Especialidades > Pediatría

Tres de cada 10 niños tienen trastornos del sueño a lo largo de su infancia

Hay infradiagnóstico de estos problemas porque el 20% de los pediatras no pregunta sobre sueño en los controles de salud

Los padres pierden entre 400 y 700 horas de sueño el primer año de vida de sus hijos.

10 oct 2019. 16.45H
SE LEE EN 4 minutos
Los problemas del sueño son una de las consultas más comunes en Pediatría. “El 30 por ciento de los niños presentan trastornos del sueño a lo largo de su infancia”, afirma Manuel Sampedro, si bien en un gran número de casos las expectativas de los padres son muchas veces la causa del supuesto problema de sueño de sus hijos.

El sueño va a centrar uno de los cursos previos a la inauguración del XXXIII Congreso de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap) que tendrá lugar del 17 al 19 de octubre en Toledo y que reunirá a un millar de pediatras en la ciudad manchega.

“Todo padre debería saber que durante el primer año de vida del bebé perderá entre 400 y 700 horas de sueño por los desvelos de su hijo. Los niños no nacen sabiendo dormir, sino que aprenden durante su desarrollo psicomotor. De hecho, en los primeros años de vida tienen varios despertares a lo largo de la noche”, explicaba el pediatra.

Agenda del sueño 


El primer año de vida es muy importante a la hora de adquirir patrones de sueño. Está comprobado que los niños que duermen de forma autónoma tienen menos despertares con reclamo. Los primeros seis meses de vida, un bebé dormirá hasta 17 horas pero lo hará en ciclos de tres y cuatro horas. No será hasta los 6 o 7 meses de edad cuando los niños consigan un ritmo de sueño nocturno continuado.

"Los niños no nacen sabiendo dormir, sino que  aprenden durante su desarrollo psicomotor"

Una de las herramientas para detectar estos problemas es llevar una agenda de sueño del niño. El pediatra puede detectar alguna anomalía y empezar por descartar otras patologías, pasando después a la reeducación del niño en el sueño. La medicación sería la última medida.

El buen dormir es la combinación de leyes biológicas, el apego y la actitud de la familia. Cada persona tiene unas necesidades individuales de sueño y no existen datos absolutos sobre cuántas horas diarias debe dormir un niño o un adolescente pero sí hay unas recomendaciones para una salud óptima, que vienen de la mano de la Academia Americana de Medicina del Sueño (AAMS) y que establecen que un bebé entre 4 y 12 meses de edad debería dormir de 12 a 16 horas diarias; de  1 a 2 años de edad, de 11 a 14 horas diarias; de 3 a 5 años, de 10 a 13 horas; de 6 a 12 años, de 9 a 12 horas; y de 13 a 18 años, de 8 a 10 horas de sueño diarias.

Adolescencia y fracaso escolar


En cuanto a los adolescentes, se está detectando un problema grave, que es el déficit crónico de sueño. Una forma de comprobar este déficit es supervisar si los jóvenes duermen dos o tres horas más el fin de semana que durante la semana. En algunos casos puede ser por una patología, pero en otros se llega a ello por malos hábitos de retrasar el sueño y muchas veces es por un uso inadecuado de la tecnología antes de ir a dormir. Algunos niños con TDAH presentan también problemas de sueño asociado.

El ser humano invierte, aproximadamente, un tercio de su vida en dormir, una actividad que es absolutamente necesaria porque permite funciones fisiológicas imprescindibles para el equilibrio psíquico y físico.

El sueño juega, según los pediatras, un papel fundamental en muchas esferas del desarrollo infantil. De hecho, uno de cada cinco problemas de comportamiento infantil está causado por alteraciones del sueño.

Los profesionales de Atención Primaria son fundamentales a la hora de detectar estos posibles problemas y tratarlos, ya que son los primeros consultados por los padres que buscan consejo y/o tratamiento para niños y adolescentes. Sin embargo, estudios recientes apuntan a un posible infradiagnóstico de estas problemáticas, ya que el 20 por ciento de los pediatras no preguntan sobre sueño en los controles de salud.       

Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.