El microbioma y la microbiota en los humanos han sido los protagonistas de la conferencia celebrada este jueves gracias a la ponencia de
Fernando Peláez, biólogo molecular, investigador, miembro del comité científico de
Fundación Quaes y director del Programa de Biotecnología del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que ha expuesto la implicación de la microbiota en múltiples
enfermedades, como el párkinson y la enfermedad inflamatoria intestinal.
Bajo el título “El microbioma humano: nuestro organismo como ecosistema”, Peláez ha presentado estas cuestiones en una conferencia celebrada por la
Cátedra Fundación Quaes-Universitat Pompeu Fabra (UPF), en la que también ha tratado temas como la diversidad microbiana, el estilo de vida y la
influencia en el desarrollo infantil.
La relación entre la microbiota y la salud
Según Peláez, las relaciones con las enfermedades son
múltiples. La
perturbación de la microbiota está implicada directamente con las
enfermedades autoinmunes, como es el caso de la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa o la esclerosis múltiple.
A pesar de que la
enfermedad inflamatoria intestinal es el caso con el cual estos microorganismos muestran una
relación más obvia, el autor ha destacado la
influencia en el sistema nervioso central y el interés de la misma, concretamente con el
párkinson.
Según ha explicado, existen evidencias de que la
disbiosis es un factor crítico para esta enfermedad. La
disfunción intestinal es un
rasgo habitual en los pacientes que padecen párkinson y el autor baraja la posibilidad de que la alteración comience en el sistema nervioso entérico.
Además, ha destacado también la
colonización de los tumores por parte de las
bacterias y de los
hongos y, a pesar de que aún “no está muy claro lo que hacen”, los científicos han observado que los pacientes que
sobreviven más tiempo a estas patologías es porque tienen "una microbiota diferente al resto".
La microbiota y el comportamiento
Los
rasgos neurológicos no se han quedado atrás en esta ponencia. Peláez ha destacado que existen evidencias de que la microbiota puede influir en estas cuestiones, ya que pueden llegar a producir niveles altos de
dopamina. Estos activan neuronas con receptores a un neurotransmisor que mantiene la motivación para hacer ejercicio.
La microbiota, además,
evoluciona con la edad. Está influida por múltiples factores, pero la
alimentación es una cuestión básica en cuanto a su composición y variación y esta, a su vez, tiene una relación directa con el
desarrollo infantil y con el crecimiento de niños y adultos, según ha explicado el experto.
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