La
Asociación Española de Pediatría (AEP) ha advertido de que el 50 por ciento de los niños y adolescentes de España está expuesto a
humo ambiental de tabaco en su hogar, zonas de juego, escuela o coches de sus padres, lo que, de acuerdo con la evidencia de
estudios epidemiológicos citados por la AEP, está asociado a un
incremento de enfermedades respiratorias, cáncer, déficit de funciones cognitivas, otitis, asma o inlcuso muerte súbita.
Así lo han puesto de manifiesto la presidenta de la AEP,
María José Mellado, y el coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la AEP,
Juan Antonio Ortega, durante una rueda de prensa para presentar, con motivo del
Día Mundial Sin Tabaco, una
campaña para
concienciar a los padres para que dejen de fumar en hogares y vehículos.
Reparto de un certificado de compromiso
Para lograr este objetivo, los pediatras distribuirán en las consultas un
certificado de compromiso a los padres fumadores, quienes tendrán que firmarlo delante de su hijo para "
prometer mantener estos espacios libres de humo". Después, deberán colgar este documento en un lugar visible para sensibilizar de los resigos del peligro de este hábito para la salud de sus hijos y recordarse el compromiso adquirido. Junto al certificado, se entregará una serie de recomendaciones y un '
kit sin malos humos'.
Estiman que uno de cada 10 padres hará un "intento serio" de frenar el hábito tabáquico
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Ortega ha estimado que uno de cada diez padres hará un "
intento serio"
de frenar el hábito tabáquico o, al menos, de tomar las
medidas necesarias para que sus hijos estén expuestos a este humo ambiental, formado por la mezcla del humo exhalado y el que proviene de la combustión de la brasa de cigarrillo.
"Es de pero calidad que el que inhala el propio fumador, ya que al tratarse de una combustión lenta concentra un número de sustancias químicas mucho mayor que el común. Contiene
4.000 sustancias químicas y
más de 40 son cancerígenas", ha alertado el experto. A la vista de estos datos, Ortega ha recomendado que "lo mejor" es
dejar de fumar o, en su defecto, hacerlo en la calle y quitarse la ropa y lavarse las manos cuando se vuelve al hogar.
No es suficiente con abrir la ventana
En cualquier caso, el experto ha remarcado que "
no son suficientes" medidas como
fumar con la ventana abierta o en otra estancia de la casa ya que, tal y como ha señalado, el humo es "muy ubicuo y se queda flotando en el ambiente o impregnados en superficies de todos los objetos, como muebles o alfombras".
Además, ha incidido en que los
niños son "
particularmente vulnerables" a los efectos de este humo, ya que "normalmente se queda en el metro de altura (precisamente la altura de los niños), respiran más veces por minuto y su cuerpo está en pleno desarrollo y madurez".
Y lo mismo ocurre con
fumar dentro del vehículo. Desde la AEP han señalado que la concentración de contaminantes del humo ambiental de tabaco es "
insalubre" a pesar de abrir las ventanas.
Fumar con las ventanillas cerradas provoca que la calidad del aire sea 100 veces peor
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"La calidad del aire fumando en el automóvil con las ventanillas abiertas es
cinco veces peor que los días con peor calidad del aire en una ciudad como Madrid, donde hay una gran contaminación", ha resaltado Ortega, puntualizando que estos datos son aún peor si estas ventanas están cerradas: "En ese caso la calidad del aire es
100 veces peor".
Mellado ha recordado que la solución tampoco son los
cigarrillos electrónicos, ya que igualmente contienen nicotina y otras sustancias tóxicas, lo que les convierte en "nocivos y no recomendables en espacios cerrados".
Papel de los niños y adolescentes
Los expertos han reiterado la importancia de que los menores no se vean expuestos al tabaco o al humo derivado de éste. En este punto, han señalado que, de acuerdo con la
Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España ('Estudes'), elaborada por el Ministerio de Sanidad, el
27 por ciento de los adolescentes de entre
14 y 18 años ha fumando en el último mes, y que
dos de cada diez han probado los cigarrillos electrónicos.
"Esta etapa es especialmente importante ya que el 88 por ciento de los adultos fumadores diarios comenzó con su adicción en la
etapa infanto-juvenil, y la mitad de ellso morirá de enfermedades relacionadas con el tabaquismo", ha afirmado Mellado, quien ha añadido que muchas de las
enfermedades crónicas del adulto por el hábito tabáquico ya estaban presentes
de forma subclínica en la etapa pediátrica.
Por eso, ha resaltado que el tabaquismo es "más fácilmente tratable" en la edad pediátrica que en la medicina adulta, cuando la adicción ya está establecida. "Ahí, los pediatras debemos jugar un papel fundamental, convirtiendo a los
niños en garantes de que sus padres no fumen y recordándoles los efectos nocivos del tabaco en esta etapa donde es más fácil prevenir que curar", ha expuesto Mellado.
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