El
consumo regular de
refrescos azucarados se asocia significativamente a
mayor riesgo de desarrollar en el futuro un
cáncer de mama invasivo en mujeres postmenopáusicas, según un estudio realizado en el marco del
Proyecto SUN (‘Seguimiento Universidad de Navarra’), por el
grupo de investigación Ciberobn de Medicina Preventiva-Navarra. La investigación, que valoró a más de
10.000 mujeres seguidas durante una media de
9,9 años, se ha
publicado en el
European Journal of Nutrition.
Otros estudios realizados en
EEUU y en Australia habían encontrado resultados similares, según apunta
Alfredo Gea, profesor de la Universidad de Navarra e investigador del
Ciberobn. El
azúcar contenido en las
bebidas azucaradas podría actuar, entre otros mecanismos, mediante un
incremento de la concentración de insulina en sangre, y directamente sobre las células del tejido mamario.
Hay varios mecanismos, por los que el consumo de refrescos azucarados puede promover la proliferación de células del tejido mamario, y favorecer la invasividad y la migración de células tumorales. Mayores concentraciones de insulina también promoverían la transformación periférica de andrógenos a estrógenos en mujeres postmenopáusicas.
Es bien conocido que
mayores concentraciones de estrógenos libres circulantes en mujeres postmenopáusicas
incrementan el riesgo de cáncer de mama. “Existen, por tanto, mecanismos que podrían explicar los resultados encontrados”, según
Andrea Romanos, firmante del artículo y becaria de la Asociación Española contra el cáncer (AECC).
Nueva evidencia para apoyar estrategias de salud pública
Según
Estefanía Toledo, codirectora del grupo del Ciberobn de Navarra, estos resultados aportan
nueva evidencia para
apoyar estrategias de salud pública dirigidas a
disminuir el consumo de bebidas azucaradas a nivel de la población.
No obstante, los autores de este estudio, que ha sido ha sido posible gracias a la
financiación recibida por el Instituto de Salud Carlos III, el Ciberobn, la Asociación Española Contra el Cáncer y el Gobierno de Navarra, matizan que se necesitan
estudios longitudinales más amplios para apoyar esta asociación.
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