéndolos a disposición de la ciudadanía con esas recomendaciones para poder mejorar nuestra salud mental. Están en nuestra página web y disponibless para todas las personas que lo puedan necesitar. Porque hay que seguir cuidándonos para poder cuidar también de los demás.
Manuela García Romero: Creo que
los profesionales sanitarios están educados para cuidar a los demás y les cuesta muchísimo autocuidarse ellos. A pesar de que están en una situación vulnerable, tienen que pedir ayuda. Cuando les preguntas, muchos de ellos te dicen que cuando termine todo esto acudirán, pero realmente están en una situación vulnerable. Animo a todos aquellos que realmente lo necesiten a que acuden a cualquiera de los múltiples lugares donde pueden ser atendidos.
Hemos sido más resilentes de lo que la población y de lo que los propios mandatarios preveían. Pero estamos muy preocupados porque entre el 55 y el 60 por ciento de los profesionales sanitarios van a padecer estrés postraumático tras la pandemia, y necesitan atención. Es imprescindible que el Sistema Nacional de Salud (SNS) cuide de sus propios profesionales sanitarios.
Baños Rivera: "No hay salud sin salud mental. Tenemos derecho a tratamientos que nos ayuden a nuestro bienestar"
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Tania Menéndez: El ámbito de la salud mental tiene que ser visible y el acceso a los recursos sanitarios tiene que ser
multidisciplinar,
cercano,
personalizado y, también,
sostenible.
Rosa María Baños Rivera: La salud mental es un derecho porque forma parte fundamental de nuestra salud. No hay salud sin salud mental. Por ello, tenemos que exigir poder tener acceso los tratamientos que nos puedan ayudar a mantener nuestro bienestar psicológico y emocional. Algo que no solo va a tener un efecto directo sobre nosotros, también
en nuestro entorno. Cada euro que invirtamos en salud mental será un euro que recibamos multiplicado en el futuro. Además, tenemos que
explorar soluciones innovadoras como, por ejemplo, las tecnológicas para poder mejorar ese acceso y flexibilidad a esos recursos en salud mental.
Belén Vázquez: Me quedo con el concepto de la importancia de los EPIs emocionales y la necesidad de
construir redes de profesionales, como la que hemos construido hoy, para poder hablar de bienestar, de salud mental y, desde ahí, darle mayor visibilidad.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.