En España hay 4 millones de pacientes ortoprotésicos. Algunos son crónicos, como personas con miembros amputados que necesitan de una prótesis, usuarios de sillas de ruedas o mayores que necesitan de ayudas técnicas para mejorar su movilidad y autonomía. Otros, son pacientes que necesitan atención de forma puntual, por una caída o una lesión, y requieren de un corsé, una férula o un aparato ortoprotésico.
En estos momentos, la atención de los ambulatorios en casi todas las comunidades autónomas se ha visto alterada. Si un paciente necesita cambiar su prestación porque ha cumplido el tiempo de cadencia, y no se trata de una urgencia, lo más probable es que su atención se vea retrasada, pero “los niños no dejan de crecer aunque estén confinados.
Un chaval con una prótesis puede necesitar de un ajuste para evitar dolores en los músculos y las articulaciones, o incluso una prótesis nueva” explica Pérez Aragundi que añade que “estamos en una situación excepcional, pero no se puede desatender la Atención Primaria pese al Covid-19, porque hay otras patologías” concluye.
La Sanidad en nuestro país financia a través de la Cartera de Servicios comunes del Sistema Nacional de Salud, una serie de productos ortoprotésicos para todos ellos.
A un catálogo muy básico y limitado, se une ahora la falta de prescripciones. Debido al traslado de una gran cantidad de médicos de los centros de salud a los hospitales para hacer frente a la pandemia del coronavirus, se está retrasando la prescripción de productos ortoprotésicos necesarios para estos pacientes. “Las prescripciones han quedado limitadas a las urgencias y a los posoperatorios que no se han visto afectados por el coronavirus” expone Pablo Pérez Aragundi, presidente de la Federación Española de Ortesistas y Protesistas.
Aprovechando el 18 de abril, quieren dar apoyo a sus pacientes para que no se sientan desprotegidos en estos momentos. Asimismo, recuerdan a las instituciones que existe una Carta Europea Derechos de los Pacientes (2002) que incluye 14 preceptos, entre los que destacan 3 que no se están garantizando en estos momentos.
1. Derecho a que los servicios sanitarios les proporcionen un acceso equivalente para todos.
Debido al cambio en el modelo asistencial, en el que prevalece la atención telefónica, se hace muy difícil realizar un seguimiento a un paciente ortoprotésico.
2. Derecho a respetar los tiempos necesarios para recibir un tratamiento determinado.
Aquellos pacientes que deberían actualizar su silla de ruedas, prótesis o cualquier otro producto ortoprotésico, deberán esperar a que se estabilice la situación de los centros asistenciales.
3. Derecho a la innovación.
Los pacientes ortoprotésicos no son pacientes de segunda y tienen derecho a una mejora en el catálogo de productos del SNS. Por ejemplo, en la actualidad no se contempla la cobertura de prótesis especiales para realizar deporte debido a su elevado coste. La Seguridad Social tan solo cubre prótesis básicas. Y todo, pese a que la actividad física es un vehículo de integración y de mejora de la autoestima.
El Gobierno ratificó que el sector de la ortopedia es un servicio esencial y de primera necesidad, y por ello sus establecimientos mantienen sus puertas abiertas, pese a las dificultades que atraviesan. Los propietarios de los centros de ortopedia calculan que se ha producido un descenso del 95% en su actividad desde que se iniciara la crisis sanitaria, algo que relacionan directamente con el confinamiento, pero también con la merma de la atención primaria.
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