El
plan contra la obesidad infantil que presentó recientemente el Gobierno de España ha sido bien recibido por Pediatría y Medicina Interna, ya que
“se pone el foco” en un problema de salud que se ha disparado por la pandemia. Sin embargo, esta iniciativa adolece de varias características que “la
alejan de la realidad” y el e
fecto de las medidas corren el riesgo de diluirse al no estar comprendido dentro de un “plan nacional” que abarque todas las edades.
“Es demasiado idealista, con
muchos propósitos, pero alejado de la realidad. Va a ser difícil asentarlo en el día a día. Está bien que se centre y se den muchos medios a la prevención de la obesidad, ya que es lo más importante, pero debe ir dentro de un plan más ambicioso.
No vale de nada atacar la obesidad infantil si no la atacamos en el
resto de los estamentos de la población”, reivindica Juana Carretero Gómez, vicepresidente primera de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
En ese sentido, la internista pone el siguiente ejemplo: “Si un niño vive en un ambiente mesogénico y procuramos que el niño se mueva en el cole y coma mejor, pero luego en su casa tiene problemas para comer bien o el ambiente de su casa es mesogenico es más complicado”.
El pediatra Constancio Medrano López, presidente de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (Secpcc), también considera como
"una gran noticia" que la obesidad infantil sea una prioridad para los
Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2023, ya que "es necesario que este tipo de patologías se enfoquen desde la infancia para prevenirlas".
Ambos expertos reconocen que el
aporte económico tiene que ser importante para adaptar todas las medidas y que así se dé una alimentación correcta y los centros tengan unas buenas instalaciones deportivas para que los niños hagan deporte.
Un plan sin protagonismo sanitario
Asimismo, Medrano López explica a este medio que "las seis líneas estratégicas que defiende el
Plan Estratégico para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030) son suficientes, y todas y cada una de ellas igual de importantes, desde la actividad física y deporte hasta la creación de un cambio cultural hacia estilos de vida saludables".
Sin embargo, también argumenta que se ha quedado corto. “El ámbito
donde mejor se previene la obesidad infantil es el sanitario, siempre con una buena enfermera y pediatra de Atención Primaria, para que conciencien a esas familias que conocen en el día a día de todas esas líneas estratégicas".
Un sentir que comparte Carretero: “Está bien atacar la obesidad infantil, pero se debe reconocer que la obesidad es una enfermedad y atacarla tanta en el niño como en el adulto. Así
tendríamos mucho más éxito”.
En ese sentido, Medrano López señala que "también
se necesita más educación, por lo que es necesario i
ntegrar la salud en los programas educativos como una asignatura en los colegios. Con este tipo de impulsos, no solo se van a ver resultados en la infancia, sino también en la población general dentro de 50 años".
Pocas esperanzas de reducción de la obesidad infantil
Otra de las cuestiones que más llama la atención es que a pesar de que las competencias dependen de las comunidades autónomas, el plan no ha contado con ellas para adaptarlo a sus características. “Se hace un plan nacional y dentro del documento se específica que el plan podrá
servir de base para los planes específicos de cada CCAA. Debería haber nacido ya adaptado a cada comunidad y que cada una hubiera participado en su elaboración. Es obvio que la actividad física y las posibilidades de realizarla al aire libre
no son iguales en un territorio que en otro”, reivindica Carretero.
Todos estos motivos llevan a la internista a tene
r “pocas” esperanzas de que se logre reducir la obesidad infantil con este plan. “Está muy bien que el plan pivote sobre los centros educativos y que de ahí salga que los niños coman mejor, tengan más horas de educación física y más extraescolares para que hagan deportes, pero debería haberse diseñado para cada área educativa en base a los recursos que tiene y que el seguimiento de las acciones sean más fácil llevarlo a cabo. Cada centro tendrá mas o menos horas y un presupuesto”, explica la internista.
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