En la actualidad, uno de cada tres nacimientos se produce por
cesárea en Estados Unidos
y una
investigación reciente, que aglutina los datos de un total de 30 millones de participantes, ha manifestado los
diferentes riesgos que supone este procedimiento tanto para las madres como para los recién nacidos que pueden verse afectados, entre otras enfermedades, por asma y obesidad.
Así, los nacidos por cesárea tienen un 21 por ciento de posibilidades de sufrir
asma a los 12 años y un 60 por ciento de padecer
obesidad antes de los cinco años. Según esta investigación, algunas circunstancias que obligan a optar por la cesárea, como el sobrepeso de la madre, la diabetes gestacional o los bebés muy grandes, son en sí mismos factores de riesgo de obesidad futura.
En el caso de las madres, las mujeres a las que se les ha practicado una cesárea tienen un
17 por ciento más riesgos de sufrir un aborto posterior y un 27 por ciento más posibilidades de que
el bebe nazca muerto. Además, las madres pueden sufrir complicaciones como placenta previa o placenta accreta.
Sin embargo, no todo son incovenientes. La cesárea, comparadas con el parto natural, se asocian con un
riesgo más reducido (un 44 por ciento menos) de
incontinencia urinaria y de prolapso pélvico.
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