Una de las primeras medidas que se tomaron en España cuando aparecieron los primeros casos de coronavirus fue cerrar los colegios, como ocurrió en la Comunidad de Madrid. Se temía que los niños pudiesen ser
catalizadores de la propagación del Covid-19, la misma razón por la que hubo polémica en algunos países con el inicio escolar.
Para comprobar si esto es así, investigadores de la Universidad Politécnica de Cataluña analizaron los datos obtenidos en esta comunidad autónoma. Sus conclusiones apuntan que la
propagación en el interior del colegio no es mayor que el que se produce fuera.
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"Si los grupos están aislados dentro de la escuela (grupos burbuja),
el número total de grupos confinados está estrechamente relacionado con la incidencia local", aseguran los autores. Se basaron en estimaciones de 72.000 grupos de más de 5.100 colegios. Estas dependieron básicamente de dos parámetros: la fracción de tiempo que pasan en la escuela y la fracción de estudiantes infectados detectados, que en el caso de toda la población se estimó estar alrededor del 70-80 por ciento.
Otro estudio realizado en Australia y publicado recientemente en
Lancet Child Adolesc Health, también
sugiere una escasa propagación dentro de los espacios escolares.
Los pediatras en España insisten en que
los niños no son el principal vector transmisor del Covid-19. Un estudio de la plataforma Kids Corona, realizado este verano, confirmaba esa teoría. Los investigadores siguieron a unos 1.900 pequeños en colonias urbanas para concluir que
transmiten el virus seis veces menos que los adultos.
María José Mellado, presidenta de la Asociación Española de Pediatría (AEP), también explicaba en el Congreso de la asociación que durante la primera ola la apertura de los centros solo había contribuido un cuatro por ciento de la pandemia. Para que las tasas no se disparen, ellos
publicaron las recomendaciones para una vuelta al cole segura. Con ellas, al menos de momento,
los centros escolares no se han convertido en un foco de contagio.
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