En el hogar de
Marta Villanueva, directora del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) y una de las miembros del Jurado de los
Premios Sanitarias, hay paridad: hay madre (ella) y padre, hija e hijo, perra y perro. Lo que no existen son distinciones de género. Cada uno conoce sus roles y los límites, respetando los espacios comunes y los propios. Una forma procedimental de llevar su vida que lo extiende al ámbito laboral y a ella misma.
Marta Villanueva explica su visión del feminismo.
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A Marta Villanueva no le gusta generalizar sobre hombres y mujeres, aunque tiene claro que ellas (nosotras) aún cuentan con más trabas en el camino. A veces puestas por otros y, otras, impuestas por sí mismas. En su caso, asegura que nunca se ha sentido discriminada en ningún sentido.
Ella es la
actual directora general del IDIS por casualidad. No porque haya sido elegida al azar, sino porque de estudiante su foco estaba puesto en la
Medicina. Se quedó a una sola décima de entrar. Como opción
b escogió Económicas y Empresariales en la Universidad Complutense de Madrid. Hizo un MBA y complementó su formación con más con estudios jurídicos y administrativos.
El mismo año que terminó la carrera (1993) comenzó a trabajar haciendo prácticas en la Asociación Española para la Calidad, una entidad en la que ha estado 26 años, los 11 últimos como directora general. "Era un perfil profesional muy nutritivo y estaba cómoda. Pero este nuevo reto [dirigir el IDIS] me removió de la silla, de mi zona de confort. Con mis 49 años si te llega este tren lo tienes que coger, porque lo que no quiero es arrepentirme de lo que no hice", asegura.
La ambición
Se considera ambiciosa. Tiene vocación de líder. Ya apuntaba maneras de niña, cuando ejercía de delegada en el colegio. Sigue una guía que se traduce en su obsesión por los faros. Los colecciona y los recorre, tanto por la península como por el sur de Francia. Porque cuenta que se va poniendo retos y metas que supera con visión, aunque delante haya tenido competidores 'naturales' varones y con más edad.
"Hay creencias que poco a poco, y con sosiego, tenemos que ir cambiando entre todos"
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"Sí es verdad que en algún momento sientes que tienes que demostrar un poco más por cuestión de género y de edad. Entonces tienes que ser suficiente esponja para que las cosas vayan fluyendo, porque
hay ciertos posicionamientos de paternalismo, ciertos comportamientos de condescendencia, que a veces hay que dejarlos fluir", afirma.
Con todo, siempre se ha sentido valorada. "Me reconocieron el valor, el talento, la constancia y el compromiso organizativo", asegura.
Cambio de roles
El mayor problema, apunta, lo ha vivido en el
ámbito social al
sentirse cuestionada en numerosas ocasiones. "El entorno tiene una serie de roles sociales establecidos: qué tiene que hacer tu pareja por ser hombre, qué tienes que hacer tú por ser madre, y qué tiene que hacer tu hija por ser hija. Incluso dentro de la familia. Te dicen que cómo te vas a ir [por trabajo o viajes] y dejar a la niña. Todas esas cosas existen. Y lo tienes que metabolizar o te hacen sentir mal contigo misma. Y es algo que todos tenemos que superar", asegura.
"En mi casa -añade- mi pareja hacía las tareas propias de la mujer y yo hacía las que culturalmente se aceptaban de un hombre. Y hemos sido súper felices y nuestros hijos se han criado en la más absoluta igualdad".
Marta Villanueva conversa con Redacción Médica.
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Con todo, reconoce que el camino no está exento de trabas. "Tenemos que estar tremendamente plenas de que este crecimiento evolutivo y este cambio cultural se está produciendo no exento de dificultades. Evidentemente, la sociedad sigue teniendo ciertas creencias acordes con la cultura que hemos vivido. Que poco a poco, y con sosiego, tenemos que ir cambiando entre todos. Las
mujeres deben superar el machismo y los hombres tienen que superar la ausencia de machismo. Es un cambio cultural que les va a costar a ellos y a nosotras; un
cambio de paradigma que requiere retos para ambos", asegura.
Su visión del feminismo
Ese cambio es feminista. Y tiene claro qué significa: "El
feminismo no es la contraposición al machismo; es una contrapuesta para alcanzar la
igualdad de oportunidades". Lo dice después de contar una anécdota sobre cómo les dijo a su hija y a sus amigas que no se alegrasen por ir a una discoteca cuya entrada costaba más a los chicos. Como si ellas fuesen "como un ganado, que van a expensas de".
"Yo creo que los hombres tienen que ser feministas en busca de la igualdad, pero eso no quiere decir que les quitemos oportunidades a ellos, que bastante tienen también con no haber podido llorar nunca. Ellos también han tenido sus roles, lo que pasa es que a nosotras como mujeres nos han aplastado, ninguneado y obviado. Por eso digo que el feminismo es una contrapuesta que lo que pretende es cambiar el rol de hombres y de mujeres", concluye.
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