El cáncer de próstata afecta a más de 1,2 millones de personas en el mundo. Según datos oficiales, en 2021 se diagnosticaron en nuestro país 35.121 casos. Sin embargo, la mayoría de los casos se detectan en una etapa temprana y suponen un bajo riesgo, presentando poca o ninguna amenaza para el paciente. Alberto Fantova, urólogo de HLA Montpellier, habla en una entrevista sobre este tumor, con el objetivo de conocer mejor esta patología.
¿A partir de qué edad, y con qué regularidad, deberían los hombres acudir a la consulta del urólogo para detectar precozmente la enfermedad?
El cáncer de próstata es la neoplasia más frecuente en los hombres y es la segunda causa de muerte de origen tumoral en nuestro medio. La edad recomendada de inicio de las revisiones para el diagnóstico precoz de cáncer de próstata cada vez se va adelantando más, con respecto a la importancia del diagnóstico precoz en la evolución de la enfermedad y al hecho de que el comportamiento de este tipo de tumor, en líneas generales, suele ser más agresivo a edades más tempranas.
Como norma general, a partir de los 45 años una revisión anual urológica sería recomendada a la población general, aun sin síntomas urológicos. Si el paciente presentara síntomas urológicos la revisión es independiente de la edad. Como veremos más adelante, la influencia de los antecedentes familiares es muy importante. Si estos estuvieran presentes, se recomienda a partir de los 40 años.
¿Qué influencia tienen los antecedentes familiares? Y, ¿qué factores de riesgo influyen en el desarrollo de esta patología? ¿Se puede prevenir?
Los antecedentes familiares son muy determinantes, en caso de afectación previa de un familiar de primer grado (padre o hermano), el riesgo de padecer cáncer de próstata es el doble, y si hay dos, el riesgo se multiplica por 10 veces. El cáncer de próstata en algunas variedades también se asocia a antecedentes de cáncer de mama y de ovario en madre o hermanas (por alteración hormonal y genética previa).
El riesgo de padecer este tipo de cáncer se incrementa con la edad. A los 80 años hay un riesgo de un 80 por ciento (en autopsias), muchos de ellos subclínicos sin dar manifestación ni metástasis. Además, el cáncer de próstata se da el doble en la raza negra, y de peor pronóstico que en las razas caucásica y asiática.
Respecto a los factores dietéticos, influyen las grasas animales, la hipertensión arterial, la obesidad, la ingesta de alcohol excesiva y la ingesta de leche de vaca entera excesiva (por las grasas asociadas). Como factores preventivos se encuentran los alimentos ricos en vitamina E y D, selenio, zinc, isoflavonas, carotenos, y licopenos (frutas, verduras y cereales), especialmente tomate natural y zanahorias, nueces y pipas de calabaza.
¿Qué síntomas característicos presentan los pacientes?
En muchas ocasiones el diagnóstico es en una revisión rutinaria sin presentar ningún síntoma cuando la enfermedad está localizada en el interior de la próstata (de ahí la importancia del diagnóstico precoz).
Si la enfermedad empieza a desbordar la próstata y se extiende puede presentar los siguientes síntomas: dolor miccional y disminución en el calibre urinario (disuria), sangre en la micción (hematuria), ganas frecuentes y urgentes de ir al baño (micción imperiosa), sangre en el eyaculado (hemospermia), dolor óseo y cansancio generalizado, disfunción eréctil, dolor en la zona perineal al estar sentados, conducir o ir en bicicleta o moto.
¿Cuáles son los principales avances que se han producido en el diagnóstico del cáncer de próstata?
Desde hace décadas el marcador tumoral en sangre denominado PSA (antígeno prostático específico) marcó un antes y un después en el diagnóstico de sospecha de esta enfermedad. Este marcador indica en qué pacientes hay sospecha de cáncer de próstata a través de un valor numérico adaptado a cada paciente, en los cuáles se recomendaría iniciar una batería de pruebas encaminadas a descartar o diagnosticar la patología tumoral.
Por otro lado, las pruebas de imagen también son esenciales para el diagnóstico de cáncer de próstata, como las ecografías transrectales y transperineales con mayor precisión, pero el mayor avance en los últimos años lo supone la innovación de la técnica: la biopsia de próstata guiada por resonancia.
La prueba radiológica más precisa hoy en día es la resonancia nuclear magnética de alta resolución (adquirida y ya funcionante en la Clínica HLA Montpellier) que permite diferenciar e identificar con gran precisión zonas sospechas de crecimiento prostático a través de una sencilla clasificación denominada PI-RADS, cuya puntuación va del 1 al 5, siendo las lesiones de grado 5 muy altamente sospechosas de malignidad. En estos pacientes se indica la biopsia de próstata, que finalmente supone el diagnóstico preciso de la presencia o ausencia de enfermedad tumoral.
La Clínica HLA Montpellier ha adquirido recientemente un nuevo cartógrafo prostático para intervenciones guiadas por ecografía 3D y fusión de imágenes multimodales. ¿Qué beneficios aporta al paciente? ¿Cómo funciona?
Es la técnica más precisa y moderna para poder descartar o diagnosticar que la sospecha en las pruebas diagnósticas previas (PSA elevado y resonancia nuclear) se corresponda con una lesión tumoral. La técnica consiste en la realización de una biopsia transperineal, solapando las imágenes sospechosas de un nódulo tumoral prostático en la resonancia que se ha hecho previamente al paciente. La ecografía, que se realiza en el momento, permite identificar y tomar la biopsia de la forma más precisa, reduciendo las complicaciones (sangrado e infecciones) porque son necesarios menos pinchazos.
Esta técnica se utiliza especialmente en caso de nódulos sospechosos diagnosticados en la resonancia previa o en casos de incrementos progresivos del PSA y biopsia de próstata previa convencional para su diagnóstico más preciso.
¿Qué opciones de tratamiento existen para este tipo de cáncer?
El diagnóstico precoz implica una probabilidad altísima de curación y un pronóstico muy favorable. El tratamiento más adecuado del cáncer de próstata debe realizarse individualizado y en algunos casos depende de la decisión de un comité de expertos formado por urólogos, oncólogos y radioterapeutas.
En líneas generales se clasifica en tratamiento quirúrgico, radioterapia o tratamientos combinados, siendo la quimioterapia solo para casos más avanzados o con presentación de inicio de metástasis, afortunadamente poco frecuentes en nuestro medio.
¿Cómo ha evolucionado la cirugía en los últimos años?
Como toda la medicina, en la última década y en concreto la cirugía, la mayor parte de los avances van de la mano de las nuevas técnicas mínimamente invasivas como son la laparoscopia y más hoy en día las técnicas apoyadas en el uso del robot.
¿Cómo debe ser la coordinación entre el urólogo y el oncólogo cuando se produce un diagnóstico de cáncer de próstata?
El oncólogo participa en la toma de decisiones terapéuticas junto con el urólogo, sobre todo en aquellos casos de diagnóstico de enfermedad más avanzada o progresión tras el control inicial, pero es una relación constante y supone un gran apoyo para el urólogo.
¿Qué les dice a sus pacientes cuando les diagnostica un cáncer de próstata?
Tranquilizarlos en primer lugar, explicar bien la situación y el pronóstico habitualmente favorable que tenemos en casi todos los casos y “marcar un libro de ruta” para saber qué expectativas tienen por delante. Esto les ayuda a reforzar la idea de que es una enfermedad que hoy en día se puede controlar y curar en la mayor parte de los casos.
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