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Los pediatras atienden hasta los 14 años y, de momento, no quieren más

El límite de edad en la atención a niños por pediatras varía entre comunidades, centros y niveles asistenciales


19 mar 2018. 12.00H
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POR MARCOS DOMÍNGUEZ
¿A qué edad debe pasar el niño de que le vea el pediatra a acudir al médico de Familia? No es una pregunta tan sencilla de contestar en nuestro país. En la actualidad, el día que cumple los 14 años pasa a la consulta del facultativo que le acompañará en toda su vida adulta, si bien hay excepciones.

“Generalmente, el eje se establece a los 14 años excepto en Cataluña, cuando pasan al médico de Familia el día que cumplen los 15”, comenta Ana de Santiago, vicepresidenta de Semergen Madrid. “Lo establece cada servicio de salud”. Y recuerda: “Dentro de las competencias de los médicos de Familia está la atención pediátrica; en zonas rurales, donde el acceso a pediatras puede ser más limitado, los niños no están peor atendidos”.

La presidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), Concepción Sánchez Pina, introduce un nuevo elemento en la ecuación: “Con la libre elección hay especialistas especialmente interesados en la adolescencia que optamos por ver niños mayores de 14 años”.

Solo hay cinco países en Europa cuyos pediatras no atienden hasta los 18 años

Esto querría decir que hay seis comunidades (Madrid, País Vasco, La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha y Andalucía) en que los padres pueden optar por que sus hijos e hijas sean vistos por el especialista en Pediatría por encima de los 14 años. “Para los niños es mejor que los atienda el pediatra, es el que mejor enfoca las enfermedades infantiles”.

Sánchez Pina puntualiza que en Europa “la tendencia es que los niños sean atendidos por pediatras hasta los 18 años”. Solo cuatro países además de España –Chipre, Grecia, Hungría e Italia– no lo hacen, destaca.

Pero, ¿quieren los pediatras encargarse de los adolescentes en la franja de entre los 14 y los 18 años? La presidenta de Aepap lo duda: “Tendríamos que tener la misma atención a los niños que en toda Europa, pero faltan como 1.500 pediatras en Atención Primaria, y eso solo contando que atendamos hasta los 14 años”. Por eso, de momento ve inviable y poco apetecible aumentar notablemente su carga de trabajo.

"Los adolescentes dan poco jaleo"

Coincide con esta opinión Javier López Ávila, profesor asociado de Pediatría en la Universidad de Salamanca, pediatra de Urgencias en el Hospital de Salamanca y miembro de la Junta Directiva de Sepeap (Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria).

“Con la falta actual de pediatras y la sobrecarga asistencial, no es el momento de elevar la edad pediátrica los 18”, subraya, pese a que “los adolescentes dan poco jaleo: van poco al médico pero cuando van hay dedicarles mucho tiempo porque hay que hablarles de cosas como el alcohol, el tabaco, etc.”

"En caso de ingreso, igual que no es lo mejor que un chico de 15 años comparta habitación con un anciano terminal"

López Ávila destaca que la situación es diferente en el hospital, donde se procura que los menores de 18 años sean atendidos por el pediatra, sobre todo cuando padecen una enfermedad de carácter crónico, ya sea en consulta o a través de Urgencias.

Recientemente, con motivo del Día Mundial del Cáncer Infantil, el Gobierno anunció que había llegado a un acuerdo con todas las comunidades para que las Unidades de Oncología Pediátrica de todo el país atendieran hasta los 18 años, reflejo de la tendencia que comentaba López Ávila. Pero, en otras enfermedades, los hospitales siguen viendo hasta los 15 o 16 años.

Cuestiones de eficiencia

¿Tiene sentido esta diferencia de edad entre la Atención Primaria y el hospital? Para la vicepresidenta de Semergen Madrid, sí. “Estamos atendiendo a poblaciones diferentes”, explica Ana de Santiago. “En Primaria, médicos de Familia y pediatras atienden a niños sanos con cuadros agudos y por lo general banales, que sean atendidos por uno u otro puede estar más en función de cuestiones de eficiencia”.

En hospitales, sin embargo, “estamos hablando de niños con patologías serias como cardiopatías, enfermedades raras, etc.” Hay otra cuestión: “En caso de ingreso, igual no es lo ideal que un niño de 15 años comparta habitación con un anciano en situación terminal, por eso se está tratando que en todos los hospitales haya unidades de adolescentes”.

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