La
Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la
Asociación Española de Pediatría (AEP) han elaborado un documento que busca “estandarizar, optimizar e incrementar la donación pediátrica en España”.
En él reúnen recomendaciones
desde el punto de vista ético hasta el técnico sobre qué pacientes pediátricos son candidatos a donante, cómo recoger el consentimiento paterno o del tutor, y los aspectos para valorar la donación en asistolia controlada, entre otros.
Precisamente en esta última cuestión hacen hincapié las dos organizaciones. Los trasplantes de órganos pediátricos revisten especial dificultad por la
escasez de donantes disponibles, y aunque la
donación en asistolia controlada es una realidad en el paciente adulto, en el pediátrico todavía queda camino por recorrer.
Acceda aquí al documento Recomendaciones nacionales sobre donación pediátrica
Donación en asistolia controlada
Según datos de la ONT, entre 2010 y 2018 se registraron un total de 284 donantes pediátricos, de los que el 96 por ciento lo fueron tras muerte encefálica y un 4 por ciento en asistolia controlada, que implica la
retirada de medidas de soporte vital y una parada cardíaca esperada. El 93 por ciento de sus órganos son aprovechados (por el 86 por ciento de aquellos donantes en muerte encefálica).
"Para las enfermeras supone un estrés moral observar que los cuidados al final de la vida de los niños están sujetos a restricciones"
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Es esta situación especial la que plantea diversos problemas éticos. “Para las enfermeras supone un estrés moral observar que los cuidados de final de vida de los niños que son donantes en asistolia están
sujetos a algunas restricciones debidas al proceso de donación”.
Son niños que no se someten a un mayor número de intervenciones sino que se suspenden “en el entendimiento de que el niño moribundo está recibiendo cuidados paliativos destinados a aportar el máximo confort”.
Donación pediátrica y familias
Por ello, las familias suelen entender bien que la retirada de medidas debe hacerse en quirófano y se realizan otros tratamientos o pruebas diagnósticas para facilitar el trasplante.
“Aceptan y asumen estos inconvenientes porque están convencidos de que lo mejor que podría ocurrirles es que los órganos de su hijo donante fueran trasplantados con éxito”, explica el documento.
La mayoría de estos donantes
tienen una edad entre 4 y 15 años, lo que pone de manifiesto que “hay un amplio margen de mejora en el ámbito de la donación en asistolia controlada pediátrica”.
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