La
Organización Mundial de la Salud (OMS) recoge que los probióticos son “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped”. Las expectativas sobre la próxima generación de probióticos que puedan reemplazar las bacterias faltantes en personas con mayor riesgo de enfermedades son significativas. Sin embargo, los científicos se topan con un problema: superar la sensibilidad al oxígeno de las bacterias, un desafío para el desarrollo de estos productos. Ahora, un artículo publicado en
Nature recoge una investigación en la que se detalla que se ha
superado la sensibilidad al oxígeno de Faecalibacterium prausnitzii, una bacteria intestinal antiinflamatoria.
Esta bacteria se reduce significativamente en pacientes con diabetes tipo 2, hiperlipidedmia y enfermedad inflamatoria intestinal, según el estudio; y su abundancia también varía con la edad y el estilo de vida. En esta investigación, a cargo de un grupo de la Universidad de Gotemburgo y una compañía de probióticos,
se coaisló Faecalibacterium prausnitzii junto con la bacteria Desulfovibrio piger, que, tal y como se detalla, tiene efectos beneficiosos sobre el crecimiento y la función de la otra. “Al ‘entrenar’ posteriormente a las bacterias sensibles al oxígeno en un entorno electroquímico favorable, los investigadores pudieron aislar
Faecalibacterium prausnitzii más tolerante al oxígeno”, resume un comunicado emitido por la entidad académica.
El estudio, que da un nuevo paso sobre
los probióticos de próxima generación, concluye que la producción de
F.prausnitzii como probiótico es de "gran interés e importancia". La estrategia seguida, basada en la
explotación de sinergias existentes entre microorganismos intestinales y la mejora de la tolerancia al oxígeno, "muestra" que podría desarrollarse como un probiótico para uso humano. "Esta tecnología puede usarse para el desarrollo de otras bacterias extremadamente sensibles al oxígeno, como
probióticos de próxima generación para dirigirse a poblaciones de pacientes con cantidades disminuidas de estas bacterias", concluye la investigación.
En palabras del experto en microbiología celular y fisiología de ratones y uno de los autores del estudio,
Fredrik Bäckhed: "Al combinar una simbiosis natural con el 'entrenamiento' de las bacterias, hemos establecido una
nueva estrategia para producir bacterias sensibles al oxígeno como productos bioterapéuticos vivos, que podrían prevenir enfermedades cuando estas bacterias se reducen en número".
Los próximos pasos
El estudio demuestra que la combinación de bacterias
es segura para el consumo humano. En primer lugar, se comprobó ratones, para luego investigar la tolerabilidad en 50 hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 20 y los 40 años.
El próximo paso marcado es analizar cómo la suplementación con estas
bacterias puede afectar el control del azúcar en personas con diabetes. "Tenemos grandes esperanzas; más estudios mostrarán si tenemos razón en nuestra hipótesis de que
las bacterias intestinales tienen el potencial de mejorar nuestra salud", explica el catedrático Bäckhed.
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