Por primera vez en 36 años,
la lista de pacientes pediátricos del Hospital Universitari Vall d’Hebron que esperan un trasplante de hígado se ha quedado a cero. Lo ha hecho en tres ocasiones, en menos de 90 días, durante las primeras semanas de este año. “Esto no quiere decir que no haya candidatos, sino que hemos podido intervenir a todos los pacientes que teníamos en nuestra lista de espera del Programa de trasplante hepático infantil, único en Cataluña y uno de los cinco vigentes en el Estado”, explica
Ramón Charco, jefe del Servicio de Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplantes del
Hospital Universitari Vall d’Hebron.
Los primeros tres meses de 2021, la Unidad de Trasplante Hepático ha hecho diez trasplantes pediátricos. Entre 2010 y junio de 2018, se trasplantaba una media de 12 pacientes al año. Pero en los últimos tiempos
se han agilizado los procesos gracias sobre todo a la implementación del programa de split, que consiste en dividir el hígado del donante en dos partes para obtener dos injertos para dos receptores.
Durante el periodo que va de julio de 2018 a marzo de 2021, se han trasplantado una media de 20 pacientes cada año. Esto ha tenido una repercusión en la lista de espera, que s
e ha reducido de 119 días a 36 días de media y en momentos puntuales ha llegado a cero. “Llegar a cero es un hito histórico. Siempre hay pacientes que por peso o por grupo sanguíneo son más. difíciles de trasplantar. Ahora ya volvemos a tener tres candidatos. Si seguimos el ritmo de intervenciones con el que hemos empezado 2021, a finales de año podríamos llegar a hacer 24 trasplantes”, destaca
Ramón Charco. Otros factores que han contribuido a agilizar los trasplantes son la nueva regulación estatal para los donantes de hígado, que desde el 2018 permite ofrecer a un paciente pediátrico el hígado de un donante menor de 35 años, y la experiencia del equipo del Hospital Universitari Vall d’Hebron.
“El split, que en inglés quiere decir ‘partición’, consiste en dividir el hígado del donante en dos partes para obtener dos injertos completamente funcionales para dos receptores”, explica
Jesús Quintero, responsable de la Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático Pediátrico de Vall d’Hebron. “El hígado se puede dividir en dos partes, por ejemplo, el lóbulo izquierdo y el lóbulo derecho, y cada una de las partes puede funcionar independientemente para un trasplante”, destaca. “Se trata de u
n procedimiento técnicamente complejo, porque las venas y arterias se tienen que repartir entre las dos mitades, y funcionar a la perfección”, añade
Ernest Hidalgo, jefe de Sección de Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplantes.
La figura de
Ernest Hidalgo tiene un papel destacado en la
implementación del nuevo protocolo de split en Vall d’Hebron y en España. Desarrolló parte de su carrera profesional en Gran Bretaña, donde esta técnica estaba más extendida, y al reincorporarse en el Hospital Universitari Vall d’Hebron ayudó a implementar el nuevo protocolo de split que se utiliza como referente en España, para agilizar los trasplantes pediátricos.
Pioneros en trasplantes hepáticos pediátricos en España
Los
más de 35 años de experiencia acumulados desde que se llevó a cabo el primer trasplante hepático a un niño, en 1985, hacen que Vall d’Hebron cuente con profesionales con mucha pericia en este campo: anestesia, medicina intensiva, radiología, gastroenterología, hepatología, enfermería... “La tasa de supervivencia es de más de un 90 por cienot entre cinco y seis años después del trasplante”, apunta Ramón Charco.
El trasplante que dejó la lista de espera a cero por segunda vez en 90 días fue especialmente complejo. “Se movilizaron 40 profesionales un domingo de casa al hospital. Esto no funciona solo con capacidad técnica y pericia, se necesita un equipo comprometido y que tenga buena sintonía”, explica Ernest Hidalgo. Se
tenían que hacer tres intervenciones: extraer el órgano del donante, dividir el hígado con la técnica de split y proceder a hacer el trasplante a dos receptores: un paciente de menos de un año y un adolescente. “Los dos casos tenían su complejidad, el primero porque el paciente era muy pequeño y la intervención requiere mucha precisión. Y el segundo porque se trataba de un retrasplante”, describe Ernest Hidalgo. Es la
primera vez que en Cataluña se hace un retrasplante con la técnica de split a un paciente pediátrico que anteriormente ya había recibido un hígado con este mismo procedimiento.
Jesús Quintero añade que el porcentaje de donantes reducidos o splits ha pasado de representar un 14 al 63 por ciento. Esto se traduce en el hecho de que
la necesidad de trasplantes con donante vivo (padre o madre) ha disminuido significativamente. Ha pasado de un 38 a un ocho por cienot.
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