Tras la nota emitida por el Consejo General de Dentistas alertando sobre la tendencia '
Turkey teeth', una moda muy extendida en Reino Unido, se han notificado los
primeros casos en España de personas que han viajado a Turquía para hacerse tratamientos dentales y que han fracasado.
Ferrán Llansana, dentista, ha comunicado que en su clínica ya ha atendido a seis pacientes españoles de
entre 30 y 35 años que, tras volver de Turquía, intentan
arreglar los daños que les han causado. Cuatro de ellos fueron de manera organizada desde Mallorca con un representante que les ponía en contacto con la clínica turca.
Todos viajaron a Turquía para realizarse tratamientos estéticos con rehabilitación de carillas cerámicas por un
precio más barato que en España, pero sin saber qué dentista los iba a atender.
“Actualmente, acabamos de tratar a un paciente porque
se le cayó una corona y presentaba una lesión apical aguda en dos dientes que requirieron una endodoncia, además de un ajuste oclusal complejo y de la rehabilitación de las 20 restauraciones”, explica Llansana.
¿Por qué fracasa el 'Turkey teeth'?
“Como especialista en carillas, -declara Llansana-, considero que el motivo principal del fracaso de estos tratamientos es la ausencia de una planificación exhaustiva. Una buena planificación permite obtener el
mejor resultado estético con el menor tallado del diente”. De hecho, asegura que las preparaciones dentales que les hicieron a estos pacientes en Turquía eran más parecidas a las que se realizan para colocar
coronas inclusivas (fundas) que para carillas mínimamente invasivas.
Del mismo modo, añade que en todos los casos provenientes de Turquía se constata la falta de trabajo con instrumentos de magnificación e incluso de microscopio, además de no invertir el tiempo necesario en realizar un
correcto mock up (simulación del tratamiento) que garantice el volumen final de la restauración. “He observado que se realizaron procesos más estándar y no lo adecuado en estos casos: planificar el volumen final de la restauración y después reducir apenas
0,2 o 0,3 milímetros de diente o incluso descartando aquellos casos que previamente precisen de tratamientos complementarios, como puede ser la ortodoncia”, detalla Llansana.
El tallado tan agresivo de los dientes que les han practicado a estos pacientes en Turquía favorecerá a largo plazo una afectación periodontal. Ahora padecen
periodontitis apicales agudas que requirieron endodoncia en algunas de las restauraciones; pero también presentaban molestias en la masticación por falta de equilibrio oclusal, además del disgusto estético. Y en pocos meses, dada la adhesión realizada en la dentina y los dudosos protocolos adhesivos, los descementados de las restauraciones cerámicas podrían ir en aumento.
Los daños ocasionados por tratamientos de carillas mal ejecutados son irreversibles y condicionarán de por vida la supervivencia de los dientes. “Mi consejo para los ciudadanos es que deben ponerse en manos de dentistas que le puedan garantizar los resultados estéticos que buscan, dedicándoles el tiempo que se merecen. De esta forma, el resultado estético y funcional será bueno. Hay que aclarar que no siempre las carillas son la solución a corto plazo, sino el proceso final de la solución al problema. Por ejemplo, algunos pacientes que tengan
mala mordida o apiñamientos severos deben llevar previamente ortodoncia.
Llamamiento del Consejo General de Dentistas
El presidente del Consejo General de Dentistas, el
Óscar Castro Reino, hace un llamamiento a todos los dentistas que trabajan en España “para que notifiquen a los Colegios Oficiales de Odontólogos todos los casos de pacientes que hayan recibido un tratamiento fallido en Turquía y que, a su vez, los Colegios trasladen esa información al Consejo para así poder tomar las medidas legales oportunas”.
Castro quiere insistir en que “no todas las clínicas dentales turcas realizan malos tratamientos. Como en todas partes, existen dentistas muy cualificados que trabajan con gran profesionalidad. El problema está en aquellas clínicas en las que la persona es tratada como un número más y no como un paciente único”.
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