La densidad de los pechos es el principal factor de riesgo para sufrir cáncer de mama, por encima de los antecedentes familiares o de tener hijos tarde. Esta es la conclusión de un estudio de los investigadores de la Universidad de California en San Francisco. Según su trabajo publicado en JAMA Oncology, las mujeres con senos densos tienen un riesgo "dos veces mayor" que aquellas mujeres que tienen más grasas que tejido glandular y conjuntivo.
Este descubrimiento supone un problema ya que el 60 por ciento de las mujeres más jóvenes y el 40 por ciento de las que ya han pasado la menopausia tienen los senos densos. Esta característica, hace que sea más difícil detectar los tumores en las mamografías. El equipo dirigido por Natalie Engmann destaca que el hecho de que sea un tumor tan común es porque hay muchas mujeres con mamas densas.
Comparación con otros factores
El estudio está basado en un análisis de más de 18.000 mujeres con neoplasias malignas de mama y 184.000 mujeres de la misma edad que no habían desarrollado la enfermedad. Los investigadores clasificaron la densidad mamaria en cuatro categorías: prácticamente grasas, principalmente grasas pero con tejido denso, moderadamente densas y predominantemente densas.
Una vez hecha la división y examinados otros factores de riesgo como el peso de la mujer o los antecedentes familiares, llegaron a la conclusión que el 39 por ciento de los casos de cáncer de mama antes de la menopausia y el 26 por ciento de los casos que se desarrollan después podrían prevenirse si las mujeres tuvieran un tejido más denso.
Por peso, el 23 por ciento de los tumores podrían prevenirse si las mujeres con sobrepeso u obesidad bajaran kilos. En cuanto a la historia familiar y el retraso en el parto, menos de un 10 por ciento de los casos estaba vinculado a uno de estos factores.
Mutaciones genéticas
Los investigadores advierten de las limitaciones del estudio porque no tuvieron en cuenta las mutaciones genéticas, que causan entre el 5 y el 10 por ciento de los casos de cáncer en Estados Unidos.
Christine Berg, investigadora del Instituto Nacional del Cáncer estadounidense, destaca que aunque las mujeres pueden hacer poco por reducir la densidad de sus pechos, este hallazgo puede servir para que en estos casos se tengan en cuenta otros cribados alternativos a las mamografías.
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