La Asociación Española de Pediatría ha alertado del
repunte de las consultas por ansiedad y síntomas obsesivo-compulsivos depresión, autolesiones y somatizaciones en la población pediátrica como consecuencia de la crisis generada por el coronavirus.
Estos problemas van a ser abordados durante el II Congreso Digital de la AEP que reunirá a cerca de 3.500 pediatras entre los próximos días 3 y 5 de junio. "El Covid-19 ha tenido un enorme impacto psicológico en los niños por muchos factores pero, especialmente, por las alteraciones que ha provocado en su vida social", ha detallado la presidenta de la AEP,
María José Mellado.
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En este sentido, la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la AEP (SPI-AEP),
Azucena Díez, ha informado de que en los servicios de Pediatría de Atención Primaria y en las derivaciones a salud mental se ha observado un repunte de las consultas por ansiedad, síntomas de tipo obsesivo-compulsivo, depresión, autolesiones y somatizaciones. En concreto, desde el otoño se ha producido un
incremento del 50 por ciento de las urgencias psiquiátricas en menores, especialmente en adolescentes, se ha multiplicado por cuatro los ingresos y se han duplicado los trastornos alimentarios. Concretamente, los trastornos de la conducta alimentaria que se están valorando son "más graves" y requieren "más ingresos" que antes de la pandemia.
Los
principales factores de riesgo relacionados con esas consecuencias psicológicas han sido, inicialmente, la incertidumbre, el exceso de noticias, el distanciamiento social y familiar, la ausencia de rutinas, el abuso de pantallas, los ritmos irregulares de sueño y un patrón de alimentación menos saludable.
"El estrés agudo o crónico está descrito como un desencadenante de problemas de salud mental en los niños y adolescentes"
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En algunos casos, según ha explicado Díez, se han añadido las dificultades económicas y de conciliación de trabajo con el cuidado familiar, y las posibles situaciones de enfermedad propia, de familiares cercanos o incluso el duelo por fallecimiento de seres queridos. "El
estrés agudo o crónico está descrito como un desencadenante de problemas de salud mental en los niños y adolescentes. Este es un momento clave para realizar todos los esfuerzos posibles con el fin de reducir este estrés y evitar que las dificultades psicológicas se cronifiquen en el tiempo dando lugar a psicopatologías más graves. Debemos recordar que los niños de hoy serán los adultos de mañana", ha advertido la experta.
En un principio el confinamiento pudo llegar a ser vivido como una aventura, en la que los niños agradecían no ir al colegio o pasar más tiempo con sus padres, y los adolescentes se sentían más libres de poder consumir más horas en Internet. Sin embrago, pronto comenzaron a aparecer problemas como apatía, inquietud, aburrimiento, dificultades de concentración, insomnio o miedos excesivo. De hecho, los principales datos publicados hasta el momento, tanto en España como en otros países, muestran un
aumento de los síntomas relacionados con diversos trastornos psiquiátricos, principalmente depresivos, de ansiedad, conductas autolesivas y de la conducta alimentaria.
"Estos resultados son muy preliminares, y se espera que al retomar hábitos saludables y contando con apoyos necesarios, la mayoría de los niños recuperen su funcionamiento normal", ha aclarado la presidenta de la SPI-AEP. En este sentido, ha llamado la atención sobre el hecho de que se espera que se produzca un
repunte de conductas suicidas entre los jóvenes, por lo que ha destacado la importancia de que los servicios sanitarios estén preparados para abordarlos y, especialmente, prevenirlos.
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