Ha costado, pero la Asociación Española de Pediatría (AEP) cuenta por primera vez en su historia con un pediatra de Atención Primaria como "primera voz".
Luis Carlos Blesa, quien ejerce en el Centro de Salud Serrería II de Valencia, tenía además el cargo de presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) que ahora ha cedido a Eva Suárez, actual vicepresidenta por Castellón de la sociedad.
Tanto la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) como la Junta Directiva de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (Sepeap),
entidades que agrupan a más de 8.300 pediatras, han respaldado la candidatura de Blesa. El profesional explica a
Redacción Médica que no se trata de "un enfrentamientro contra la Pediatría hospitalaria", pero saben que va a tener
una sensibilidad especial con los problemas que afronta a día de hoy la especialidad en este nivel asistencial.
El pediatra conversa con este medio para explicar cuáles son estas cuestiones y aquellos temas prioritarios que la Junta Directiva de la asociación plantea sacar adelante, como
las nuevas áreas de capacitación específica (ACE), entre ellas la de Atención Primaria.
¿Ya tocaba que un pediatría de Atención Primaria fuese presidente de la Asociación Española de Pediatría?
Efectivamente. En la Asociación Española de Pediatría somos en estos momentos más de 12.000 pediatras. En principio la mitad trabajamos en Atención Primaria. La otra mitad están en el ámbito hospitalario especializado. Dentro de esa distribución que hay, por devenir histórico y por tradición, no por ningún enfrentamiento, han sido quienes tenían más presencia en las universidades y en los grandes hospitales lo que parecían tener un poco más de nombre o de prestigio para ser conocidos más allá del lugar donde ejercían.
Pero
ahora es más fácil conocer a muchos profesionales, aunque trabajen a kilómetros de distancia. Eso ha facilitado que por primera vez en la historia de la Asociación Española de Pediatría sea yo el primer presidente de los que trabajamos en un centro de salud como pediatra de Atención Primaria.
¿La pandemia les ayudó a darse a conocer mejor?
Más que por la pandemia, que ha explotado la comunicación telemática, diría que es porque desde hace ya tiempo la globalización del mundo ha facilitado la globalización del conocimiento de compañeros: no conoces únicamente a quienes trabajan contigo en tu ámbito de actuación, sino de otras ciudades, provincias, regiones y comunidades autónomas.
Es lógico que siendo pediatras haya una cierta alternancia entre los de hospitalaria y Primaria, como lo hay entre profesionales de distintas comunidades autónomas.
Contaba con el respaldo de tres sociedades de Pediatría de Atención Primaria. Además usted es miembro de la AEPap. ¿Tienen planes juntos?
Yo he sido el presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría en los últimos cuatro años. De hecho, hace uno o dos meses nos habíamos presentado a la renovación. La conseguimos para permanecer cuatro años más pero, al haber ganado las elecciones de la AEP, he cedido mi puesto.
El apoyo de las sociedades de Atención Primaria no quiere decir que otros compañeros de hospitalaria, y de muchos otros sitios, no me hayan apoyado. Pero al ser algo nuevo sí que es cierto que la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria y la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, dos sociedades nacionales con 4.000 y 5.000 socios cada una, apoyaban que por primera vez la cabeza visible fuera un pediatra de Primaria.
Insisto que esto no es como un enfrentamiento hacia la hospitalaria, sino simplemente que
la persona que transmite la voz tuviera una sensibilidad especial para Atención Primaria. La profesión pediátrica tiene varios problemas, incluido el reconocimiento de las especialidades pediátricas y otros de ámbito hospitalario, pero pensamos que el más urgente y real en estos momentos es en el ámbito de la Atención Primaria.
"Si no ponemos medidas urgentes, el futuro de la Pediatría de Atención Primaria está en peligro"
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Hay muchas otras cuestiones en cuanto a
conciliación, la docencia o la investigación. Pero el peligro más real y urgente es que en los últimos 10 o 15 años, condicionado quizás por los problemas sociales y económicos derivados de crisis o una mala gestión o calibración por nuestros administradores,
la Atención Primaria ha sido la hermana pobre de los presupuestos de sanidad.
Eso al final repercute en los profesionales que estamos en la Atención Primaria, que
llevamos muchos años sufriendo las mayores cargas de recortes. No quiere decir que no fueran necesarios, no soy político, pero como profesional sanitario con 30 años de trabajo en el sector público sé que la situación ha influido mucho.
¿Cuáles son para usted las actuaciones más urgentes en Pediatría en Atención Primaria ahora mismo?
La más urgente es intentar revertir el camino. Vemos que si no llevamos a cabo medidas relevantes,
el futuro de la Pediatría en Atención Primaria está en peligro. Somos compañeros que llevamos ya muchos años en los centros de salud, muchos con una cierta edad.
El modelo de Sanidad en los centros de salud de Medicina de Familia y Pediatría se implantó sobre la década de los 80. Han pasado más de 30 años y hemos ido accediendo muchos profesionales, pero ahora la mayoría de los que trabajamos en Atención Primaria estamos en unos tramos que
no vemos que pueda haber relevo generacional. No es atractivo para los compañeros jóvenes que terminan. Sin meterme en sueldos -aunque es cierto que el profesional sanitario en España no está demasiado bien pagado- el mayor problema es que en estas últimas una o dos décadas se ha agudizado más. Se han amortizado plazas, no se han renovado ni se han ampliado las salas o las instalaciones. No se han mejorado los medios tecnológicos de ordenadores, centralitas de teléfono, de instalaciones.
La labor asistencial, además, es a veces agotadora. Por supuesto que es fundamental y debe ser la carga mayor para un médico, pero no la única y exclusiva. El profesional no solo trabaja cuando está de cara a un paciente en la consulta; otras veces está buscando información o formándose, ya que es una profesión que exige una formación continuada brutal. Es eso o desfasarse con muchísima facilidad. El avance de los conocimientos es terrible.
Un médico de Familia o un pediatra de Atención Primaria necesita acceder a muchos avances. Somos profesionales que sabemos de todo un poco. Debemos conocer al menos lo más importante y relevante para poder oriengar, diagnosticar o derivar las patologías a los especialistas que consideremos. Eso necesita una formación.
A veces se nos olvida, pero
quizá esta pandemia ha servido para darnos cuenta que en Atención Primaria, igual que en el hospital, también tenemos que hacer una labor investigadora en Medicina. Si un profesional de Pediatría cuenta con 40 o 50 niños en sus siete u ocho horas de trabajo en el centro de salud, significa que va a ser agotador atender a un paciente detrás de otro. No podrá hacer nada más y encima disminuye la calidad de la atención. Los pacientes y la Medicina son complejos. Necesitamos valorar los problemas, hablar con ellos y escucharles, explorarles, hacer informes, derivar y consultar. Todo eso hace que muchas veces las visitas sean de pocos minutos, lo cual es muy difícil. Y eso se repite todos los días durante veintitantos años al final la Atención Primaria está agotada.
Con la pandemia del Covid todo esto ha explotado. Lo que parecía que era una fábula, que teníamos la mejor sanidad del mundo, ha demostrado que hay muy buenos profesionales pero que al sistema hace falta darle una vuelta.
¿Qué más problemas prioritarios hay?
Otro de los problemas es el
reconocimiento de las áreas de capacitación específica de las especialidades pediátricas. Los pediatras tenemos todos la misma formación. Pero dentro del periodo MIR o en el periodo posterior los pediatras podemos capacitarnos o especializarnos en alguna de las ramas o especialidades pediátricas: Cardiología Infantil, Neurología Infantil, Neumología, Alergia, Intensivos, Gastroenterología, Pediatría Social de la Adolescencia...
Contamos con una veintena de especialidades. La Medicina tiene en estos momentos una complejidad muy importante.
¿Van a pedir una veintena de ACE desde Pediatría?
Efectivamente, tantas como especialidades pediátricas hay. Una de ellas es la especialidad de Atención Primaria. Para trabajar en un centro de salud tengo que saber un poco de todo, pero tiene que estar regulado, valorando qué es lo que tengo que saber. Debe haber unas competencias, habilidades y técnicas. Y lo mismo para cada una de las especialidades.
Atención Primaria sería una ACE en Pediatría.
De hecho está solicitada y pedida como una especialidad más de los pediatras, igual que puede haber un pediatra que trabaje en Urgencia Hospitalaria, en Cardiología Infantil o en Digestivo.
¿La atención infantil y adolescente tiene margen de mejora?
La atención infantil y adolescente sí puede mejorar. Por una parte tenemos la suerte de que en España, igual que en otros países del ámbito Mediterráneo,
somos los que conservamos la figura del pediatra de Atención Primaria que en otros sistemas sanitarios europeos no existe. Las familias y la sociedad española nos valoran muchísimo. Somos los auténticos especialistas en el manejo, el tratamiento y la prevención de la enfermedad.
"Con este agotamiento nos cuesta hacer realmente bien nuestro trabajo, sobre todo sin recursos humanos"
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En ese aspecto sí se puede mejorar, porque si nos capacitan el tener mejores posibilidades, recursos humanos, económicos y tecnológicos para hacer nuestro trabajo con una mayor satisfacción personal, uno trabaja a gusto, rinde más y es mucho más agradecido para los que desarrollas tu labor.
En los últimos años, sobre todo con este agotamiento,
nos cuesta poder hacer realmente bien nuestro trabajo, sobre todo sin recursos humanos. Los médicos jóvenes no quieren venir a Atención Primaria fundamentalmente porque tiene una gran carga asistencial, es poco gratificante desde el punto de vista profesional, hay poco margen para la docencia y para la investigación. Y los sueldos afortunadamente son los que son, pero pueden irse al ámbito privado o a otros países donde son mucho mejores y están mejor valorados. Allí les dejan hacer algunas cosas que aquí es más difícil.
Esa es la pena: el sistema sanitario español está formando a muchos pediatras durante 11 o 12 años si aprueba todo a la primera (son seis años de facultad, un examen MIR que preparas casi en un año y cuatro o cinco más de residencia). No puede ser que esos profesionales que hacen falta en el sistema sanitario público, sobre todo en Atención Primaria, vayan a otros sistemas.
No hablo en contra del sistema privado, pero hay que dotar al sistema sanitario público. No
puede ser que por las condiciones y de conciliación no quieran optar a las plazas que tenemos en Primaria. En las últimas oposiciones en Madrid se ha visto que, haciendo falta, no se presentaron compañeros porque no les parece atractivo. Van al sector privado, a otros países europeos o intentan quedarse siempre en los hospitales.
Si mantenemos el modelo que teníamos no podemos quejarnos del nivel de la Pediatría que se ejerce con las familias españolas. Los datos nos muestran que los índices de vacunación en la población española son altísimos, de los mejores del mundo; y los índices de mortalidad infantil o de supervivencias sin secuelas en prematuros y recién nacidos y de mortalidad infantil son desde luego envidiables. Hay estudios y evidencias al respecto que demuestran qu
e parte de ese mérito es realmente por la existencia de verdaderos profesionales formados en el cuidado y en el entorno del niño y adolescente en Atención Primaria.
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