La melatonina en población infantil
debería recetarse y estar subvencionada por la Seguridad Social en pacientes con trastornos del neurodesarrollo, tal y como advierten los pediatras. Y es que los problemas y trastornos del sueño deben ser supervisados por especialistas. Sin embargo, en la actualidad la melatonina se vende como suplemento alimenticio y en formatos como chicles o gominolas.
“Se ha banalizado” el consumo de melatonina en niños, advierte Gonzalo Pin Arboledas, coordinador del Grupo del Sueño de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Los especialistas llevan meses denunciando el
“abuso” de la melatonina en población infantil que
“no” se debe a un aumento de la prevalencia de los trastornos del sueño sino a “un aumento de problemas con el sueño, debido en gran medida a que hay una falsa expectativa y una necesidad por parte de las familias de que
el niño adquiera unos patrones del sueño de una manera más rápida, porque la sociedad nos lo exige”, explica a
Redacción Médica Pin.
Aunque el pediatra indica que sí que existen trastornos del sueño en la infancia, añade que hay “problemas con el sueño derivados de estas falsas expectativas” que tienen los padres. Por este motivo, Pediatría debería hacer un “diagnóstico” que diferencie “entre un
trastorno del sueño, como síndrome de piernas inquietas, narcolepsia o síndrome de sueño inquieto infantil, y un problema con el sueño relacionado con unos hábitos o circunstancias biopsicosociales y ambientales”, explica Pin.
Además, “
se ha dado la falsa opinión de que la melatonina es una sustancia natural, que es un suplemento nutricional en la mayoría de los casos y que no pasa nada por tomarla”, explica Pin. “Se ha obviado que la melatonina
es una neurohormona que actúa prácticamente en todo nuestro organismo, ya que casi todos nuestros órganos tienen receptores MT-1 y MT-2”, añade. Por lo que tiene tanto “indicaciones” como “contraindicaciones” y “efectos secundarios, especialmente en épocas de desarrollo”, señala el pediatra.
"Se ha dado la falsa opinión de que la melatonina es una sustancia natural y que no pasa nada por tomarla. Se ha obviado que la melatonina es una neurohormona que actúa prácticamente en todo nuestro organismo"
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Ahora mismo
“es una sustancia que no necesita prescripción facultativa”, indica el coordinador del Grupo del Sueño de la AEP. “Cada vez tenemos más datos de que se está usando en edades más justas, no debería ser usada
antes de que el niño establezca su ritmo circadiano, alrededor de los 6 o 7 meses”, afirma. “Y cada vez tenemos más datos de que puede tener sus efectos secundarios”, añade. Además, hay que tener “máximas precauciones” con niños con otras enfermedades, como puede ser la diabetes, según comenta el especialista en sueño.
Por otra parte, no solo basta con saber la dosis adecuada sino que, además, “
es necesario conocer la hora circadiana del niño para administrar la melatonina en el momento adecuado”, de ahí que sea necesario un control por parte de un pediatra con experiencia en sueño.
Melatonina para niños con trastornos del neurodesarrollo
Por otro lado, los pacientes con trastornos del neurodesarrollo como pueden ser "casos graves de TEA o síndrome de Smith-Magenis" sí necesitan la melatonina en forma de “fármaco de liberación prolongada”, comenta a Redacción Médica el pediatra. Está “aprobada como fármaco” y está “indicada” para determinados niños. El problema es que, a pesar de que la necesitan por su situación “crónica”, "no la tienen subvencionada por la Seguridad Social, lo cual es un agravio comparativo con otras enfermedades o situaciones crónicas que sí lo están”, afirma.
En definitiva, “la melatonina es una neurohormona que actúa a nivel intracelular y que debería ser manejada bajo prescripción y control de un facultativo experto en sueño o un pediatra con experiencia”, indica Pin. Por otro lado, existe “evidencia científica” de que esta neurohormona “mejora la calidad de sueño de niños con problemas de neurodesarrollo graves y es reconocida como un fármaco y no está subvencionada por la Seguridad Social”, explica. “Es un contrasentido”, concluye Pin.
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