El
consumo de bebidas energéticas entre los adolescentes ha ido aumentando en los últimos años, tal y como afirma el último estudio de la Revista Española de Salud Pública (
RESP). Los sistemas
cardiovascular y
nervioso son los más afectados entre los jóvenes que toman estas bebidas, llegando a producir
taquicardias,
ansiedad,
nerviosismo, e insomnio, además de modificar la sensación de
cansancio y
fatiga. Por otra parte, su mezcla con
alcohol permite que se pueda ingerir más cantidad, modulando su efecto. Ante esta situación, los pediatras exigen concienciar cuanto antes a los adolescentes, y el mejor medio para ellos es a través de las
redes sociales.
Félix Notario, presidente de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (
SEMA), sección especializada de la Asociación Española de Pediatría (
AEP), afirma en
Redacción Médica que uno de los principales problemas con estas bebidas es que “la mayoría las relaciona en el
ámbito del deporte, cuando realmente no aportan ninguna propiedad. Estas bebidas,
mal llamadas energéticas y que deberían conocerse por estimulantes, han empezado a ser ingeridas por preadolescentes de
10 y 11 años. Son cafeína pura y llevan todo tipo de aditivos”.
En el estudio publicado por RESP, en el que participaron
135 adolescentes de 16 y 17 años, el
73 por ciento de todos ellos había consumido
una vez en su vida este tipo de bebida y el
20 por ciento lo hacía
regularmente. En cuanto a los efectos adversos, el 77,8 por ciento percibieron aumento en la
frecuencia cardíaca, el 71,1 por ciento
ansiedad, el 68,9 por ciento incremento de niveles de
glucosa en sangre y el 64 por ciento un aumento de la
presión arterial. Ante esta situación, Notario apunta a dos sistemas que se ven notablemente afectados ante el consumo de este tipo de bebidas, como es el
cardiovascular y el
nervioso: “Con esta cantidad brutal de cafeína que llevan, existen aumentos de tensión, además del riesgo de padecer ansiedad, nerviosismo, insomnio, angustia y taquicardias. En un cerebro que se encuentra en evolución
el consumo reiterado de estos tóxicos puede ser fatal para el adolescente. Estas bebidas no se tendrían consumir bajo ninguna indicación”.
"Estas bedidas no se tendrían que consumir bajo ninguna indicación"
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La obesidad es uno de los grandes enemigos en la adolescencia y este tipo de bebidas, tal y como afirma el especialista, “son nefastas por la gran cantidad de azúcar que llevan. Actualmente los
índices de sobrepeso están en torno al
30 por ciento y preocupa mucho el inicio precoz del consumo entre los adolescentes. Además, su mezcla con el alcohol se está convirtiendo en un hábito, ya que permiten un consumo más prolongado”.
Redes sociales, el campo de acción para concienciar
Para frenar esta dinámica preocupante que muchos adolescentes están realizando, Notario apuesta por concienciarlos a través de las
redes sociales: “Los mensajes en los medios tradicionales no sirven para convencer a este público y es muy difícil
competir con el bombardeo publicitario de las marcas que patrocinan los
deportes de riesgo, por lo que los
influencers tienen hoy día una gran capacidad de convicción entre los jóvenes. Sustituir estas bebidas por otras más sanas debe ser el objetivo, además de que son incompatibles con el deporte, modificando la sensación de cansancio y fatiga”.
"Los mensajes en los medios tradicionales no sirven para convencer a este público"
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Erradicar las bebidas estimulantes entre los jóvenes adolescentes es una de las prioridades que busca alcanzar Félix Notario, pese a ser consciente de las dificultades que supone competir frente a los mensajes lanzados por las
compañías que los producen. Niños y niñas de 10 años ya empiezan a consumirlas, por lo que se debe tanto la SEMA como la AEP buscan
actuar cuanto antes en el campo de las redes sociales.
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