Explica
Ignacio Cruz Navarro, miembro del Grupo de Sueño de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), que vivimos en una sociedad en la que parece que nos enseñan a estar las 24 horas del día activos, mientras que se menos precia la importancia que tiene un descanso. El sueño, en su opinión, se ve cómo una pérdida de tiempo, cuando es fundamental para la salud física y mental de las personas, especialmente de los niños.
No hace mucho que un estudio
publicado en el
British Medical Journal evidenciaba que la falta de sueño tenía un
mayor impacto en la salud mental de los adolescentes que otros factores como el ejercicio físico o el bullying.
"Parece que, en nuestra sociedad, tenemos la conciencia de que el sueño es una
pérdida de sueño y que además se recupera, cuando realmente no es así. Uno recupera el cansancio, pero el sueño que has perdido se perdió. Y ese sueño se sabe desde hace tiempo que es
fundamental para la memoria y la
fijación de lo que se aprende durante el día,algo muy importante en los niños debido a su
plasticidad neuronal.
Si no duermes bien, no afianzas la memoria", explica Cruz Navarro.
El experto también señala trabajos que han correlacionado la falta de sueño con
trastornos del ánimo, como la
depresión o la
ansiedad. "No me extraña, y me alegra mucho, que el BMJ haya publicado este artículo", señala.
Clases para dormir bien
Tal es la importancia de este artículo, que escolares de todo el Reino Unido podrían comenzar a tener clases para aprender a dormir bien y superar los problemas de insomnio, uno de los principales trastornos del sueño en niños.
Cruz Navarro opina que, probablemente, "sería muy rentable el incluir una
campaña activa para promover un sueño saludable", de la misma forma que se han hecho campañas en los colegios sobre cómo tener una alimentación sana.
Estudios pilotos demostraron que los adolescentes que comenzaban más tarde las clases rendían más
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De momento, en España no existen este tipo de campañas, pero sí que otro pediatra,
Gonzalo Pín, propuso
estudios piloto por la zona del Levante para ver cómo influyen los horarios en el sueño de los
adolescentes: "Tienden a dormirse más tarde y tienen un sueño retrasado con respecto a los niños pequeños, a lo que se une que nuestra sociedad tiene unos horarios escolares que no son favorables para ellos, puesto que en la educación secundaria comienzan antes las clases que en primaria. Además, tenemos el
pensamiento erróneo de que a las 8 de la mañana es mejor que den clase de Matemáticas o de Física".
Pero no; es más bien lo contario: su cerebro aún está dormido por el
retraso de fase. "Se hicieron una serie de cambios en el horario escolar, de forma que los estudiantes entraban más tarde y salían incluso a las cuatro o cinco de la tarde. Además, retrasaban la hora a la que se daban las clases más duras. Y, simplemente cambiando este horario, se consiguió
disminuir significativamente el fracaso escolar", añade.
Educar hábitos
A falta de campañas, los pediatras hacen una labor fundamental a la hora de educar en el 'buen sueño'. "Intentamos hacer prevención, hacer una
educación de hábitos de sueño saludables porque, realmente, es mucho más fácil conducirlo bien desde el principio que reconducirlos una vez que están alterados. La labor más importante que
Pediatría de Atención Primaria tiene por delante con respecto al sueño es la habituación de unos hábitos correctos", apunta Ignacio Cruz Navarro.
El pediatra señala que la mejor forma de educar a los niños es el
ejemplo con los padres. También se les puede explicar a los menores cómo debe ser este descanso una vez tienen capacidad para entenderlo,, pero para entonces ya van tarde.
"Tenemos que ser capaces de hacerles llegar a los padres la importancia de tener un sueño de cantidad y de calidad para todo: para tener una salud mental adecuada, para el aprendizaje, para prevenir problemas de salud del futuro...
Es importante educar sobre esto desde la
primera visita que nos hacen con el
bebé recién nacido", añade.
Dentro de esta educación, Cruz Navarro señala que se debe individualizar cada caso (no todos los niños necesitan dormir las mismas horas, pero han de hacerlo lo suficiente como para que estén activos y contentos y con un buen rendimiento escolar durante el día) y el papel de los
docentes a la hora de
identificar estos problemas. Al menos, hasta que algún día lleguen a los centros escolares estos mensajes como en Reino Unido.
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