La inclusión de un aumento de los
impuestos a las bebidas azucaradas (pasando de un
IVA del 10 al 21 por ciento) en los presupuestos que ha enviado el Gobierno a Bruselas ha generado interés en los médicos, sobre todo los de
Atención Primaria, que ven con buenos ojos la medida pero que advierten de que, si se quiere mejorar la salud cardiovascular de los españoles, debe actuarse también en otros frentes.
El principal objetivo de la medida son los niños, cuyo consumo de azúcar está “muy por encima del recomendado”, indica
Teresa Cenarro, vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatras de Atención Primaria (Aepap) y coordinadora de su grupo de trabajo de Gastroenterología y Nutrición.
“Todas las medidas que vayan a favor de un descenso en el azúcar en la dieta de todos y, en particular, de lo niños, son bienvenidas”. No obstante, la subida del IVA “debe ir acompañada de otras medidas, ya que no sólo las bebidas azucaradas contienen un exceso de azúcar, hay muchos más productos en el mercado”.
Entre estas medidas pueden estar la
prohibición de su publicidad o un empaquetado que evite el uso de dibujos y colores atractivos para los niños, así como no incluir juguetes en la compra de productos que contienen azúcar.
Estas medidas son similares a las que hay en otros sectores como el de las bebidas alcohólicas y el del tabaquismo, que pueden servir de espejos para la industria de los productos azucarados.
Tabaco y alcohol como espejo de las bebidas azucaradas
Anselmo Hernández y
Cristóbal Coronel, del grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (Sepeap), coinciden en la comparación. “Igual que el alcohol o el tabaco están gravados, se puede gravar a las bebidas azucaradas”.
Ambos opinan que es una buena medida aumentar los impuestos en estos productos, pero Coronel va más allá y sugiere “la restricción de la venta de estas bebidas en centros escolares”.
Si subir el IVA a las bebidas azucaradas desincentiva su consumo, "habría que bajárselo a las que no llevan azúcar", según Blay
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Los médicos de Familia se muestran más críticos con esta medida, que acusan de “recaudatoria”, en palabras de
Guadalupe Blay, de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
“Nos parece una medida recaudatoria, no la solución. Tiene que decretarse reducir la cantidad de azúcar que deberían llevar las bebidas”, algo que se hace en otros países, por ejemplo, con los sobres de azúcar: si en España suelen tener más de 7 gramos cada uno,
en Portugal por ley deben ser de 5, y en Reino Unido, de 3 gramos.
Blay, que representó a su sociedad en la reunión que tuvieron los ministerios de Sanidad y Consumo con agentes de la salud para presentar el informe Aladino 2019, pone otros ejemplos: “Alemania prohíbe el uso de azúcar en las bebidas denominadas ‘kindertee’, especialmente pensadas para hidratar a bebés y niños de corta edad”. El país también busca llevar a Bruselas la prohibición de galletas dulces para niños, y limitar la publicidad.
Además, si se sube el IVA a las bebidas azucaradas para desincentivar su cosumo, “por esa misma razón, que baje el impuesto de aquellas que no lleven azúcar”, para incentivarlo.
Impuestos a la sal y las grasas
Igualmente crítico con la medida se muestra
José Manuel Fernández, del grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que recuerda que no hay estudios “con cierto seguimiento en el tiempo y un nivel alto de evidencia” que demuestren que subir impuestos a estos productos repercute en la salud cardiovascular de la población.
“Lo que sería más adecuado es fomentar una reducción de los contenidos, unas mejores explicaciones en las etiquetas nutricionales de este tipo de productos” y abogar por mejorar la educación nutricional, no solamente para los azúcares sino también para la sal y las grasas.
A este respecto, “tenemos que pensar si productos con sal, que también esta relacionada con la salud cardiovascular, deberían también tener alguna tasa”, incide. “Estoy pensando en
productos cárnicos o conservas”.
Con todo, sostiene que sería mucho más efectivo, para reducir el consumo de azúcar en los niños y niñas, “eliminar todas aquellas máquinas expendedoras de bebidas en los centros educativos”.
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