La
cirugía robótica ha permitido ir más allá incluso de la famosa novela ’
20.000 leguas de viaje submarino’, permitiendo dar un salto de calidad dentro de la
Urología Pediátrica y lograr que los especialistas se sumerjan hasta “
operar desde dentro del paciente, trabajando en espacios muy reducidos y poder realizar suturas complejas”. Uno de los principales centros referentes en este tipo de abordajes es el
Hospital Vall d’Hebrón, que ha llegado a realizar un total de
120 cirugías de estas características.
Marino Asensio, jefe de Sección de Urología Pediátrica y Trasplante Renal; y
Glòria Royo, cirujana adjunta, representan el presente y el futuro del Servicio, compartiendo la misma visión de futuro: “En
España existen centros de referencia de sobra, aunque el problema recae en su
distribución. Transferir las competencias sanitarias a cada comunidad va en detrimento de los pacientes, por lo que es necesario
crear centros de referencia a nivel estatal”.
El hecho de haber alcanzado más de 100 cirugías urológicas pediátricas supone para Royo “que el programa pediátrico formado por
enfermeras,
anestesistas y
cirujanos pediátricos está funcionando y mejorando gracias a la cirugía robótica. El programa está muy establecido”. La especialista recuerda que el centro catalán es el único hospital a nivel español que “realiza desde hace
15 años operaciones con pacientes pediátricos desde
dos años hasta los 17, por lo que somos referentes para poder ofrecer este Servicio de forma pública al paciente pediátrico”.
Asensio asegura que el futuro de la Urología Pediátrica pasa por asegurar el cambio generacional.
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La
cirugía robótica penetró dentro del Servicio de Urología Pediátrica y Trasplante Renal una vez que Asensio logró el título necesario para poder operar con un robot. El propio especialista recuerda que “se inició esta nueva era con una
cirugía de ovario y poco a poco se fueron añadiendo nuevas indicaciones hasta día de hoy”.
El funcionamiento del robot y el papel de los brazos robóticos
Para poder llevar a cabo una operación ligada a
malformaciones del
sistema urinario de la población pediátrica, Royo destaca que es necesario “un especialista que esté al frente de la consola, además de tener un ayudante, una enfermera que conozca el
funcionamiento del robot y que pueda solventar o dar soluciones a
problemas a nivel quirúrgico. Finalmente, el anestesista es clave para realizar una cirugía completa a nivel pediátrico. Se trata de una formación muy importante a nivel multidisciplinar”.
Uno de los instantes durante la cirugía realizada en el Hospital Vall d'Hebrón.
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La incorporación de los brazos robóticos a la hora de realizar este tipo de cirugías ha revolucionado completamente el campo de la Urología Pediátrica, tal y como destaca Asensio: “Por primera vez se está operando al paciente desde dentro con unas pinzas manejadas por un robot y
el especialista se dirige hacia donde le interesa”. El experto compara este tipo de cirugía con la tradicional, en la que “se tenía que abrir una
gran herida y después movilizar las partes para ponerlas hasta donde uno quiere llegar. Con la cirugía robótica se pretende lo contrario y se consigue generar mucho menos dolor en los postoperatorios al no tener herida, además de un
control muy sutil de todos los instrumentos”.
La historia de Ian, un paciente con estenosis
Uno de los últimos pacientes que ha operado el equipo dirigido por Asensio es
Ian, un niño de ochos años que sufrió un
cólico nefrítico durante un viaje a la selva argentina, llegando a padecer una estenosis. Royo declara que “su riñón estaba sufriendo por una acumulación de orina, pero hasta el cólico renal no se tuvieron señales”.
Los brazos mecánicos del robot quirúrgico en plena acción.
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Después de ser intervenido en otros centros, Ian finalmente llegó al Vall d’Hebrón, donde se logró “acceder a la zona afectada con
pequeñas incisiones de menos de cinco milímetros de manera muy precisa, evitando complicaciones y facilitando una recuperación precoz”.
La necesidad de centros de referencia a nivel estatal
Royo analiza el papel y las ventajas que supone contar con brazos robóticos.
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Para el jefe de Sección, a nivel español existe suficiente formación para poder atender a
todos estos pacientes pediátricos, aunque el problema es “la
distribución de los centros de referencia. El Sistema Nacional de Salud (
SNS) está trasferido a las comunidades autónomas y cada uno trata de resolver sus problemas. Esta situación va en detrimento de la asistencia de los pacientes, que se verían beneficiados de centros de referencia a nivel estatal”.
El Servicio de Urología Pediátrica y Trasplante Renal sigue sumando nuevos objetivos de cara al futuro, y Asensio pone el foco en
dos caminos distintos, una vez él decida jubilarse: “Es fundamental un buen relevo generacional y preparar a la gente que viene, que son extraordinarios, para ser capaces de realizar cirugías cada vez más complejas”.
Marino Asensio, jefe de Sección de Urología Pediátrica y Trasplante Renal, utilizando el robot quirúrgico durante la operación.
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