La posibilidad de que pueda formalizarse ante un profesional sanitario el
testamento vital, aquel mediante el que una persona deja constancia escrita de su voluntad en relación a los
tratamientos médicos que quiere o no recibir en caso de no estar capacitado para expresarse, genera suspicacias y división entre los grupos políticos del Congreso y el Senado. Algunos de los partidos con mayor representatividad, principalmente los que sustantan al Gobierno (PSOE y Sumar),
dudan de la viabilidad de convertir a los facultativos en ‘testigos’ para ratificar el
documento de instrucciones previas a escala nacional pese al interés que recientemente han mostrado desde comunidades autónomas como
La Rioja o Cataluña. Menos tajantes, desde las bancadas conservadoras dejan abierto un resquicio de oportunidad: "Lo que debe promoverse es un protocolo único en todo el territorio nacional", subrayan.
En efecto, la legislación para ratificar el
documento de instrucciones previas no es homogénea a escala estatal. En buena parte de las comunidades existen tres vías para hacerlo: ante tres testigos (al menos dos no pueden tener relación de parentesco ni comercial ni con el declarante), ante notario o ante el personal asignado de la administración autonómica. En otras, como
Aragón, basta que el testamento se realice en
presencia de dos testigos, mientras que en
Navarra se permite la firma de menores de edad.
"El testamento vital permite a la persona pararse y reflexionar sobre las condiciones en las que quiere morir"
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Durante los últimos meses arrecia, por otro lado, una tendencia a
flexibilizar la tramitación del testamento vital, de forma que, por ejemplo, pueda ser
formalizado ante los profesionales sanitarios, que adquirirían de esta forma una nueva competencia. El Parlament de Cataluña aprobó en enero una Proposición de Ley (PL) dirigida en este sentido, y La Rioja podría seguir próximamente sus pasos.
En esta última autonomía, las riendas las ha tomado el
PSOE, que defiende esta modificación normativa para evitar “trabas innecesarias” a la ratificación del testamento y que este pueda ser efectivo “cuanto antes”. Conceder a los profesionales sanitarios la potestad de validar el documento de voluntades anticipadas, concluyen, “permitirá
agilizar el proceso”.
Este sentir, no obstante, no se ve proyectado en el grupo parlamentario del PSOE en la Comisión de Sanidad del Congreso. Fuentes de esta formación confiesan que, a nivel interno, algunas voces sanitarias se han posicionado en favor dar más competencias a los sanitarios en la formalización del testamento vital, pero a nivel general hay dudas
de su “viabilidad” debido, entre otras factores, a las complicaciones de encajar un modelo único en todas las comunidades.
“Habría que consultarlo previamente con las comisiones y asociaciones regionales”, desliza en la misma línea
Rafael Cofiño, ‘voz de mando’ de Sumar en la citada Comisión, que, aunque no manifiesta un rechazo frontal a esta vía, sí reconoce sus recelos. Tampoco se tantea esta posibilidad en la dirección del
PP. "No hay en el corto plazo planes en este aspecto, lo cual no quiere decir que se pueda tantear en los diferentes parlamentos de las autonomías", apuntan.
Protocolo único y registro de instrucciones previas
Aunque de forma comedida, desde el grupo de
Vox consideran que este documento sí tiene visos para formalizarse ante un personal sanitario. “El testamento vital permite a la persona pararse y reflexionar sobre las condiciones en las que quiere morir, y, por tanto, parece conveniente que la persona otorgante pueda rellenarlo después de haber reflexionado sosegadamente” apuntan fuentes parlamentarias de la formación
. Si se cumple con ello, añaden “no habría problema en permitir que pueda formalizarse ante un profesional sanitario de cualquier ámbito del SNS”.
“Lo que sin duda debería promoverse es la existencia de un único protocolo y registro de instrucciones previas para todo el territorio nacional”, zanjan.
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