La
quimioterapia inducida a pacientes pediátricos suele conllevar la aparición de náuseas y vómitos agudos y tardíos (
NVIQ). Ante esta situación, un grupo de especialistas del Programa de Directrices del Grupo de Oncología Pediátrica de Ontario (
POGO), entre los cuales se encuentran oncólogos y pediatras, han actualizado la
guía de práctica clínica de 2016 para proporcionar nuevas recomendaciones ante estas situaciones. Dos revisiones sistemáticas de ensayos controlados aleatorios en pacientes adultos y pediátricos informaron las recomendaciones.
En pacientes con
NVIQ intercurrentes, la
guía pediátrica para evitar náuseas y vómitos tras quimioterapia recomienda incrementar
agentes antieméticos a los que hayan recibido la terapia del siguiente nivel más alto de riesgo emetógeno. Se hace una recomendación similar para
escalar la terapia para prevenir las NVIQ refractarias en pacientes que no experimentaron un control completo de las NVIQ y están recibiendo quimioterapia emetógena mínima o baja. También se recomienda el
uso de agentes antieméticos que controlen las NVIQ de avance para la prevención de las NVIQ refractarias.
Para iniciar la reformulación de la guía, se creó un
panel interdisciplinario con experiencia en atención de apoyo y manejo de NVIQ en
pacientes pediátricos con cáncer. El panel incluía oncólogos, enfermeras practicantes, farmacéuticos, un psicólogo, un representante de pacientes y metodólogos de las guías.
El equipo llegó a revisar un total de
22 bases de datos en busca de información sobre cómo afrontar mejor el avance de las CINV. De los
cinco ensayos clínicos incluidos, uno se realizó en pacientes pediátricos. Todas evaluaron las
intervenciones antieméticas en pacientes que recibieron quimioterapia moderada (
MEC) o altamente emetógena (
HEC). La mayoría de los estudios (60 por ciento) evaluaron a pacientes que recibieron quimioterapia de varios días.
Análisis y comparación de fármacos
El ensayo clínico incluido y analizado por los investigadores evaluó la
olanzapina contra
metoclopramida para el t
ratamiento de las NVIQ intercurrentes en 80 pacientes de 5 a 17 años de edad que recibieron MEC o HEC de uno o varios días y profilaxis primaria con NVIQ. La olanzapina o la metoclopramida se iniciaron si un paciente
experimentó NVIQ interruptiva durante la fase aguda o tardía. Por otra parte, dos pacientes
suspendieron el tratamiento con olanzapina debido a eventos adversos: uno que era difícil de despertar y otro que tenía hiperglucemia que requería la administración de insulina. Ningún paciente del grupo de metoclopramida interrumpió el tratamiento debido a un evento adverso.
A la hora de poder implementar esta nueva guía clínica requerirá, según valoran sus autores, una consideración cuidadosa de las prácticas y recursos actuales de gestión de CINV a nivel organizacional y clínico individual. Se necesitarán
cambios en el sistema, como conjuntos de pedidos electrónicos actualizados, para ofrecer un tratamiento innovador de CINV consistente con CPG y prevención de CINV refractaria.
Conclusiones y lagunas de la investigación
La principal conclusión extraída de la investigación es que la
provisión de profilaxis con NVIQ compatible con GPC optimizará el control de las NVIQ de fase aguda y diferida. Sin embargo, algunos pacientes pediátricos experimentarán NVIQ refractarias y de avance. Las recomendaciones presentadas en esta guía ofrecen un enfoque basado en la evidencia para el
tratamiento del avance y la prevención de las NVIQ refractarias.
Pese a ello, persisten muchas
lagunas en la
comprensión del control de CINV innovador y refractario. Para optimizar el control de las NVIQ y la calidad de vida en pacientes pediátricos con cáncer, la investigación futura debe abordar las brechas de evidencia reveladas en el desarrollo de esta guía de práctica clínica.
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