Sergio Rodríguez era un joven de 23 años
, sin problemas de salud, de Granada, que trabajaba como pintor. No tenía suficientes recursos económicos para costearse los implantes que necesitaba en las muelas y acudió a una
clínica iDental donde le prometieron ayudarle con el coste. Confió en ellos y "fue
lo peor que pudo suceder en la vida", en sus propias palabras.
A día de hoy, este joven granadino padece una
Neuralgia del Trigémino, también conocida como
enfermedad del suicida, provocada por una serie de
negligencias cometidas en la clínica. Se trata de un
trastorno de dolor crónico que afecta el nervio trigémino, que transmite las sensaciones del rostro al cerebro.
"Soy un joven dependiente de mi familia, en cualquier momento me quedo inconsciente y no sé ni quién soy", relata Sergio
|
"En una de las visitas a la clínica, me realizaron
varios empastes a la vez, me pincharos unas
seis o siete veces la anestesia, estuve por lo menos tres o cuatro horas con la boca abierta. Llegué a quejarme porque no aguantaba tantas horas. Después de la intervención me fui a casa, me senté y al cabo de media hora
perdí el conocimiento", cuenta Rodríguez.
Asegura no recordar nada de esa noche: "Mi familia me llevó al centro de salud pensando que eran
efectos secundarios de la anestesia. A partir de esa noche tuve varios episodios iguales. El
médico de cabecera me recomendó hacerme las pruebas de
alérgia a la
anestesia. También fui a Idental y conté lo que me había sucedido, pero me dijeron que posiblemente fuera por la
tensión".
Rodríguez cuenta que volvió a tener "
tres episodios más graves, quedaba inconsciente en cualquier sitio sin razón aparente y la ambulancia me tenía que trasladar al hospital, donde me dejaban una noche entera en observación a base de calmantes. Después de realizarme todas las pruebas pertinentes me dieron el diagnostico:
Neuralgia del Trigemino, una enfermedad incurable con tratamiento de por vida".
El antes y el después de Sergio Rodríguez
Sergio Rodríguez ha estado
mucho tiempo sin ni siquiera poder salir de casa. Ha contactado con una abogada y va a tomar acciones judiciales, pero
el daño ya está hecho de por vida.
"Es lo peor que me ha podido pasar en la vida. Yo era un chico sano y ahora
soy un joven dependiente de mi familia, ya que
en cualquier momento me quedo inconsciente y no sé ni quién soy. De no tomar pastillas nunca ahora
tomo cajas y cajas de día y noche para que no se repitan los episodios", lamenta. Cada vez que ocurre uno,
no puede ni levantarse de la cama al día siguiente.
Su enfermedad se conoce como enfermedad del suicida debido al significativo número de personas que se han quitado la vida,
incapaces de soportar el dolor que provoca. Existen tratamientos en la actualidad para controlar el dolor, pero
sigue sin existir cura.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.