Coincidiendo con el
Día Mundial de la Hepatitis, investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Valencia han publicado un artículo en la revista científica
Journal of Clinical and Translational Hepatology sobre el estado actual de la
hepatitis aguda grave de origen desconocido en niños. Hasta el 17 de junio se han notificado 991 casos en 35 países de todo el mundo, 50 niños han necesitado trasplante de hígado y 28 han fallecido. “La
coinfección por adenovirus y la variante Omicron del SARS-CoV-2 es la causa más plausible hasta el momento, pero ninguna de las hipótesis sobre el origen de esta hepatitis se ha podido confirmar aún”, destaca la catedrática de Microbiología de la CEU UCH,
Teresa Pérez Gracia, autora del estudio junto a los investigadores Beatriz Suay y Antonio Tarín.
Hace apenas cuatro meses
Reino Unido fue el primer país en alertar sobre este nuevo tipo de
hepatitis aguda grave infantil, cuando el 5 de abril comunicó los 10 primeros casos. Desde entonces, los investigadores de la CEU UCH destacan en su artículo que en el conjunto de la Unión Europea se han detectado 449 casos en 21 países, en niños de entre 1 mes y 16 años. Entre estos casos registrado en la UE, el 76.6 por ciento han sido niños mayores de 5 años, el 31.2 por ciento ha requerido ingreso en UCI y el 8.4 por ciento ha recibido trasplante hepático. Solo se ha registrado un caso de muerte.
En España se han contabilizado 39 casos, con 1 ingreso en UCI.
Vacunas frente a la COVID-19, descartadas como causa
Según destacan los investigadores de la CEU UCH autores del estudio, “siguen sin conocerse las
causas de esta hepatitis aguda grave en niños, que permanece bajo investigación activa en todo el mundo. Pero sí se han descartado como origen los virus de la hepatitis A-E y las vacunas frente al Covid-19, ya que la mayoría de los niños son muy pequeños y no habían sido vacunados. En el caso de la UE, por ejemplo,
el 85.9% de los niños con esta hepatitis aguda grave no estaba vacunado frente a la Covid-19”.
Una de las hipótesis que ha cobrado más fuerza en los estudios realizados hasta el momento es la respuesta anormal a la infección por adenovirus. Según explica Teresa Pérez Gracia, “el adenovirus es un patógeno común en la infancia, que causa síntomas respiratorios o gastrointestinales leves. Una de las posibilidades de la progresión a una hepatitis aguda grave sería la falta de exposición a este virus entre los niños durante la pandemia, a causa de las
medidas de aislamiento decretadas para contener el SARS-CoV-2. Pero una agudización de la infección por adenovirus también podría ser efecto de una infección previa con SARS-CoV-2 o por otro virus o de la coinfección”.
Adenovirus y coinfección con SARS-CoV-2
Según apuntan los investigadores de la CEU UCH en el artículo
“Severe acute hepatitis of unknown origin in children: what do we know today?”, hay evidencias de que
el SARS-CoV-2 persiste en el tracto gastrointestinal y se detecta durante más tiempo en niños que en adultos. “La liberación repetida de la glicoproteína S en el epitelio intestinal produciría la activación excesiva e incontrolada del sistema inmunitario, lo que potenciaría un síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C) que conduce a una hepatitis aguda. Incluso un estudio sugiere que la exposición previa a la variante Omicron (B.1.1.529) puede estar asociada con un mayor riesgo de hepatitis grave en niños, lo que indica una necesidad crítica de estudios de cofactores”.
Los investigadores de la CEU UCH concluyen que la hipótesis más probable sobre el origen de la hepatitis aguda grave infantil sería la concatenación de dos circunstancias: la infección por SARS-CoV-2, con acumulación de virus en el intestino y salida de proteínas virales a la sangre por aumento de permeabilidad intestinal, y una infección por adenovirus que sensibiliza el sistema inmunitario y provoca una reacción exagerada con la subsiguiente inflamación del hígado. “A pesar de esto, todas las hipótesis siguen sin probarse y, ante una situación tan compleja como esta, hay que mantener la mente abierta a todas las explicaciones posibles”, advierte Teresa Pérez Gracia, catedrática de Microbiología de la CEU UCH.
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