Un total de 10 minutos y 49 segundos. Esa fue la duración de la participación de
Lucía Martín-Portugués en los
Juegos Olímpicos de Paris. La tiradora y futura dentista se presentaba en la capital francesa como una de las posibles medallas para la delegación española, en este caso, en la disciplina de esgrima. No obstante, la madrileña fue víctima de un mal día bajo los techos de hierro del Grand Palais. "¡Qué vergüenza!", repetía afectada tras perder en su debut en la competición.
Las opciones estaban ahí, ya que Martín-Portugués
había completado un exitoso ciclo olímpico. En su palmarés más reciente lucían dos oros en la Copa del Mundo de Argelia 2022 y el Grand Prix de Túnez 2024, las platas en las Copas de Atenas 2022 y 2024 y el Grand Prix de Túnez 2023 y los bronces en la Copa del Mundo de Estambul 2023 y en la categoría de equipos en el Campeonato Europeo este mismo año. Su gran estado de forma la hacía candidata a las preseas hasta que el sorteo del cuadro quiso que se cruzase con el florete de la húngara Anna Marton.
Por 'ranking' la magiar estaba por debajo de la española, sin embargo, era
una posición engañosa. Y es que Marton es la campeona del mundo por equipos de 2023, no obstante, una rotura en el cruzado de la rodilla izquierda le había hecho perder posiciones. Por lo tanto, el duelo era mucho más ajustado. Es más, Martín-Portugués jamás la había vencido.
La batalla comenzó igualada en el primer asalto, con opciones para ambas tiradoras. Pero, en el segundo, Marton
elevó la agresividad y comenzó a incomodar a la madrileña. "Daba igual lo que intentase hacer porque es que siempre me mataba. He tirado fatal", admitió Martín-Portugués al final del cruce. El resultado fue
15-8. Un marcador que acababa con el sueño olímpico de la estudiante de Odontología.
Odontología para continuar con el florete
Martín-Portugués, de 33 años, comenzó en el
grado en Odontología en la Universidad Complutense de Madrid, el cual combina con su carrera deportiva. Es más, esta es una de las vías por las que optó para poder continuar como tiradora. Además, ha trabajado como camarera y árbitra con el objetivo de mantenerse en el deporte de élite.
La derrota en París no solo duele a nivel competitivo, sino que
pierde la beca con la que financia su carrera. "Es que puede haber sido el último asalto de mi carrera", comentó Martín-Portugués. Y es que la falta de ayudas podría hacer pender de un hilo el futuro deportivo de la número cuatro del mundo. La inquietud con la que viven el día a día los deportistas de disciplinas minoritarias.
De ahí, el desconsuelo de la madrileña tras caer ante la húngara en la primera ronda de los Juegos Olímpicos. Las lágrimas que brotaron en París no son solo por la derrota, sino por
los esfuerzos realizados durante años. Los mismos que le han hecho avanzar poco a poco en su intención de convertirse en
dentista, pero que la han alzado como una de las mejores tiradoras de España de los últimos años.
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