Este martes 11 de abril se conmemora el
Día Mundial del Párkinson coincidiendo con el aniversario del nacimiento de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 descubrió que el síntoma predominante de la enfermedad era la alteración del movimiento. Desde entonces, la Organización Mundial de la Salud, ha establecido este día para
sensibilizar y
concienciar a la población de esta enfermedad neurodegenerativa que la padecen en España entre 120-150.000 personas, según la Sociedad Española de Neurología (SEN) y más de 7 millones de personas en todo el mundo.
“Es una enfermedad neurodegenerativa
crónica y
progresiva del sistema nervioso, muchas veces invalidante, que se caracteriza por causar daños neurológicos, alterando el control y coordinación de los movimientos del cuerpo, temblor de reposo, rigidez muscular y trastornos del equilibrio”, explica Rafael Arroyo, jefe del servicio de Neurología de Olympia Quironsalud.
Este experto, referente nacional e internacional en enfermedades neuroinmunológicas y neurodegenerativas, afirma que el daño aparece por la degeneración de las células cerebrales encargadas de producir
dopamina, neurotransmisor cerebral muy importante para regular el movimiento.
En el marco del Día Mundial del Párkinson, diversas organizaciones y asociaciones de pacientes ponen en marcha
eventos y
actividades en todo el mundo (charlas informativas, campañas de sensibilización y actividades deportivas) para luchar contra el párkinson y fomentar la solidaridad y el apoyo a las personas que viven con esta enfermedad.
Biomarcadores para la detección temprana
El párkinson es la
segunda enfermedad neurodegenerativa más
frecuente, después del alzhéimer. “A medida que la enfermedad progresa, puede provocar otros trastornos cognitivos y emocionales como la apatía, inseguridad o problemas del sueño”, señala Arroyo.
Según la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad de párkinson afecta a 1 de cada 100 personas mayores de 60 años y entre el 20 y 40% de los pacientes presentan
apatía o
depresión como síntoma precoz de la enfermedad en algunas ocasiones.
“A pesar de que el párkinson no tiene cura, existen
tratamientos (terapia física y ocupacional) y
medicamentos que aumentan los niveles de dopamina en el cerebro que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar de forma muy importante la calidad de vida de los pacientes”, indica el neurólogo de Olympia.
Arroyo destaca la importancia de la
detección temprana del párkinson y asegura que la utilización de
biomarcadores permite un diagnóstico temprano de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson para poder comenzar con los tratamientos lo antes posible y ralentizar la evolución de la enfermedad.
“Los biomarcadores más conocidos son aquellos que se realizan con estudios de
Medicina Nuclear que permiten observar el metabolismo de la dopamina que puede alterarse en fases muy precoces y nos ayudan a diferenciar el párkinson de otras enfermedades”, reconoce el especialista.
Existen
variedad de biomarcadores en investigación con diferentes utilidades. “Unos ayudan a realizar un
diagnóstico más exacto y temprano, otros nos facilitan
mejorar la evolución y el pronóstico de las enfermedades y algunos nos ayudan a elegir el tratamiento adecuado y el momento en el que lo tenemos que aplicar”, concluye Arroyo.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.