Este viernes arranca el
V Congreso Nacional de Psicología (CNP2021 Virtual) e
International Symposium on Public Health Psychology. Un evento organizado por el Consejo General de la Psicología de España (COP) y la Psicofundación que, por primera vez, se presentará en formato digital y que promete ser un fantástico punto de encuentro para estudiantes y profesionales al poder ofrecer un valor añadido a las modalidades presenciales, como el acceso a un mayor volumen de contenidos y el contacto más directo con los profesionales que participan.
Bajo el lema
‘Psicología y salud pública: necesidad y oportunidad’, el Congreso será una importante cita para compartir las últimas novedades y los avances de la profesión en los diferentes ámbitos y especialidades de la disciplina. Horas antes de su puesta en marcha,
Silvia Berdullas Saunders, CEO del Consejo General de la Psicología de España, profesora asociada de la Universidad Complutense de Madrid y Gerente del CNP2021 e
International Symposium on Public Health Psychology, explica a
Redacción Médica cómo se desarrollarán estas jornadas que se celebrarán desde el 9 hasta el 11 de julio.
En esta ocasión, el encuentro será íntegramente virtual. ¿Cuáles son sus expectativas respecto a la celebración de este evento y qué ventajas supone este formato?
El objetivo fundamental del CNP2021 es potenciar la psicología española, tratando, como en anteriores ocasiones, de impulsar una integración cada vez mayor entre lo profesional y lo científico. Con la celebración de un congreso nacional y generalista buscamos consolidar aquello que, como profesionales de la Psicología, nos une y nos da identidad, más allá de las demandadas especializaciones profesionales. Se trata de integrar las particularidades y fortalezas de cada una de las diferentes áreas y ámbitos, fomentando la generalización de aquellos aspectos que puedan ser comunes y que actúan como elementos transversales.
La pandemia ha potenciado la realización de actividades virtuales. Frente a los congresos tradicionales, conectarnos
online nos permite llegar a un público más amplio, internacional, interactuar con mayor facilidad con otros profesionales interesados en las mismas áreas profesionales y de investigación y acceder a un mayor volumen de contenido al que no podríamos llegar de plantear el mismo reto presencialmente.
"La pandemia ha servido como amplificador y megáfono de una realidad, la de la necesidad de la atención a los aspectos psicológicos y la Salud Mental"
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¿Cuáles son los principales temas que se van a abordar? ¿Qué van a poder aprender los asistentes?
La participación para este congreso virtual es muy alta. Casi 2.000 participantes, profesionales de la Psicología, se han apuntado a esta edición virtual. Tendrán lugar más de 740 actividades, entre conferencias, simposios, simposios invitados y comunicaciones orales, además de pósters. Entre los temas más relevantes que preocupan a la profesión en la actualidad, se encuentran cómo abordar la prevención del suicidio, la necesidad de atender de manera integral a la Salud Mental, incorporando psicólogos en los diferentes niveles de atención a la salud (atención primaria, servicios sociales o atención y prevención en salud pública, entre otros) o la importancia de incorporar elementos psicológicos y del comportamiento en la prevención en el ámbito de políticas de salud.
¿Cuáles son los temas que considera que pueden suscitar un mayor interés entre los asistentes?
Entendemos que los mismos en los que hemos puesto el foco en nuestra agenda en directo. No obstante, hay otras áreas más específicamente de desarrollo de competencias clínicas y profesionales o temas de intrusismo, que seguramente atraigan la atención de los participantes.
‘Psicología y salud pública: necesidad y oportunidad’ es el lema de esta edición. ¿Por qué?
Si algo nos ha enseñado la pandemia por Covid-19 es la importancia que tienen los aspectos psicológicos y los relacionados con el comportamiento a la hora de definir e implementar políticas de salud pública y de promoción y prevención de la salud. Desde las conductas de protección y contención del virus, hasta la manera en que deben comunicarse estas medidas, todos estos aspectos tienen un componente psicológico que, como se ha comprobado, de no tenerse en cuenta, pueden llevar al fracaso en su aplicación. Esto debería hacernos comprender la necesidad de incorporar, en todas las áreas relacionadas con salud, profesionales de la psicología que puedan contribuir al desarrollo de estos aspectos con garantías de calidad y con respuestas basadas en la evidencia científica.
Asimismo, en las últimas semanas, están siendo diversas las formaciones políticas que están resaltando la importancia de atender la Salud Mental, y son muchas las autoridades y administraciones que han destacado la labor que los psicólogos y psicólogas han venido desarrollando a lo largo de esta pandemia. Sin embargo, este discurso no se está acompañando de medidas reales y concretas que respalden, con garantías, la atención psicológica de los ciudadanos y ciudadanas. Llegamos a la pandemia con unos recursos psicológicos raquíticos y, a pesar de que a todos se les llena la boca con la necesidad de una atención psicológica universal, gratuita y de calidad, la realidad es que, pasan los meses, y esto no se trasvasa a la estructura de hospitales, centros de salud, servicios de emergencias, servicios sociales o servicios de prevención y promoción de salud pública.
La gran damnificada por esta falta de recursos es la población general y, por lo tanto, hemos querido poner el foco del Congreso en la salud pública y en la psicología de la salud pública para hacer un llamamiento y un recordatorio a las autoridades y a la administración de cubrir y atender estas demandas.
La Salud Mental ha copado numerosos titulares en los últimos meses, ¿qué peso ha tenido la pandemia en este proceso de visibilizar la importancia de la Salud Mental?
Como apuntaba en la pregunta anterior, y como señalas ahora, la Psicología y la Salud Mental han estado en boca de numerosas administraciones y formaciones políticas en los últimos meses y, en este sentido, la pandemia ha servido como amplificador y megáfono de una realidad, la de la necesidad de la atención a los aspectos psicológicos y la Salud Mental.
Las consecuencias y el impacto psicológico que ha tenido y está teniendo el Covid-19, como son el aumento significativo de síntomas relacionados con depresión, ansiedad o trastorno por estrés postraumático han hecho saltar las alarmas de instituciones como la WMHF o la OMS y, por extensión, de las diferentes autoridades, medios y de la población general.
Sin embargo, y no puedo insistir lo suficiente, este discurso no debe confundirnos. La brecha entre el discurso y la realidad de la atención psicológica que se ofrece en España es profunda y corremos el riesgo de identificar esa reciente verborrea sobre la Salud Mental con la existencia de unos recursos psicológicos en los diferentes niveles de atención que, de facto, o son insuficientes cuando existen o totalmente inexistentes.
Como denunciaba el Defensor del pueblo el pasado año, lo hacía en 2010 el informe de la Ponencia de estudio del Senado sobre las necesidades de recursos humanos en el Sistema Nacional de Salud y como venimos denunciando desde este Consejo General y otras sociedades científicas desde hace años, los recursos psicológicos en nuestro país son completamente insuficientes y se vienen descuidando de forma sistemática: la ratio de psicólogos en España no llega a 6 por cada 100.000 habitantes, siendo de 18 psicólogos/as por cada 100.000 habitantes en la Unión Europea, ni que decir si nos comparamos con los países de la OCDE.
Además, la mayoría de estos profesionales se encuentran en los servicios de Salud Mental y se descuidan niveles como la Atención Primaria, las urgencias, los servicios sociales o las escuelas, con toda probabilidad porque el Sistema Nacional de Salud centra más sus recursos en la curación y medidas paliativas que en la promoción en sí de la salud en general y la Salud Mental en particular, lo que, además, pone obviamente en jaque la sostenibilidad y eficiencia de la sanidad y servicios públicos.
"La brecha entre el discurso y la realidad de la atención psicológica que se ofrece en España es profunda"
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¿Cómo ha repercutido el Covid-19 en la Psicología y que se ha aprendido de esta crisis?
Como venimos comentando, el Covid-19 ha puesto, de nuevo, a la Psicología en el mapa y ha supuesto un reconocimiento general a la intensa labor que desarrollan los y las profesionales de la Psicología, en numerosas ocasiones, de forma discreta y en sordina.
Sin embargo, no es la primera vez que se ensalza el papel de la psicología y que este reconocimiento de las necesidades de atención psicológica, no se traducen en la mejora de los servicios y la ayuda psicológica que se ofrece a la ciudadanía. Los atentados del 11-M son un ejemplo claro. Esperamos que, en esta ocasión, el reconocimiento no se quede únicamente en palabras y que sirva para impulsar y acometer una reestructuración de los servicios de salud, de tal manera que aborden, de forma integral, la salud psicológica y mental. No tiene sentido que la atención y la prevención psicológicas sigan proponiéndose de forma reactiva y que sea necesario generar recursos extraordinarios cada vez que hay alguna eventualidad. A medio y largo plazo, este tipo de estrategias solo encarecen los sistemas, incrementan las cargas económicas y reducen la calidad y viabilidad de los servicios.
Acometer un cambio de este tipo demostraría que situaciones tan difíciles como la que estamos teniendo que atravesar pueden tener un componente de crecimiento inestimable. En todo caso, solo el tiempo nos dirá si, de hecho, estamos aprendiendo algunas lecciones de esta pandemia.
El nuevo coronavirus va a estar muy presente en el programa, ¿desde qué enfoques se va a abordar la pandemia?
El enfoque del abordaje de un problema tan complejo como es una pandemia desde la Psicología debe ser múltiple e incluir tanto los aspectos preventivos, como son la promoción básica de una salud psicológica y emocional desde edades tempranas, como los aspectos relacionados con la intervención en el caso de la aparición de síntomas y/o psicopatología o aquellos relacionados con la psicología de la salud pública.
Las medidas de contención de la pandemia por Covid-19, como han sido la promoción de medidas de protección y contención del virus, de hecho, y de manera general, las medidas de contención de los problemas de salud pública, como ocurrió en su día con la aparición el VIH, son eminentemente conductuales y, en ese sentido, la Psicología es la ciencia del comportamiento que dispone del cuerpo de conocimiento teórico-práctico para el abordaje de estos problemas y situaciones.
Por lo tanto, el programa quiere cubrir este problema de salud pública desde todas las ópticas propias de nuestra disciplina.
En el Congreso, se tratan numerosos temas considerados tabúes, como puede ser la conducta suicida en el periodo perinatal o la cronicidad de un trauma. ¿Por qué cree que es importante que se aborden estas cuestiones en un escenario como el del Congreso?
De nuevo, se trata de problemas de salud pública que suponen graves pérdidas y sufrimiento humanos. En este sentido, es necesario garantizar que los profesionales profundizan en el conocimiento sobre los avances en cuanto a estrategias de prevención e intervención, pero también es imprescindible que desde los diferentes niveles y administraciones se sienten las bases y se generen los recursos para fomentar esa prevención y abordaje. Como todo sabemos, para que eso suceda, es necesario que estos problemas formen parte de la conversación, del “discurso” y que se visibilicen desde todos los lugares posibles.
Por último, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta la Psicología en esta nueva etapa?
El mayor reto continúa siendo generar la conciencia social y política suficiente, -particularmente esta última-, como para que se redireccionen los esfuerzos y recursos y se redimensione y reestructure la manera en que estamos cuidando la salud de los ciudadanos y ciudadanas. Es necesario que se proponga e impulse una atención a la salud orientada a la prevención más que a la aplicación de medidas paliativas y que esta tenga, necesariamente, en cuenta los aspectos comportamentales y psicológicos. Una política de salud sostenible, universal y de calidad y, particularmente, una salud pública, no es viable sin la perspectiva psicológica. Cualquier propuesta de atención a la salud sin psicología es una estrategia parcializada, necesariamente reactiva y que olvida que la salud empieza por la promoción de comportamientos saludables y una emocionalidad sana. En un momento en que la sanidad pública está comprometida, es necesario encontrar vías que permitan poner el foco en la prevención y aliviar la carga que pueden llegar a suponer los enfoques asistencialistas y paliativos.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.