La sanidad española ha logrado dar un paso más en lo que a innovación y avance sanitario se refiere. Y es que hace escasos días, el Hospital Gregorio Marañón de Madrid logró
trasplantar por primera vez tejido perinatal de un bebé que falleció dentro del útero. Un proceso asistencial y quirúrgico llevado a cabo por un equipo multidisciplinar que ha estado pendiente en todo momento tanto del bebé donante como de sus padres, para ofrecerles
apoyo moral y médico en todo momento.
Carmen Viñuela, coordinadora de todo el proceso que se ha llevado a cabo en el Marañón y obstetra del centro hospitalario, ha declarado a
Redacción Médica que las fases de gestación, parto y trasplante se han basado en un “contexto de confianza”, en la que se han regido por la “empatía con el paciente”.
En una conversación con este diario, la sanitaria ha explicado que los padres ya sabían que el pronóstico de su bebé no era bueno: “Los padres ya venían con el diagnóstico de la
alteración genética en el bebé y eran conscientes del pronóstico. Hemos estado acompañándoles en todo momento, con
mucho soporte psicológico, resolviéndoles dudas y explicándoles que en cualquier momento podían echarse para atrás”. No obstante, Viñuela ha elogiado la entereza de los padres, que a pesar de que su bebé falleció dentro del útero instantes antes del parto, se mostraron convencidos en seguir con el proceso de donación del tejido perinatal de su bebé.
Si bien todos los profesionales sanitarios que han participado han sido importantes en cada fase del proceso, Viñuela apunta a que los psicólogos del hospital tuvieron un papel relevante durante el momento de gestación del bebé, ya que estuvieron acompañando y apoyando a los padres “en todo momento”. Pero, la coordinadora recuerda que todos los sanitarios fueron fundamentales. Durante el proceso participaron, entre otros,
neonatólogos, cardiólogos y los propios psicólogos. Tras el parto, los facultativos confirmaron que era factible llevar a cabo la cirugía para realizar la
donación del tejido perinatal del bebé. Viñuela especifica que se pusieron en contacto con Cardiología para “valorar el buen funcionamiento de las
válvulas cardíacas del bebé”, y que después, “entraron en escena” los cirujanos cardíacos. Gracias a los facultativos lograron explantar esas válvulas, completando la donación.
"La excepcionalidad de este caso es que el bebé falleció dentro del útero"
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El Marañón resalta la actitud de entereza de los padres
En esta actitud de los padres y su disposición para seguir adelante con la donación tiene una relevancia considerable la situación en la que se dio el parto, puesto que Viñuela recalca que este caso ha tenido una “excepcionalidad” no menor: “La excepcionalidad del caso es que
el bebé falleció dentro del útero, por lo que no sabíamos si la válvula se podría aprovechar”. Ese escenario cambió los planes de los facultativos, ya que la viabilidad y utilidad de los tejidos es “algo más baja”, en comparación con los tejidos de un bebé que nace vivo y muere en unos minutos u horas.
Este, por lo tanto, es el caso de un bebé que nace sin vida y que se donan sus tejidos, por lo que es fundamental actuar “inmediatamente”, según comenta Viñuela. “El tejido necesita tiempo, necesita unas horas. Esto nos permitió, en el instante de la confirmación del fallecimiento, poder cronometrar y valorar el escenario. A partir de ahí, analizamos si las válvulas seguían siendo válidas para ser donadas”, detalla la coordinadora del proceso.
Importancia del tiempo en el trasplante de tejido perinatal
El hito de la sanidad madrileña pone de manifiesto la dificultad que todo el proceso asistencial, sanitario y quirúrgico ha tenido. Una complejidad añadida ha sido la
edad pediátrica “tan precoz” del bebé, ya que a esa edad los tejidos “no son muy maduros y son muy pequeñitos”, por lo que encontrar donante es “muy difícil”, según señala Viñuela.
"Si el bebé hubiera muerto un día antes de su nacimiento, no hubiese sido factible la donación"
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Además, la obstetra argumenta que la diferencia respecto a un bebé que nace vivo y muere después es que controlar el tiempo de la viabilidad del tejido se complica. Detalla que la
validez de esos tejidos se mantiene hasta las 10 o 12 horas de la muerte del niño. Pasado ese tiempo, la donación no se puede llevar a cabo, por lo que saber con exactitud la hora del fallecimiento es vital para poder seguir con el proceso sanitario. “Si el bebé hubiera muerto un día antes de haber nacido, no hubiera sido factible la donación”, explica Viñuela. “En un caso de un bebé que está vivo y fallece después, tendríamos controlado el tiempo y sería más factible llevar a cabo la operación”, indica. Ese control del tiempo, además de ser fundamental para el niño que vaya a
donar las válvulas y para el que las vaya a recibir, es igual de importante para todo el equipo sanitario involucrado en el proceso.
Una opción para el futuro
Haber llevado a cabo con éxito este caso abre una ventana de oportunidades para los bebés que se encuentren en esta situación en un futuro, puesto que conocer esta posibilidad de donación de tejido perinatal puede hacer que se fomente esta opción de donación. Viñuela explica que en este caso los padres tomaron la iniciativa de donar el tejido perinatal de su bebé, ya que conocían de antemano que el feto tenía una anomalía genética que le generaría malformaciones y que existía el riesgo de fallecimiento.
Añade, a su vez, que de ahora en adelante quizás pueda haber otros padres que decidan continuar con su embarazo para donar el tejido perinatal, a pesar de que el bebé tenga un “pronóstico vital inexistente”. “En el caso de que el bebé nazca vivo y muera en unas horas, sus padres pueden plantearse la hipotética donación para que pueda haber más donación de tejidos para esos niños que los puedan necesitar”, subraya la obstetra del Gregorio Marañón. También en los casos en los que el bebé sufra malformaciones en el periodo de gestación y los padres se planteen la opción de
seguir con el embarazo el tiempo máximo posible para poder donar sus tejidos. “Al igual que hace unas décadas no había donaciones de órganos, ahora somos un país líder en este ranking”, compara Viñuela.
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