El proceso de
evaluación de las nuevas tecnologías sanitarias es uno de los puntos críticos a los que se enfrentan los desarrolladores cuando quieren que sus innovaciones se incorporen de una manera definitiva al Sistema Nacional de Salud (SNS). Los impulsores de
Marsi Bionics, la compañía que ha lanzado al mercado el primer
exoesqueleto pediátrico español, conocen bien esta realidad después de un proceso de investigación e implantación que se ha prolongado durante 15 años. En la última fase de su proyecto se han topado con una brecha en el acceso a la
sanidad pública que es hasta 30 veces más lenta que la resolución del sector privado.
Conferencia sobre 'Los retos de la innovación ens alud: el caso del primer exoesqueleto pediátrico del mundo'.
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Víctor Chacón, el director de Relaciones Institucionales y Comunicación de Marsi Bionics, ha presentado las claves de esta nueva tecnología en el seno del
XIII Encuentro Global de Parlamentari@s que organiza
Redacción Médica con la colaboración de
Aproaga, Boehringer Ingelheim, Chiesi, Gilead, Pfizer, Sanofi y CSL Vifor. La idea del exoesqueleto se fundó en el seno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que conserva su patente. Aunque su materialización se ha levantado mediante esta
empresa ‘spin-off’ y gracias a la financiación de la Unión Europea y el Gobierno de España.
A pesar de que el proyecto se ha nutrido en su inmensa mayoría de fondos públicos, Chacón ha lamentado la demora en los mecanismos de la Administración para que después la tecnología pueda llegar con cierta celeridad hasta los hospitales. “Quien tendría que absorber o tener mayor interés debería ser el propio sistema público.
No me gasto dinero en algo que luego no voy a incorporar”, ha apostillado.
El portavoz de Marsi Bionics ha cifrado en una horquilla temporal de entre
3 y 5 años el procedimiento para la incorporación de una nueva herramienta como el exoesqueleto a través de la
Red de Agencias de Evaluación de Tecnología Sanitaria. Mientras que ha reducido este periodo a apenas
2 meses en el sector particular. “Cuando llegas a un hospital privado, valoran la
evidencia clínica, los pacientes y los recursos. Analizan coste-beneficio la decisión de compra”, ha subrayado.
Ante esta realidad, Chacón ha hecho un llamamiento para que los parlamentarios de todos los grupos demuestren un mayor
“apoyo político a la innovación” en un momento en el que la inversión en tecnología sanitaria se ha
hundido un 27 por ciento. “Habría que buscar una manera para que este momento floreciente con tanta innovación pueda ser absorbida por el sistema de una manera mucho más ágil”, ha destacado.
El director de Relaciones Institucionales ha puesto sobre la mesa una batería de propuestas que pasan desde dotar de mayor “flexibilidad” a los hospitales para incorporar nuevas tecnologías, introducir
incentivos a la innovación, mejorar las relaciones entre los cuadros médicos y los directivos de salud o reducir la
“rigidez normativa” en los pliegos de los contratos públicos del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Víctor Chacón, director de Relaciones Institucionales y Comunicación de Marsi Bionics.
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La historia del primer exoesqueleto pediátrico
Marsi Bionics cuenta con la legitimidad para trazar este análisis después de haber dedicado más de
15 años a sacar adelante el proyecto del
exoesqueleto pediátrico, dirigido a pacientes con un amplio abanico de enfermedades neuromusculares, desde la parálisis muscular hasta la atrofia muscular espinal.
Elena García Almada es la cabeza pensante detrás de esta iniciativa que se ideó en el CSIC durante sus primeros tres años.
El proyecto dio después el salto con el surgimiento de esta
empresa de investigación que durante más de una década se centró en el desarrollo del prototipo gracias a un
90 por ciento de financiación pública, fundamentalmente de la
Unión Europea, pero también de proyectos estatales como Enisa, CDTI. “No es una startup que nace en un garaje, sino una empresa que nace en un instituto de investigación pública”, ha relatado Chacón.
La principal novedad de este exoesqueleto es que permite a pacientes pediátricos con
patologías neuromusculares andar con la ayuda del sistema mecanizado. La tecnología se acopla a sus piernas y facilita el movimiento de
varios grupos musculares, desde las piernas al cuello, pasando por los brazos o el tronco.
Más allá de esta evidencia clínica, sus autores han puesto en valor el impacto que tiene en la
evolución psicológica de los menores que enfocan mejor la rehabilitación tras el “despertar cognitivo” que implica verse por primera vez de pie. “Para un niño que está en crecimiento, no solo físico sino personal, ese impacto psicológico es determinante”, ha explicado Almada en un vídeo introductorio sobre la nueva tecnología.
Presentación de un vídeo sobre la tecnología del exoesqueleto pediátrico.
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