La
Alianza Multidisciplinar Frente a los Errores en la Medicación del Paciente Hospitalizado en España, también conocida como
Proyecto AFEM, promovida por el Foro Español de Pacientes, ha celebrado una intensa jornada para contextualizar y poner sobre la mesa soluciones a esta situación que afecta a todos los actores del sistema sanitario.
En España, se estima que hay unos
17 errores de medicación diarios por cada 100 pacientes hospitalizados, según el propio Ministerio de Sanidad, tal y como explica José Luis Baquero, director y coordinador científico del Foro Español de Pacientes, organizador de la citada jornada junto a ASPE. Asimismo, los eventos adversos relacionados con el uso de fármacos suponen el 47% del total, lo que en su conjunto representan un
coste anual de más de 1.700 millones de euros.
El Estudio Nacional sobre los Efectos Adversos ligados a la Hospitalización (Eneas), estimaba en 2005 que entre un 1,4% y un 5,3% de los pacientes hospitalizados en nuestro país había sufrido
eventos adversos motivados por errores de medicación durante su estancia en el hospital. Y, de hecho, la propia Organización Mundial de la Salud (
OMS) ha destacado como reto mundial la
“medicación sin daño” a través de la implementación de estrategias de mejora de la seguridad en situaciones de alto riesgo.
Ciertos
pacientes (pediatricos, fragiles, oncologicos y de UCI) y ciertos
fármacos, suponen un
mayor riesgo de sufrir daños graves o mortales. Entre ellos: los anticoagulantes orales, las heparinas y resto de antitrombóticos, las insulinas, medicamentos de vía epidural, citostáticos, el metotrexato oral, el potasio IV o los opiáceos, entre otros.
A ello se refirió en su intervención
Ana Herranz, jefa de Sección del Servicio de Farmacia del Hospital Gregorio Marañón y coordinadora científica del Proyecto AFEM. Así, comentaba que ya se dispone de medios muy eficaces para prevenir los errores y
“si hay tecnología que demuestra ser eficaz, estamos obligados a utilizarla”. Además enfatizó en la idea de que “no es tan importante el número de errores
sino el de cambios y mejoras”; para añadir también que la “participación del paciente bien informado es clave".
En todo caso, como comentó Andoni Lorenzo, presidente del Foro Español de Pacientes, este proceso tiene
“dos víctimas: el paciente pero también el profesional sanitario que, involuntariamente, ha cometido un error”.
Normas de seguridad: objetivo de cada centro sanitario
En ello es esencial el papel del gestor de un centro u organización sanitaria. Así lo señaló
Jorge Aboal, Director General de Asistencia Sanitaria del Servicio Gallego de Salud (Sergas), quien destacó “la importancia de la
informatización a nivel de historias clínicas y recetas electrónicas, unido a los programas de gestión”.
Alberto Pardo, Subdirector General de Calidad Asistencial y Cooperación Sanitaria de la Comunidad de Madrid señaló “la importancia de las
normas de seguridad, sin que sean solo un plan estratégico sino que,
sin ser punibles, condicionen los objetivos de cada uno de los centros, y que la seguridad sea uno de ellos”.
Pardo recordó que a día de hoy
“solo País Vasco y Cataluña tienen esta normativa”, aclarando además que la Comunidad de Madrid está a punto de publicar la suya. Y sumó una reflexión acertada a modo de frase:
"Tú te lo quedas”, en referencia a que la seguridad al final es responsabilidad de todos, pero siempre debe identificarse a uno como coordinador de ello.
Julio Mayol, director medico del Hospital Universitario San Carlos, destacó
el papel del directivo como lider; y lo importante de implicarse además de motivar a toda la estructura.
Juana María, Directora del Servicio de Calidad de la Clínica Universidad de Navarra, resaltó que
la clave está en “no perseguir al profesional ni criminalizarlo sino detectarlo y corregir los errores cometidos en el proceso”. Por su parte, Ana Leal, Subdirectora médico e integrante de la comisión de seguridad de la Fundación Jiménez Díaz, explicó que “un paciente implicado en su seguridad” es primordial; del mismo modo que también lo es
“evaluar en primer lugar la seguridad a la hora de poner en marcha un proceso”.
En la mesa sobre
Oncología, Estela Moreno, farmacéutica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y Coordinadora GEDEFO-SEFH, explicó las particularidades de este perfil de paciente: estrecho margen terapéutico de antineoplásicos, dosificación individualizada, dosis altas con rescate, tratamientos complejos, variabilidad en las dosis, la llegada constante de nuevos ensayos y fármacos…
“Es un paciente frágil y se maneja una medicación peligrosa”, señaló.
Un sistema de 'Check points' para el paciente oncológico
En este sentido, tanto Carlos Crespo, Jefe de Servicio de Farmacia Hospital de Pontevedra, como Sara Encinas, oncóloga de MD Anderson Cancer Center Madrid, relataron su experiencia con estos pacientes en los mencionados centros. Por ejemplo, con el
sistema de seguridad de 'Check points' que controlan cada paso: prescripción, preparación, dispensación y administración. Y es que ambos coincidieron en una innovación notable para evitar errores: las
“herramientas de trazabilidad” como clave para evitar dichos fallos.
Ya en la ponencia sobre las
Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), se analizaron los desafíos respecto a unos pacientes con unas características muy claras: complejidad del tratamiento, polimedicación, extrema gravedad, baja resistencia, nula colaboración o las situaciones de precipitación y emergencia que acontecen a diario.
Ricard Ferrer, Presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), puso en valor la
alta tecnificación de las Unidades de Cuidados Intensivos. En este sentido, tanto Pedro Enriquez, Jefe de Servicio de la UCI de Adultos del Hospital Rio Ortega; como José Luis Moreno, responsable de intensivos de Vithas Madrid Arturo Soria, coincidieron en resaltar lo complicado de la labor de estas Unidades.
“Con cada paciente en la UCI hay más de 150 intervenciones al día”, y la necesidad de establecer
procesos seguros, adaptados a cada servicio, pero siempre siendo posteriormente analizados en un
ejercicio de mejora continuada.
Registro "no punitivo" y presupuesto suficiente
La solución, a juicio de los responsables de AFEM, pasa por
tres ejes: Primero, por los
profesionales, adecuando las ratios por paciente y procesos para evitar sobrecargas, a la vez que
sensibilizar, motivarlo, darle formación y dotarle de medios. El segundo, respecto al
Proceso, que esté adaptado a cada centro y servicio, con la creación de un “registro no punitivo” y haciendo uso de la
tecnologia para garantizar la trazabilidad y registro, a la vez que prevenir en tiempo real antes de que pueda haber un error. Y tercero, en el ámbito de la
normativa, que esta
obligue a que la seguridad sea un objetivo y traiga consigo la necesaria
dotación presupuestaria.
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