Los niños cuyo padre o madre del mismo sexo padecen ansiedad tienen
más probabilidad de tener un trastorno de ansiedad que los niños cuyo padre opuesto tiene la enfermedad. Así se refleja en un estudio publicado en
JAMA Network Open y realizado por los investigadores Barbara Pavlova y Alexa Bagnell, de la Universidad de Dalhousie de Canadá, y Jill Cumby, del Servicio de Salud de Halifax, Nova Scotia, Canada.
La investigación, en la que han participado 398 niños y niñas, se llevó a cabo entre el 1 de febrero de 2013 y el 31 de enero de 2020 en Canadá. De esta manera, la conclusión del estudio es que, como aquellos niños con un padre del mismo sexo con un trastorno de ansiedad tenían más probabilidades de tenerlo, esto sugiere que los factores ambientales, como el aprendizaje indirecto y el entorno en el que nos movemos, juega un
papel en la transmisión del trastorno de ansiedad de padres a hijos.
Barbara Pavlova ha explicado a la publicación ‘Medscape’ que los hallazgos del estudio indican que
los niños tienen una alta probabilidad de aprender el comportamiento "ansioso" de sus padres, lo que significa "que la transmisión de la ansiedad de progenitores a infantes puede prevenirse".
Riesgo familiar previo
El estudio se ha basado en los
resultados recogidos tras el seguimiento de 203 niñas y 195 niños y sus padres. La edad promedio de los participantes era de once años y todos tenían un riesgo familiar de trastornos del estado de ánimo. La motivación principal del estudio fue determinar el papel de las
relaciones paterno y maternofiliales en el desarrollo de estos trastornos, pues ya se intuía que aparecen en el entorno familiar.
Al igual que se ha asociado un aumento significativo de padecer un trastorno de ansiedad si un padre del mismo sexo también lo tiene, el estudio apunta que
tener un padre del mismo sexo sin ansiedad se asocia con tasas más bajas de ansiedad en los hijos. Asimismo, se observa que el patrón "de trasmisión" es particularmente pronunciado cuando los padres que residen con sus hijos. Este hallazgo, entonces, sugiere mecanismos de transmisión intergeneracional de la ansiedad.
A más edad, mayor incidencia
Del total de los niños participantes (398), un 27 por ciento fueron diagnosticados con uno o más trastornos de ansiedad. Entre estos se encontraba el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno de ansiedad social. Por otro lado, la incidencia de trastornos de ansiedad en los niños aumentaron con la edad. En los menores de nueve años, solo un 14 por ciento padecía la enfermedad, mientras que
en los mayores de 15 la cifra se elevaba al 52 por ciento. Si se separa por sexos, los porcentajes son similares: 24 por ciento en niños y 30 por ciento en niñas.
Así, el estudio concluye que, dado que se sugiere un
factor ambiental como determinante en un supuesto trastorno de ansiedad en los niños, es necesario que los estudios futuros "establezcan si el tratamiento de la ansiedad de los padres puede proteger a sus hijos de desarrollar también esta enfermedad".
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