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La dentista que no aguantó y se fue de dependienta: "Ahora no tengo miedo"

Carmen Aguilera explica los motivos que le llevaron a dejar la profesión tras trabajar en España y Reino Unido

Carmen Aguilera, dentista sevillana que ha dejado la profesión tras siete años trabajando.


05 dic 2025. 05.45H
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Carmen Aguilera decidió convertirse en dentista para "ayudar y hacer sonreír a la gente", pero su vocación inicial se fue diluyendo a medida que más conocía la profesión. A unas jornadas largas e intensas física y mentalmente se sumó la complejidad de atender a pacientes que acuden con miedo y ansiedad a consulta, además de una necesidad constante de formación que nunca le llegó a compensar el desgaste. Aunque intentó probar suerte con la Odontología británica, esta experiencia solo consiguió empeorarlo y decidió dejarlo definitivamente. "Aunque mi intención nunca fue ser dependienta, ahora tengo ganas de vivir y voy a trabajar sin miedo", asegura a Redacción Médica. 

Durante la carrera, Aguilera ya comenzó a cuestionar si este camino era realmente el suyo. La competencia entre estudiantes y la falta de una red de apoyo dentro de la facultad hicieron que en cuarto curso dudara por primera vez de continuar. La situación cambió cuando obtuvo una beca Erasmus que le permitió cursar quinto año en Polonia y finalizar la carrera en inglés, una experiencia que describe como determinante para poder terminar sus estudios y recuperar la motivación necesaria para graduarse.

Ser dentista en Reino Unido


Tras terminar la carrera, inició su experiencia laboral en España, primero como ayudante de clínica y después para una cadena dental. Las condiciones, relata, eran adversas: "Eran 40 horas por menos de 2.000 euros y muchísima presión por facturar". Además, la estructura laboral la empujaba al falso autónomo: "En muchos sitios se te da un trabajo de jornada completa pero tienes que ser autónomo. Te ves obligado a hacerlo". Y esta presión constante le pasó factura: "En esta época empecé a sufrir migraña, enfermedad que jamás había oído y que me acompañaría para siempre. Desde que lo dejé, casi nunca la tengo ya".

"En Reino Unido los pacientes están muy dispuestos a denunciar al profesional sanitario, es muy fácil"


Aguilera se mudó a Londres en 2019, pero las exigencias del sistema británico eran elevadas: "Se te pide muchísima experiencia y preparación, portfolio de casos, nivel muy alto de inglés y los pacientes están muy dispuestos a denunciarte". Y es que según explica, en "Reino Unido es muy fácil denunciar al profesional y hay mucha cultura de poner reclamaciones". Su experiencia se agravó con un episodio que ha marcado su vida profesional: el cierre de una clínica donde estaba trabajado. "Al cerrar la clínica, los pacientes me denunciaron a mí ante el consejo. He tardado tres años en cerrar esos casos", explica. "Una vez que te ponen una queja, esto inicia una investigación muy seria. Tardan muchísimo en avanzar y resolverlo. Muchos profesionales deciden terminar con su vida en Reino Unido por este motivo. Es un problema muy grave".

Dejar Odontología y trabajar en una tienda


Así, la presión emocional acumulada reforzó un temor que la acompañaba desde el inicio: "Nunca me sentí cómoda en la profesión. Soñaba con mi jubilación ya desde el principio". Sin embargo, su vida dio un vuelvo mientras ejercía en Londres: "Mi padre, médico en Sevilla, falleció repentinamente. Ya le había dicho que quería dejarlo. así que cuando ocurrió, dejé Reino Unido por un año y la Odontología definitivamente". 

En 2023 volvió a Londres, pero con la firme decisión de no ser dentista así que buscando un empleo que pudiera desempeñar sin presión, aplicó a una tienda de deporte. "Pensé que no sabía hacer nada más, pero mis destrezas fueron valoradas". Comenzó como técnica de ciclismo y asistente de ventas y descubrió que muchas habilidades eran transferibles: "Como odontólogo te dedicas a ofrecer opciones, vender, manejar herramientas y resolver problemas. Eso me ayudó muchísimo".

"He tenido que reducir gastos, pero me compensa porque he ganado calidad de vida, salud mental y ganas de vivir"


Además, el contraste con la clínica dental fue radical. "El ritmo en una consulta es frenético y los errores se pagan caros. Además, hay un ambiente muy competitivo. Si te vas de vacaciones tus compañeros pueden ver a tus pacientes y cometer errores que luego tienes que arreglar tú, o intentar quedarse con tus pacientes. En la tienda es distinto: hay mil cosas que hacer, pero no hay competencia y se pueden cometer errores". Por primera vez en años, sintió alivio profesional. "La presión ahora es casi inexistente. Me despierto con ganas de ir a trabajar. No tengo miedo y a veces tengo que pellizcarme para recordar cuánto ha cambiado mi vida".

Próximo objetivo: ser coach


Aunque el salario sea mucho menor, la balanza emocional pesa más: "He tenido que reducir muchísimo mis gastos y simplificar mi vida, pero me compensa porque he ganado calidad de vida, salud mental y ganas de vivir".

Aguilera no descarta volver a ejercer en España si lo necesitase, pero hoy lo tiene claro: "Tengo la convicción de que no tengo que volver a ser dentista para sustentarme". Su próximo paso es formarse en coaching personal y empresarial. "He cambiado mi vida con valentía y sacrificio. Quisiera acompañar a quienes no se atreven a hacerlo, ayudarles a convertir sus sueños en realidad y encontrar su propósito", asegura. "Si me hubiera quedado en la Odontología, jamás habría podido encontrar mi propósito. Estoy agradecida por todo lo vivido".
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