Ingenieros biomédicos de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, han demostrado que las
células cancerosas metastásicas pueden reprogramar su
metabolismo para prosperar en nuevos órganos. Específicamente, la investigación muestra que las células que se originan en el
cáncer colorrectal cambian sus hábitos alimenticios para capitalizar los altos niveles de
fructosa que a menudo se encuentran en el
hígado.
El hallazgo, que se detalla en el último número de la revista
Cell Metabolism, ofrece información general y específica sobre nuevas formas de combatir el
cáncer metastásico. El cáncer se vuelve mucho más mortal una vez que se disemina a diferentes partes del cuerpo, sin embargo, los tratamientos no tienen en cuenta su ubicación.
Ciertos genes metabólicos se volvieron más activos en las metástasis hepáticas que en el tumor primario
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"Genéticamente hablando, el cáncer de colon es cáncer de colon sin importar a dónde vaya”, explica Xiling Shen, profesor asociado de Ingeniería Biomédica en Duke. “Pero eso no significa que no pueda responder a un nuevo entorno. Tuvimos el presentimiento de que tal respuesta podría no ser
genética, sino de naturaleza metabólica".
En el estudio, Shen y sus colegas hallaron que ciertos
genes metabólicos se volvieron más activos en las metástasis hepáticas que en el tumor primario original o metástasis pulmonares. Un grupo de genes metabólicos se destacó en particular, aquellos involucrados en el metabolismo de la fructosa.
Como niños en una tienda de caramelos
Esto sorprendió a los científicos porque muchas dietas occidentales son ricas en fructosa, que se encuentra en el jarabe de maíz y en todo tipo de alimentos procesados. "Cuando las células cancerosas llegan al hígado, son como un niño en una tienda de caramelos”, pone como ejemplo Shen. “Usan este
amplio y nuevo suministro de energía para crear bloques de construcción para cultivar más células cancerosas".
Para alimentarse de fructosa, las células cancerosas
necesitan producir más de una enzima que descompone la fructosa, llamada Aldob, un truco que pueden aprender rápidamente del hígado. Una vez que las células cancerosas descubren cómo reconectarse para absorber la fructosa, proliferan fuera de control y se vuelven imparables.
Evitar la fructosa al consumir alimentos naturales no procesados y medicamentos que bloqueen su metabolismo puede detener el crecimiento del cáncer
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Además de proporcionar una idea de cómo los cánceres prosperan después de hacer metástasis, este descubrimiento puede conducir a
nuevas terapias dirigidas específicamente a las células metastásicas. Por ejemplo, Shen dice que evitar la fructosa al consumir alimentos naturales no procesados y proporcionar medicamentos que bloqueen el metabolismo de la fructosa podría detener el crecimiento del cáncer que se ha diseminado al hígado desde otros órganos.
Y debido a que recientemente las compañías farmacéuticas han desarrollado nuevos medicamentos dirigidos al metabolismo de la fructosa para tratar enfermedades metabólicas, estos tratamientos cruzados pueden no estar muy lejos. "Los médicos generalmente pueden cortar el tumor primario –explica Shen–.
Lo que necesitamos es una forma de evitar que el cáncer crezca en nuevas ubicaciones, y entender cómo las células cancerosas se adaptan a su nuevo hogar puede agregar nuevas armas a nuestro arsenal".
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