La profesión de
dentista es una de las de mayor riesgo de
contagio de Covid-19 debido, por una parte, a la proximidad con el paciente durante los tratamientos (inferior a 1 metro), y por otra, a la relativa frecuencia con la que las
actividades clínicas realizadas generan aerosoles, a través de los cuales el coronavirus encuentra un canal de transmisión.
A esta circunstancia hay que sumarle la propia evolución de la pandemia, que con la aparición de
un gran aumento de pacientes asintomáticos o con síntomas mucho más leves, complica aún más las medidas de contención. Por ello, ante esta situación, el
Consejo General de Dentistas de España ha elaborado
un protocolo para establecer los criterios que ayuden a la detección precoz de la infección activa por SARS-CoV-2 en el ámbito de las clínicas dentales.
La necesidad de redactar este documento proviene del reinicio, desde el pasado 11 de mayo, de la actividad clínica dental en un entorno de
nueva normalidad. Después de unos meses en los que, por imperativo legal, la actividad clínica se limitó a la
atención de urgencias (fundamentalmente dolor, infección, inflamación, hemorragias y traumatismos) actualmente se realizan todo tipo de tratamientos. Ello ha supuesto el regreso de los pacientes a sus respectivos centros de atención bucodental.
En concreto, lo objetivos del protocolo son, en primer lugar,
la detección precoz de los casos sospechosos con infección activa por SARS-CoV-2 en pacientes que acuden a las clínicas dentales, así como sus contactos. También se incluye a aquellos pacientes detectados mediante triaje telefónico previo. En segundo término,
el establecimiento precoz de las medidas de control necesarias para evitar nuevas infecciones.
Prescripción de PCR
De este modo, el Consejo General de Dentistas establece que a toda persona con sospecha de infección por el Covid-19 “se le
prescribirá una PCR (u otra técnica de diagnóstico molecular que se considere adecuada) a la mayor brevedad”. Esto es porque, según la evidencia actual, la Organización Mundial de la Salud (OMS) únicamente recomienda el uso de test rápidos para determinadas situaciones y estudios, y con fines de investigación.
En caso de sospecha de infección los dentistas podrán prescribir una PCR
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El protocolo diferencia así entre caso sospechoso y probable. Un
caso sospechoso “cualquier persona con un cuadro clínico de infección respiratoria aguda de aparición súbita de cualquier gravedad que cursa, entre otros, con fiebre, tos o sensación de falta de aire”. Otros síntomas como la odinofagia, anosmia, ageusia, dolores musculares, diarreas, dolor torácico o cefaleas, entre otros, pueden ser considerados también síntomas de sospecha de infección por coronavirus según criterio clínico.
Mientras, un
caso probable es aquel con “infección respiratoria aguda grave con cuadro clínico y radiológico compatible con Covid-19 y resultados de PCR negativos, o casos sospechosos con PCR no concluyente”.
Por lo tanto, el dentista, como ya viene siendo práctica habitual desde el principio de la pandemia, mediante el
triaje previo telefónico, “deberá determinar posibles signos o síntomas de sospecha en los pacientes que solicitan cita”. Del mismo modo, una vez el paciente acuda a la consulta, repetirá la anamnesis en búsqueda de los posibles signos mencionados anteriormente.
Los pacientes deberán ser advertidos en caso de ser sospechosos
Aquellos que presenten alguna de estas señales, “
deberán ser advertidos de que son considerados caso sospechoso y que por lo tanto deben pedir cita inmediatamente en su Centro de Salud para ser valorados”. Además, se les recomendará asimismo permanecer en casa hasta ser atendidos por su médico de familia.
En este sentido, el Consejo considera el que los dentistas puedan legalmente prescribir PCR en los momentos actuales en el que se asiste a importantes rebrotes “supone una considerable ayuda”. Así, y en el ámbito dental,
el dentista puede recomendar la PCR en aquellas situaciones en las que, a criterio facultativo, las actividades a las tengan que someter al paciente sean consideradas de alto riesgo de aerolización o por cualquier otro motivo adicional (por ejemplo, historial de contacto estrecho con caso confirmado, etc.) que, a criterio clínico, aconseje disponer de una prueba fiable sobre el estado de infección activa del paciente.
Esta prescripción “debe enmarcarse dentro del contexto epidemiológico del momento, del área geográfica en la que se ejerce, de la anamnesis al paciente, así como del acto terapéutico que se vaya a realizar”, según el protocolo. En estos casos se prescribirá una PCR la cual será realizada en un
laboratorio privado autorizado.
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