Encontrar nuevos tratamientos para el
cáncer de mama con metástasis es uno de los retos que se han propuesto los investigadores
Toni Celià-Terrassa y
Joan Albanell, iniciando un proyecto del
Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar). La semana pasada se llevó a cabo el acto de entrega del III Premio M. Chiara Giorgetti a la investigación en cáncer de mama metastásico, y el proyecto impulsado por Celià-Terrassa y Albanell fue el reconocido por parte de la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico (CMM), además de recibir 100.000 euros para impulsar el proyecto.
El biólogo y bioquímico Celià-Terrassa ha explicado en
Redacción Médica que “este proyecto está diseñado para este tipo de convocatorias y lo realizamos específicamente gracias a el otorgamiento de este premio. A partir de aquí, es un
premio muy especial por el hecho de venir directamente desde la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico. Los pacientes que sufren esta patología tienen
necesidades clínicas urgentes y actualmente el pronóstico es muy malo.
No es curable, necesitan
opciones terapéuticas nuevas y creemos que la inmunoterapia puede ser una de las mejores opciones si evitamos su resistencia”.
"La inmunoterapia puede ser una de las mjores opciones si evitamos su resistencia"
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Pese a que el proyecto se inicia ahora, Celià-Terrassa afirma que su grupo de investigación lleva tiempo dedicándose a “estudiar cómo podemos hacer que la
inmunoterapia funcione mejor en
cáncer de mama, especialmente el
metastásico. Tenemos datos preliminares de un ensayo clínico de pacientes metastásicos tractados en inmunoterapia. A partir de aquí logramos analizar cuáles eran los
genes más representados en los pacientes que no se benefician de la respuesta al tratamiento, un
total de 17”.
En busca de predecir la resistencia de los genes a la inmunoterapia
Estos genes representan la parte fundamental del
estudio traslacional, que tiene una duración aproximada de dos años. “Con estos genes se inicia el estudio con
cohortes mucho más amplias de pacientes tanto a nivel
transcripcional como de
tejido de muestra clínica, además de nivel funcional. Queremos entender si estos genes son los
responsables y el mecanismo que hace que la inmunoterapia no sea una opción para estos pacientes que no lograron una respuesta positiva”, concluye el investigador.
Para llevar a cabo este proyecto, el investigador mallorquín espera poder contar con
aliados para poder ampliar la cohorte de pacientes: “Tenemos colaboraciones con diferentes grupos y centros hospitalarios de diferentes partes del mundo, pero queremos
contactar con más hospitales para ver si esta pauta de 17 genes es la misma en diferentes cohortes de pacientes para
predecir la resistencia a la inmunoterapia”.
"Queremos entender si estos genes son los responsables de que la inmunoterapia no sea una opción"
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Además, este proyecto incluye la utilización de modelos preclínicos de resistencia a inmunoterapia, tal y como explica Celià-Terrassa: “esta firma de 17 genes la logramos con datos clínicos de pacientes, pero también lo filtramos con
modelos preclínicos de laboratorio donde teníamos un perfil transcripcional de genes sobrerrepresentados en resistencia a inmunoterapia. Para acotar una lista más pequeña, hicimos la
combinación de datos clínicos y preclínicos y salieron los 17 genes. Este resultado lo validaremos en muestras clínicas y también haremos una
librería de edición génica con la
tecnología CRISPR para ver cuáles de los 17 genes contribuye funcionalmente de forma más potente a la resistencia de inmunoterapia en
ensayos preclínicos in vivo, en ratones”.
Los resultados, claves para posibles ensayos con humanos
A partir de aquí, los resultados que arroje el estudio en los próximos dos años serán vitales para decidir el rumbo del proyecto: “Una vez sepamos cuál de estos genes o qué combinación es la que promueve la resistencia, haremos ensayos preclínicos intentando
inhibir estas dianas con inmunoterapia. Después de finalizar este ensayo preclínico, dependiendo de los resultados nos plantearemos primero estudiar ratones y, después, la posibilidad de trasladar nuestros hallazgos a
ensayos clínicos”, confirma Celià-Terrassa.
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