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"La prevención bucodental de las personas con discapacidad es importante"

El Consejo General de Dentistas advierte que son más propensas a padecer patologías de este tipo

Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas.

03 dic 2024. 15.30H
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Las personas con discapacidad pueden ver comprometida su salud bucodental por varios motivos, por lo que hay que prestar especial atención a su cuidado. De hecho, según indican desde el Consejo General de Dentistas, las discapacidades del desarrollo como el autismo, la parálisis cerebral, el síndrome de Down y otras, presentan retos a la hora de realizar las actividades diarias, como la higiene oral. Por ello, pueden necesitar ayuda adicional para lograr y mantener una buena salud bucodental y general.

Asimismo, hay que tener en cuenta que las capacidades intelectuales varían de una persona a otra, así como los patrones de comportamiento, los problemas de movilidad, neuromusculares o sensoriales que, dependiendo de su grado, pueden dificultar los autocuidados de higiene oral. Entre las patologías bucodentales más frecuentes se encuentran las caries, la enfermedad periodontal, traumatismos dentales, efectos en el esmalte, maloclusiones y anomalías dentales.

Con motivo del Día Internacional de las Personas con Dispacidad, que se celebra el 3 de diciembre, en palabras de Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas, “la prevención en las personas que padecen algún tipo de discapacidad es doblemente importante”. Según apunta, por una parte, porque el riesgo de sufrir patologías bucodentales es mayor que en la población general, y también porque evita posibles tratamientos dentales que, en caso de ser necesarios, suelen ser más complejos. Por ello, “es necesario que lleven una alimentación saludable, que mantengan una buena higiene bucodental -si es necesario, con ayuda- y que acudan periódicamente al dentista”. 

Tal y como asegura, el método más efectivo para eliminar el biofilm es cepillar los dientes, al menos, dos veces al día, con pasta dentífrica fluorada. De hecho, hace hincapié en que en el mercado existe una multitud de cepillos manuales con diferentes características.

Para las personas con discapacidad, el cabezal debe ser preferiblemente pequeño para evitar provocar náuseas al introducirlo en la boca; las cerdas deben ser de dureza media y de puntas redondeadas para evitar daños en los tejidos duros y en las mucosas; y se recomiendan mangos largos y anchos para que puedan manejarlos bien. Además, existen otras opciones, como el cepillo de triple cabezal, que recorre simultáneamente varias superficies dentarias y está especialmente indicado para personas con dificultades de aprendizaje; el cepillo eléctrico, altamente recomendado para personas con discapacidad; y el dedal con cerdas de silicona, cuyo empleo en lugar del cepillo debe limitarse a determinadas situaciones (por ejemplo, pacientes que no toleran los cepillos o con movimientos incontrolados). 

“Las personas con discapacidad psíquica moderada-grave o con una limitación motora importante no suelen cepillar sus dientes de forma eficaz, y los que lo intentan, en el mejor de los casos, consiguen eliminar la placa exclusivamente de los dientes de delante”, asegura Castro. Por lo tanto, señala que requieren de una vigilancia muy estrecha y ayuda directa para realizar un cepillado correcto.


El manejo clínico del paciente en la clínica dental


Para el máximo representante del Consejo, es esencial infundir confianza a las personas con discapacidad. Esto ocurrirá si durante la primera entrevista, se evalúa el estado emocional del paciente y su grado de cooperación, lo que determinará el mejor enfoque. De hecho, “la presencia de los padres o de un cuidador facilita la comunicación y permitirá transmitir la información relevante”. Asimismo, puntualiza que para reducir la ansiedad del paciente se deben utilizar palabras tranquilizadoras y un tono de voz calmado

En cuanto a la elección del tratamiento, este dependerá del tipo de discapacidad, de las reacciones del paciente, de la naturaleza del tratamiento odontológico y de la experiencia del profesional. “Cuando un paciente con discapacidad acude a la clínica, se debe implicar todo el equipo, desde el recepcionista hasta el dentista, manteniendo a todos informados y comprometidos con las necesidades del paciente, la experiencia puede ser mucho más positiva”, asegura Castro.

En este contexto, el Consejo General de Dentistas y la Fundación Dental Española, junto con SEOENE (Sociedad Española de Odontoestomatología para pacientes con Necesidades Especiales) y Oral B.

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