La Asociación Española de Pediatría ha ido trabajando en paralelo a los ministerios de Sanidad y Educación con documentos de recomendaciones para mantener a raya el Covid-19 en las aulas. Así hasta llegar a la cuarta versión. "En el último documento de actualizaciones intentamos poner de relieve lo que ha pasado demostrando que
mantener las escuelas abiertas, a diferencia de lo que ocurrió prácticamente en toda Europa, no ha supuesto riesgo ni para la salud de los niños, ni de profesores, ni la transmisión del virus. No tuvo consecuencias negativas", asegura
Quique Bassat, coordinador del Grupo de Trabajo de la AEP para la Reapertura de la Escolarización.
Las 'Propuestas de medidas de Prevención, Higiene y Promoción de la Salud frente al Covid-19 para centros educativos en el curso 2021-2022' parten de eso y van más allá: prevé que para el próximo mes de septiembre el número de estudiantes por aula vuelva a ser el de la época de prepandemia.
Las ratios se adaptarán a las establecidas en cada comunidad autónoma. Por su parte, los pediatras fechan en el segundo trimestre la relajación de medidas en las clases, sobre todo gracias a la vacunación.
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"La gran novedad son las vacunas y la posibilidad de vacunar a los niños. Ya es una realidad en algunos países, como Estados Unidos y Canadá", recuerda Bassat.
Si la Agencia Europea del Medicamento lo aprueba y el Consejo Interterritorial lo ratifica, en España será una realidad para los menores de 12 a 16 años a principios del próximo curso escolar, tal y como lo ha manifestado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, tras la reunión con la titular de Educación, Isabel Celaá, y los consejeros.
"Sabemos que adolescentes y niños más mayores transmiten mejor el virus a otras personas que en niños pequeños. Es el grupo clave a proteger. Así que
la propuesta que ha hecho el Gobierno me parece bastante razonable. Hay una única gran concesión, que es la distancia físicia entre niños", continúa el pediatra, que señala que la propuesta actual sugiere volver a la normalidad.
Esto, indica, supone que no sería necesario contratar a un contingente adicional de profesores, aunque
eso se traduzca en que no se va a poder garantizar la distancia física de 1,5 metros que se recomienda. "En ningún momento en las escuelas se ha demostrado que estemos asumiendo riesgos importantes. También sabemos que el número de niños por clase se ha seguido de manera desigual en muchos centros sin grandes brotes como desenlace. Si se tiene que renunciar o relajar una medida, creo que esta es la que menos impacto tendrá en la transmisión", razona.
Mantener las medidas hasta que la IA baje
"Todo lo demás se mantendría más o menos igual. Nos parece razonable. Pediatría lo que indica es que
cualquier nuevo cambio o modificación a las recomendaciones vigentes en el curso esté relacionado con la transmisión en ese momento", explica. Lo segundo a tener en cuenta es "la proporción de adolescentes vacunados en cada centro".
"En ausencia de proporción alta de adolescentes vacunados debemos seguir siendo bastante estrictos en cómo se apliquen las medidas que han demostrado funcionar muy bien. Pero si la proporción de inmunizados es superior al 50 por ciento, se pueden relajar más medidas", asegura. Una de ellas sería el uso de mascarillas.
Pero, hasta llegar a una incidencia acumulada baja y un porcentaje de vacunados alto, el experto recomienda seguir usando mascarillas y ventilar las clases. "Son los dos grandes factores de prevención", recuerda.
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