Los médicos que atienden las
urgencias a menudo advierten la llegada de
madres alarmadas por
síntomas de sus bebés a los que llaman ‘fiebre’. Pero si la temperatura no excede los
38 grados centígrados, los médicos no hablan de ese
estado, al que en todo caso llaman
‘febrícula’ sin que revista importancia fuera de un cuadro clínico definido.
Por eso, tanto el presidente de la
Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP), Antón Castaño, como el vocal de la
Junta Directiva de la Sociedad Española de Pediatría y Extrahospitalaria y
Atención Primaria (Sepeap), Jesús García Pérez, han recordado que, a partir de los
38 grados centígrados, “y no menos”, es cuando se considera que un
bebé tiene fiebre.
Y es que, según el estudio
Preocupaciones y actitudes de las madres españolas frente a pequeños problemas de salud y desarrollo de sus hijos, realizado por
Mylan junto a
Sepeap, un 20,1 por ciento reacciona con agobio o alarma ante los problemas de salud más comunes de sus hijos como, por ejemplo, la fiebre.
En este sentido, el sondeo descubre que un 47 por ciento reconoce que la principal preocupación es que sus hijos se pongan malos o bien que
no sepan reconocer el motivo del dolor o la fiebre (56 por ciento).
Una actitud que han reconocido haber experimentado tanto el campeón olímpico
Saúl Craviotto como la modelo
Lorena Van Heerde quienes han asegurado haber sufrido “mucho estrés y nervios” cuando han visto que sus hijos se han puesto enfermos.
“En mi caso, mi hija comenzó a llorar sin consuelo y tenía décimas de fiebre. Fuimos a urgencias y le diagnosticaron amigdalitis.
La pobre lo pasó muy mal y, además, no comía, por lo que tanto mi mujer tuvimos una situación muy estresante porque no sabíamos qué hacer”, ha comentado Craviotto.
En este sentido, los médicos han insistido en la importancia de mantener la calma ante la fiebre, tomarles la temperatura a través del recto y llevarles a Urgencias en el caso en el que se superen los 38 grados. Además, han informado de que c
uando los padres tienen menos ansiedad la fiebre del menor “no sube tanto”, ya que estos estados anímicos se le transmiten.
Convulsión febril, un proceso que afecta más al que lo presencia
Respecto a las convulsiones febriles, un proceso que sufre entre el cuatro y el cinco por ciento de los niños, los pediatras han ironizado con que son “procesos aparatosos con una gravísima repercusión en la salud de quien los presencia, pero no de quien los sufre” porque no provocan secuelas ni daños, si bien han aconsejado acudir a Urgencias ante un caso así para
descartar la presencia de otras complicaciones.
Por ello, y porque esta actitud de estrés, incertidumbre y miedo la suelen experimentar todos los padres, especialmente los primerizos, la compañía Mylan, con la colaboración de Sepeap y SEUP, han puesto en marcha la ‘Escuela de la Tranquilidad’, una iniciativa que tiene como objetivo ayudar a los padres a afrontar estas situaciones con una mayor seguridad y, a su vez, facilitarles información “fiable y contrastada” relacionada con el bienestar de los más pequeños.
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