Las redes sociales ofrecen numerosa información sobre las personas que las gestionan, y son muchos los que se han decidido a sacar todos los datos disponibles de los perfiles individuales. Es el caso de
Covadonga González-Nuevo, graduada en Psicología y que acaba de presentar su investigación sobre Facebook en el
III Congreso Nacional de Psicología organizado por el Consejo General de la Psicología de España en Oviedo.
Bajo el título "El uso de Facebook como factor de riesgo de trastornos de conducta alimentaria (TCA)" ha expuesto en un póster los datos de sus indagaciones, en las que ha descubierto que existe una
correlación entre un mayor uso de la red social y un también mayor riesgo de estos trastornos. "Las conclusiones no son firmes, se necesitarían más investigaciones para tener datos más concluyentes y relacionarlo con mayor seguridad", declara a este diario la autora.
Se miraba las fotos que subían, con cuánta gente, cuánto cuerpo salía y el tipo de captura de la misma
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La idea se le ocurrió como trabajo de fin de Grado, y a su profesor le pareció interesante explorar ese camino. Para ello empezó con una
muestra de 200 personas, aunque le resultó un poco complicado conseguir que se fiaran de ella para darle la cuenta verdadera y dejar que se analizaran sus fotografías.
"Hicimos un cuestionario online y lo fuimos pasando a través de grupos de Facebook o de WhatsApp. A los que nos contestaban les fuimos pidiendo permiso para mirar sus cuentas y analizábamos el
tipo de fotos que subían. Además, fijamos unas preguntas sociodemográficas para ver la frecuencia de uso", explica González-Nuevo en conversación con
Redacción Médica.
Fotos de perfil y portada
La investigación se centró en las fotos de perfil y de portada, y lo correlacionaron con el riesgo de padecer un trastorno. Se miraba el número de fotos subidas y con una puntuación de riesgo que le daba por el test que había pasado a los participantes lo correlacionaba en una base de datos.
Además, se categorizaron las fotografías. "Las que salieron significativas fueron el número de personas que están en la foto, la cantidad de cuerpo que sale en la misma o el tipo de captura, diferenciando entre fotos tipo
selfie o foto externa, sacada por un tercero", defiende la psicóloga.
En cuanto a las conclusiones, varias destacables: según el
tipo de captura, se sacan menos fotos de captura externa cuanto mayor es el riesgo de trastorno. "Mi teoría es que esto es debido a que si sacas una
foto externa controlas menos cómo sales en la imagen", asegura.
Respecto al cuerpo que aparece en la foto, quienes mayor riesgo tienen salen en menos fotografías de cuerpo entero, según los datos.
Lectura de instrucciones
Sin embargo, González-Nuevo defiende que a la mayoría de gente le dio igual que sacara información de sus redes, puesto que muchos "ni siquiera se leyeron las instrucciones que les di donde explicaba claramente lo que iba a mirar. Me dieron muchas veces su datos
sin leer el consentimiento informado pero en bastantes casos era gente que me conocía y confiaban en mí, aunque esto no es óbice para que sea recomendable a nivel general que los participantes lean antes dicho consentimiento", afirma.
La psicóloga matiza que con su estudio
no pretende decir que el uso de Facebook en sí sea malo, sino que hay que usarlo con control y de una forma adecuada sin caer en la obsesión por la apariencia física. Como conclusión, reseña que "existe una relación entre el tiempo de uso de Facebook y el riesgo de TCA. Tres características aparecieron relacionadas con el riesgo de TCA: el número de personas, quién saca la fotografía (foto externa o selfie) y la cantidad de cuerpo expuesta".
De momento su intención es poder
seguir investigando en esta línea para saber qué ocurre cuando la muestra sea mayor. Su póster ha encontrado buena acogida en el Congreso, donde muchos le han preguntado por su trabajo y se han mostrado satisfechos. "A la gente le gusta saber más sobre las redes sociales", sentencia la psicóloga.
Acceda aquí al póster completo presentado
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