Dolors Montserrat no titubea a la hora de exponer la solución a la crisis del Covid: “Vacunar, vacunar y vacunar”, asevera la eurodiputada del Partido Popular y exministra de Sanidad, segura de que la Unión Europea “ha hecho los deberes” durante la pandemia. No obstante, considera que, especialmente en los primeros meses de la misma, hubo Estados que pusieron obstáculos a la recuperación en lo que considera un claro ejemplo de “nacionalismo sanitario”.
La irrupción de nuevas variantes del Covid, algunas de ellas más contagiosas que el virus original, ¿aleja el final de la crisis sanitaria? ¿Qué se dice en Bruselas?
Por desgracia, el Covid viene para quedarse bastante tiempo, pero Europa ha aprendido la lección y se ha dotado de instrumentos legislativos para futuras emergencias sanitarias. Nosotros hemos puesto varios de ellos encima de la mesa, desde una autoridad europea independiente que dé respuesta a este tipo de crisis hasta una incubadora que analiza diariamente las variantes del virus con datos de todos los Estados miembro. Europa no solo ha hecho esto, sino que también ha reforzado su respuesta ante las emergencias sanitarias teniendo más autonomía frente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) e impulsando un plan de pandemias que ha permitido que tengamos capacidad de producir entre 500 y 700 millones de vacunas para futuras crisis. Europa ha sido muy reformista, y ha hecho lo posible para estar preparados.
¿Lo ha hecho España?
Hace algo más de un año, el Congreso de los Diputados alcanzó un acuerdo global con 199 medidas, y del 80 por ciento de ellas no se sabe absolutamente nada. El Gobierno de España no ha cumplido con el mandato del Congreso para hacer las reformas necesarias de cara a esta y futuras crisis sanitarias, entre ellas la creación de una ley de pandemias para poder gestionar la pandemia del Covid protegiendo la salud, pero también nuestros derechos fundamentales y libertades y reactivando la economía. Es intolerable.
¿Habría sido diferente si se hubiese impulsado un plan común a escala europea?
Lo que quiere la Unión Europea es coordinar con los Estados miembro las competencias sanitarias para hacer frente a la crisis. Esto ha permitido, en un tiempo récord, invertir en investigación y producción de la vacuna contra el Covid y hacer una compra centralizada para todos los países. Es España la que no ha sido reformista y no ha impulsado los instrumentos legislativos y el marco jurídico que el PP ha puesto encima de la mesa. Ha llegado tarde y mal a todas las olas de Covid.
¿A qué se refiere?
Cuando las cosas iban mal, el Gobierno de España culpabilizaba y trasladaba toda la responsabilidad a las comunidades autónomas, a las que ha abandonado a su suerte; cuando iban bien, se llevaba el titular y la propaganda. Un buen gobernante es aquel que no llega tarde y mal a ninguna de las olas. Ya no nos acordamos, pero en la primera oleada, pese a las indicaciones de la Unión Europea y la OMS de que había que hacer acopio de material, se vio cómo llegaron mascarillas y materiales defectuosos. Y si no llega a ser por Europea, hoy en España no estaríamos siendo vacunados. Pero además, el rastreo de datos no ha existido, porque el Gobierno de España no ha reconocido el número real de seres queridos que han perdido la vida en esta pandemia.
¿Ha hecho la crisis del Covid aflorar actitudes egoístas en Europa?
Quizás al inicio de la crisis vimos un exceso de nacionalismo sanitario por parte de los gobiernos de la Unión Europea. Miraron primero para ellos, se reservaron material sanitario de primera necesidad, desde mascarillas hasta personal y vacunas. Pero quiero dejar muy claro que el Parlamento y la Comisión Europea estuvieron a la altura de las circunstancias, siempre poniendo encima de la mesa instrumentos que ahora han demostrado ser buenos válidos. La historia dirá que, en un momento tan complejo, la Unión Europea fue capaz de dar lo que necesitaba la población, que en definitiva, son vacunas para combatir una pandemia brutal; fondos para recuperar económicamente el empleo destruido; y el certificado digital, que en España es especialmente necesario para el turismo.
Grandes ciudades españoles han vuelto a recrudecer las medidas anti Covid para contener la quinta oleada. ¿Se desescaló demasiado rápido?
Pedro Sánchez se precipitó a la hora de quitar la obligatoriedad de las mascarillas en la calle. Lo que quería era tapar los indultos a los políticos de Cataluña condenados por atentar contra la Constitución. Lo que necesitamos es un Gobierno que tome decisiones sobre salud en base a evidencias científicas, no por propaganda política ni electoral ni para tapar sus vergüenzas y su mala gestión.
El proceso de la designación de plazas MIR quedó empañado por las protestas de los aspirantes por el sistema de elección telemática. El asunto ha llegado a Bruselas: ¿En qué punto se encuentra esta iniciativa y qué recorrido tiene ahora que parece que el Ministerio de Sanidad está dispuesto a volver a la elección en tiempo real?
España tiene uno de los mejores sistemas nacionales de salud del mundo, entre otros motivos por la gran formación que existe. No solo hablamos de MIR: también enfermeros, químicos, biólogos… Lo que no vale es que una cosa que funciona, que está consensuada y que siempre ha funcionado, cambie en un momento de pandemia. El PP lo que reclama es que sea un proceso con las mismas garantías para todos los aspirantes.
Precisamente, desde el sector de la Medicina y el Enfermería vienen reclamando plantillas más amplias, entre otras reivindicaciones, para resolver problemas como los que pudiera generar, por ejemplo, el nuevo plan del Gobierno para estirar la vida laboral de los trabajadores hasta los 68 años. ¿Esta posibilidad es factible en el SNS?
Este es un tema que está trabajando el Pacto de Toledo, tiene que haber diálogo y consenso. A mí lo que me sorprende es que, de los 140.000 millones de los fondos de recuperación Next Generation que le han tocado a España, si miramos el programa del Gobierno, solo 1.500 irán aplicados a la sanidad, cuando podrían ser muy valiosos para reforzar la Atención Primaria y el conjunto del Sistema Nacional de Salud (SNS). Es muy poco, sobre todo porque consideramos que esta década que se abre es la de la salud, la de la investigación. Y una pieza muy importante en este proceso son los recursos humanos, sobre todo si tenemos en cuenta que en los próximos 10 años se va a jubilar muchísima gente y habrá que reforzar plantillas. Antes de salir del Gobierno ya habíamos impulsado una OPE para reforzar el SNS, no solo en sueldo sino también en cantidad, pero no la continuaron.
¿Confía en que este mismo año pueda establecerse una Estrategia Farmacéutica Europea? ¿Qué va a suponer?
Si Dios quiere, la estrategia se aprobará a finales de año, sobre noviembre, y lo que busca son principalmente cuatro cosas: poner al paciente en el centro de las políticas sanitarias, con acceso igual para todos los ciudadanos; el fomento de la investigación, incluidas las enfermedades raras, la resistencia antimicrobiana y las enfermedades neurodegenerativas; el desarrollo de una mejor industria farmacéutica más preparada y resiliente para convertirnos en el gran “hub” mundial; y el liderazgo en el cuidado de la salud.
¿Debería la UE cronificar la compra centralizada de vacunas Covid?
El Covid nos ha servido para extraer la lección de que la compra centralizada es muy positiva. Lo que hemos propuesto en la estrategia farmacéutica, que aún tiene que votarse, es que estas compras centralizadas puedan contemplarse para otras pandemias, en otras emergencias sanitarias. Por ejemplo, para las necesidades médicas no atendidas en una enfermedad rara. Lo que es inaceptable para nosotros es que desde que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprueba un medicamento hasta que llega a todos los Estados miembro pueden pasar tres años. Hay diferencias, brechas entre Estados por temas de comercialización, escasez, o temas burocráticos, porque cada agencia nacional hace sus registros y comprobaciones. Por tanto, la estrategia que hemos hecho apoya armonizar tiempos, reducir burocracias, digitalizar, para que el acceso a los medicamentos sea posible desde el momento en que están aprobados por la EMA y en un plazo máximo de seis meses para todas las agencias nacionales que lo tengan aprobado.
¿Habrá algún momento en que sea necesaria la liberalización de vacunas?
Nosotros defendemos la propiedad intelectual, que es uno de los grandes avances para la investigación y el acceso a tratamientos. Si liberalizamos ahora, daremos un frenazo en seco a la investigación, y por lo tanto se vería afectado cualquier medicamento. El cuello de botella no está ahí, sino en la producción. Porque algunos países subdesarrollados no pueden, necesitan la transferencia de la tecnología y el conocimiento. Dicho esto, el PP propone seguir impulsando Covax, incentivar acuerdos voluntarios de licencia y ayudar a estos países a producir. Liberar vacunas es un debate propagandista.
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