En los últimos años, con la mejora de la
supervivencia en cuidados intensivos pediátricos y neonatales y el mejor desarrollo de terapias y técnicas, se ha producido un incremento del número de pacientes ingresados con una
enfermedad crónica compleja, es decir, con una patología tan importante como para precisar
atención pediátrica especializada u hospitalización prolongada durante más de 12 meses. Bajo este concepto, se engloban muchas enfermedades con gran afectación vital y familiar. Patologías que, aunque inicialmente pueden vincularse con un
problema principal (neurológico, cardiológico, respiratorio, metabólico, etc.),
repercuten en el resto de los órganos y sistemas, requiriendo en muchas ocasiones medidas de soporte respiratorio, dispositivos para la alimentación o un catéter venoso central permanente, como recuerdan desde la Sociedad Española de Pediatría Interna Hospitalaria (Sepih) con motivo del
Día del Niño Hospitalizado que se celebra mañana, 13 de mayo.
“Estos pacientes requieren una
atención integral, no sólo de sus aspectos médicos, sino de sus necesidades psicológicas y sociales, además de un gran apoyo a sus familias, que son actores imprescindibles”, apunta Pedro J. Alcalá, presidente de la Sepih, que asegura que el mayor reto al que se enfrentan actualmente los especialistas en Pediatría Interna Hospitalaria es “conseguir la mejor atención, tanto en el propio
centro hospitalario, como a nivel domiciliario”.
Repercusiones de la pandemia Covid-19
Desde la Sepih recuerdan que la
nueva realidad asistencial condicionada por los años de la pandemia por Covid-19, sumada a la reaparición en el último año de patologías infecciosas que habitualmente implican la hospitalización -en muchos casos, con un cambio de la estacionalidad que dificulta la preparación previa y la actividad preventiva-, hace que los
servicios de Pediatría se enfrenten a un momento de gran complejidad. Así se están produciendo
picos de asistencia que generan una gran ocupación en las plantas de hospitalización a causa de procesos infecciosos agudos, como la bronquiolitis, o gastrointestinales, muchas veces relacionados con la reanudación de la escolaridad.
Pero además, como advierten desde la Sepih, se viene produciendo en la última década un incremento del número de pacientes con condiciones de salud crónica y necesidades continuadas de cuidados hospitalarios. “Además de todos los cuadros agudos, existe
incremento muy marcado del número de niños con
enfermedades crónicas y complejas en las que participan muchos especialistas e incluso centros, con el ri
esgo de fragmentación de la asistencia que eso conlleva a las familias”, apunta el doctor Alcalá.
La Pediatría Interna Hospitalaria trata de responder a estos retos a través de la mejor atención integral del niño hospitalizado. Y no sólo desde el punto de vista científico-técnico, sino
incorporando la humanización, la atención centrada en la familia y con formas innovadoras como la
atención domiciliaria, tanto en pacientes agudos como en los crónicos.
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